Fantasmas, ¨¦xitos y teatro off
Antonio Castro Jim¨¦nez es el autor del libro 'El teatro de Lara', que este a?o celebra su 135 aniversario.
Ahora el Teatro Lara es una peque?a delicia situada en una de las mejores zonas de la ciudad para menesteres culturales: la Corredera Baja de San Pablo, Malasa?a, donde convive con elementos decadentes que hacen so?ar con una falsa bohemia. Sin embargo, en 1880, a?o de su fundaci¨®n, el lugar no parec¨ªa tan propicio. ¡°Era una zona del centro de Madrid que, siendo muy popular, no gozaba de buena reputaci¨®n¡±, escribe Antonio Castro Jim¨¦nez, cronista de la villa, en el libro El teatro de Lara,que se present¨® recientemente mediante una visita teatralizada. La prensa no apostaba por este teatro perdido en ese amasijo de calles oscuras, pero aqu¨ª sigue, y este a?o celebra su 135 aniversario.
Lo fund¨® C¨¢ndido Lara, al que llamaban carnicero porque hab¨ªa ganado sus primeros dineros vendiendo filetes en el mercado de Ant¨®n Mart¨ªn. Reinaba Alfonso XII y a¨²n no exist¨ªa el metro, la luz el¨¦ctrica o la Gran V¨ªa. Carnicero se convirti¨® en prohombre: hizo fortuna como proveedor del ej¨¦rcito liberal durante la segunda guerra carlista y lleg¨® a senador. En las tablas del teatro, a las que se accede tras pasar sus tres famosos vest¨ªbulos de columnas de fundici¨®n, llegaron a estrenarse varias obras del Nobel Jacinto Benavente, como Los intereses creados, en 1907 (el p¨²blico, tras el estreno, llev¨® a hombros al dramaturgo hasta su casa), o El amor brujo, de Manuel de Falla, justo hace un siglo. Y por aqu¨ª todav¨ªa anda, seg¨²n la leyenda, Lola Membrives, la actriz cuyo fantasma algunos han o¨ªdo cantar.
El Lara ten¨ªa una nutrida cartelera durante sus primeras d¨¦cadas, con hasta 30 representaciones semanales. ¡°Aqu¨ª se ofrec¨ªa el precursor del actual microteatro, el ¡®teatro por horas¡¯, piezas cortas a precios reducidos para atraer al p¨²blico menos pudiente¡±, dice Castro. Estuvo en peligro de desaparecer antes de la Guerra Civil y tras su cierre en los ochenta, hasta reabrir en 1994. ?ltimamente el teatro goza de buena salud y no est¨¢ menos concurrido que en sus inicios: se representan a la semana del orden de 25 funciones.
Durante los ¨²ltimos 10 a?os ha estado a los mandos Antonio Fuentes, que lleg¨® de trabajar en grandes multinacionales. Una experiencia, la de la empresa, no tan com¨²n en el mundo de la cultura y que dice le ayud¨® mucho: ¡°Un teatro es una empresa con muy peque?os m¨¢rgenes de beneficio. Tambi¨¦n te da satisfacciones cuando llenas las salas y ves disfrutar a la gente¡±.
Entre sus ¨²ltimas innovaciones, adem¨¢s del abono mensual de 20 euros para cinco funciones, estuvo el abrir el vetusto teatro a la creaci¨®n m¨¢s contempor¨¢nea, creando la Sala Off, primero en su hall y ahora en el s¨®tano, que se abre a representaciones de peque?as compa?¨ªas de la vigorosa escena alternativa. Parte del actual prestigio de un director y dramaturgo como Miguel del Arco parti¨® de este hall, donde estren¨® en 2010 La funci¨®n por hacer, basada en Pirandello. A¨²n as¨ª lo que de verdad da dinero son los grandes cl¨¢sicos contempor¨¢neos, de corte m¨¢s comercial, como La Llamada o Burundanga, que llenan y llenan butacas. ¡°Digamos que con una cosa se subvenciona a la otra¡±, dice el director. Y aunque muchos teatros de su ¨¦poca hayan desaparecido, o hayan tenido que cambiar su nombre por una fr¨ªa marca comercial, la bombonera de don C¨¢ndido, como la llamaban, sigue ah¨ª.
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