Cabalgata con reina maga
Colau muerde protagonismo en un desfile que quiso escapar de los roles de g¨¦nero
El Ayuntamiento de Barcelona decidi¨® no entrar en el berenjenal de escoger un Baltasar encarnado por una mujer, como ocurri¨® por ejemplo en Madrid en dos cabalgatas de barrio. Pero la capital catalana s¨ª tuvo ayer su propia reina maga. La alcaldesa Ada Colau logr¨® robarle un poco de protagonismo a los tres personajes venidos de Oriente en una cabalgata en la que el mensaje central busc¨® escapar de los t¨®picos de g¨¦nero tradicionales, como el que marca que los ni?os visten de azul y las ni?as de rosa.
¡°No hay juguetes de ni?o o de ni?a. Los Reyes podemos llevar cocinitas a los ni?os y regalar a las ni?as coches o trenes¡±, asegur¨® en su discurso un rey Melchor que este a?o hablaba un catal¨¢n con deje argentino e incluso hab¨ªa quien le ve¨ªa un parecido con el primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello. Ese mensaje, que ped¨ªa romper con los clich¨¦s de g¨¦nero, fue el hilo conductor de la cabalgata.
Colau, que debutaba este a?o en la celebraci¨®n, recibi¨® a los Reyes en el Moll de la Fusta, a las cuatro y media de la tarde. La comitiva real la completaba un Gaspar con aires que recordaban el actor Eduard Fern¨¢ndez mientras que Severino Baita Losoha, el guineano que lleva d¨¦cadas haciendo del rey africano, repiti¨® llevando la mirra. Tambi¨¦n fue anfitri¨®n el presidente del Puerto de Barcelona, Sixte Cambra.
¡°S¨¦ que uno de los deseos que m¨¢s se ha pedido en las cartas es que no haya m¨¢s bombas, que no haya m¨¢s pistolas, que no haya m¨¢s guerras, que ning¨²n ni?o o ni?a tenga que marcharse nunca de su casa, de su ciudad, de su pa¨ªs¡±, asegur¨® Colau en su discurso. ¡°Sabemos que estos son deseos muy grandes para sus majestades, pero nosotros estamos aqu¨ª para ayudar a cumplirlos¡±, remat¨® la alcaldesa, en una referencia a la iniciativa municipal de acogida de refugiados procedentes de conflictos como el sirio.
Antes de la cabalgata, Colau y los tres reyes magos recorrieron el Moll de la Fusta, recogiendo las cartas de los ni?os y dej¨¢ndose fotografiar por grandes y chicos. Los m¨¢s peque?os se quedaban boquiabiertos con los trajes de colores. Unos m¨¢s grandes, como sus padres, prefer¨ªan inmortalizar el momento a punta de selfie. La alcaldesa reparti¨® besos y recibi¨® alguna carta que ?entreg¨® r¨¢pidamente a los pajes. Oficiosamente, Colau hizo de reina maga, la cuarta, de la que hablaban los evangelios ap¨®crifos.
Al grito de ¡°Baltasar, lo, lo, lo¡±, un grupo de j¨®venes esperaba con ansia la llegada del rey negro. La pancarta ¡°Club de fans del rey Baltasar¡± los hac¨ªa sobresalir entre la multitud. ¡°Es el mejor¡±, dijo una ni?a. ¡°Es el que m¨¢s nos trae juguetes¡±, apostill¨® otra. ¡°Es el que tiene el camello m¨¢s grande¡±, remat¨® un chico. Los padres, m¨¢s animados que sus hijos, soltaron la carcajada.
La cabalgata, que sali¨® de la Ciutadella y lleg¨® a Maria Cristina tras recorrer un total de cinco kil¨®metros, comenz¨® a las seis de la tarde como es habitual. El gui¨®n del espect¨¢culo fue del escritor catal¨¢n David Cirici y ejecutado por los actores de la compa?¨ªa Obsken¨¦.
El caballo de Barcelona, s¨ªmbolo de la ciudad en la pasada Beijing Design Week, fue uno de los nuevos elementos en el desfile, que ten¨ªa las calles a reventar de ni?os, padres, escaleras y pap¨¢s que hac¨ªan de escalera, con sus hijos acomodados en sus hombros. El equino fue uno de los objetos que tuvieron una segunda vida en el desfile junto con la carroza que representaba el servicio postal.
Un gran grupo de hinchables que simulaban gaviotas blancas abri¨® el desfile, cerrado por unas carrozas que arrojaron m¨¢s de 4,6 millones de caramelos a los entregados espectadores que se apretujaban en las calles del centro. Las m¨²sicas orientales, las nanas para dormir temprano y los funambulistas arrancaban los aplausos de los peque?os y los grandes. La carroza de Baltasar tampoco fue la excepci¨®n: un grupo de bongeros con sus tambores y rastas se encargaron de poner el ritmo en el ¨²ltimo tramo del desfile. Algunos llevando los colores rastafari (verde, amarillo y rojo) o hasta la bandera de Jamaica. Re?¨ªan con el gui¨®n navide?o, pero no pasa nada. Al final, es una noche m¨¢gica.
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