El rechazo de la CUP a Mas aleja la independencia
El portazo a Mas abre la puerta a que los anticapitalistas busquen alianzas por la izquierda con la confluencia catalana de Podemos y su apuesta por el refer¨¦ndum
Los destinos de Artur Mas y la CUP quedaron unidos con el abrazo que el presidente de la Generalitat dio al diputado anticapitalista David Fern¨¤ndez al t¨¦rmino de la consulta independentista del 9-N de 2014. El abrazo simboliz¨® la comuni¨®n de dos mundos que hasta entonces hab¨ªan peleado como perfectos enemigos. El portazo a Mas abre la puerta a que la CUP busque alianzas por la izquierda con la confluencia catalana de Podemos y su apuesta por el refer¨¦ndum.
La izquierda independentista radical se convirti¨® en indispensable para el nacionalismo conservador de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica en el momento en que, con la organizaci¨®n de la consulta en el aire por la decisi¨®n del Tribunal Constitucional, Mas decidi¨® mantener la votaci¨®n. Esquerra Republicana y su l¨ªder, Oriol Junqueras, no vieron bien la apuesta del l¨ªder convergente porque prefer¨ªan unas elecciones anticipadas que, cre¨ªan, estaban en disposici¨®n de ganar. Por esto se distanciaron del pseudorefer¨¦ndum. La CUP, en cambio, opt¨® por dar su apoyo a Mas en un momento trascendental. Lo hicieron, no tanto por su cercan¨ªa ideol¨®gica, como por el punto de desobediencia civil que implicaba poner las urnas con todas las instituciones en contra.
Mas jug¨® entonces con gran habilidad la carta de la CUP. Aprovech¨® su apoyo para forzar a Esquerra Republicana no solo a acabar empujando la consulta, sino tambi¨¦n para terminar apoyando su d¨¦bil mayor¨ªa parlamentaria durante m¨¢s de un a?o.
La estrategia de Converg¨¨ncia con la CUP se ha ido repitiendo los ¨²ltimos 14 meses. Cada vez que Esquerra Republicana dudaba sobre apoyar al l¨ªder convergente, este recurr¨ªa a la CUP para ensalzarla y reforzarla como opci¨®n electoral para los independentistas de izquierdas. Con ello crey¨® estar desactivando la amenaza que ERC supon¨ªa para Converg¨¨ncia.
En el partido de Artur Mas, algunos dirigentes admiten en privado que el principal error fue, precisamente, convertir a la CUP en un partido ¡°votable¡± para independentistas de centro izquierda. ¡°Muchos creyeron que si Mas pod¨ªa abrazarse con David Fern¨¤ndez es que la CUP no era algo tan terrible¡±, explicaba la semana pasada un diputado convergente. Seg¨²n estos sectores el error continu¨® al hacer creer que toda la CUP era equiparable a David Fern¨¤ndez, representante del sector pactista.
El nacionalismo vio en aquel momento a la CUP como el reservorio de voto independentista ideal para aquellos votantes de izquierdas que, siendo independentistas, no pod¨ªan votar a Junts pel S¨ª ya fuera por los casos de corrupci¨®n de Converg¨¨ncia o por sus rasgos neoliberales. Cuando ERC y Converg¨¨ncia aceptaron ir juntos a las elecciones, Mas defendi¨® p¨²blicamente el node la CUP a incorporarse a Junts pel S¨ª. Asegur¨® que, pese a esta negativa, los anticapitalistas acabar¨ªan sum¨¢ndose al proyecto independentista despu¨¦s de las elecciones.
El mensaje que recibi¨® pues el electorado independentista es que daba lo mismo votar a Junts pel S¨ª o la CUP porque, al final, acabar¨ªan sumando fuerzas. 333.000 catalanes acabaron votando a un partido antieurope¨ªsta, anticapitalista y partidario de salir del euro. Las entidades independentistas como la Asamblea Nacional Catalana y ?mnium Cultural contribuyeron a crear este imaginario. La ANC pidi¨® ayer mismo disculpas por este ¡°error¡±.
Las primeras se?ales de alarma llegaron ya en la campa?a del 27-S. La CUP anunci¨® d¨ªas antes de las elecciones que bajo ning¨²n concepto investir¨ªa a Artur Mas. La ¨²nica opci¨®n para gobernar sin problemas, y avanzar en el plan independentista, era pues que Junts pel S¨ª consiguiera mayor¨ªa absoluta. Los votantes se la negaron al darles solamente 62 de los 68 diputados necesarios. La CUP se convert¨ªa pues en el salvavidas necesario para Mas.
Los ¨²ltimos tres meses han sido de infarto tanto para Junts pel S¨ª como para la CUP. Ha habido dos votaciones de investidura, de las que Mas ha salido debilitado y sin presidencia.
Cesiones
En estos meses Junts pel S¨ª ha intentado convencer a los anticapitalistas ofreciendo dos cosas que se han demostrado insuficientes. Por una parte aceptaron llevar al Parlament la declaraci¨®n de ruptura con Espa?a que, haciendo suyo un lenguaje muy pr¨®ximo al de la CUP, apostaba por la independencia unilateral, la desobediencia de las leyes espa?olas y la invalidaci¨®n de cualquier sentencia del Tribunal Constitucional, instituci¨®n a la que ven como ¡°deslegitimada¡±.
La segunda gran cesi¨®n a la CUP fue elaborar un plan de choque social que, aparentemente, deb¨ªa acabar con los desahucios, la pobreza energ¨¦tica, las listas de espera en la sanidad p¨²blica y ten¨ªa que dejar en suspenso el macrocomplejo de casinos BCN World. Todo ello con apenas 270 millones de euros. El plan convenci¨® a un sector de la CUP hasta dejar a la formaci¨®n al borde de la escisi¨®n. El otro sector, sin embargo, no se lo crey¨®.
Al t¨¦rmino de estas negociaciones, y ya en tiempo de descuento, Mas avis¨® a la CUP la semana pasada: ¡°Tienen fuerza para obligar a convocar elecciones, pero no para cambiar a un presidente de la Generalitat¡±. Lo primero ya lo han logrado con su decisi¨®n de ayer. Lo segundo depender¨¢ de la fortaleza de Esquerra Republicana pero tambi¨¦n de la capacidad de movilizaci¨®n de la confluencia catalana de Podemos, que apuesta por sacar a Catalu?a del atolladero mediante un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. La CUP ya ha hecho los primeros gestos hacia este sector y, especialmente, hacia su m¨¢ximo l¨ªder, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau.
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