Carles Puigdemont omite al Rey y a la Constituci¨®n en su estreno

Carles Puigdemont tom¨® ayer posesi¨®n como nuevo presidente de la Generalitat convirti¨¦ndose en el primer mandatario catal¨¢n que no promete fidelidad ni al Rey ni a la Constituci¨®n. La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, se salt¨® la habitual f¨®rmula protocolaria de promesa del cargo para para que Puigdemont solo se refiriera a "la voluntad del pueblo de Catalu?a, representada en el Parlament". No fue el ¨²nico desplante a Felipe VI en el acto que confirma el profundo desencuentro entre el Estado y la Generalitat por el independentismo, que empez¨® con Artur Mas y contin¨²a con Puigdemont.

Las consecuencias legales de omitir el Rey y la Constituci¨®n son, por ahora, una inc¨®gnita. La Abogac¨ªa del Estado lo estudiar¨¢, informa Javier Casqueiro. Fuentes del Gobierno han asegurado a EL PA?S que el mi¨¦rcoles analizar¨¢n las palabras de Puigdemont, la legislaci¨®n y la jurisprudencia existente para determinar si tiene alguna relevancia penal.

La f¨®rmula choca con lo que establece el Real Decreto 707/1979, que regula el juramento en cargos y funciones p¨²blicas. Esta norma subraya que la promesa debe "cumplir fielmente las obligaciones del cargo con lealtad al Rey y de guardar y hacer guardar la Constituci¨®n como norma fundamental del Estado". Sin embargo, el incumplimiento de la f¨®rmula que establece el decreto no ha tenido consecuencias en otros casos similares. El Tribunal Constitucional ampar¨® en 1990 a los diputados de Herri Batasuna que huyeron de ese formalismo al tomar posesi¨®n en el Congreso.

Puigdemont asume el cargo para superar un Estado que ¡°ahoga¡±

Legal o no, el desplante de Puigdemont es una muestra m¨¢s de la batalla de gestos que viven la Generalitat y el Estado, especialmente aguda desde la investidura del presidente. A la voluntad rupturista del Parlament respondi¨® Felipe VI rehuyendo la habitual audiencia a su presidenta tras la investidura. Ayer, como en 2012, el retrato del Rey estaba tapado por una cortina.

El discurso y los gestos de Puigdemont marcan un camino que complica enormemente cualquier acercamiento institucional. Ello qued¨® corroborado con el gesto serio y grave de los representantes del Gobierno presentes en la sala, encabezados por el ministro Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz y la delegada, Mar¨ªa de los Llanos de Luna.

Pese al desplante de ayer, cuando la ley lo ha requerido, Puigdemont s¨ª ha prometido respetar la Constituci¨®n, incluso por escrito, como cuando hace pocas semanas asumi¨® el acta de diputado. En su discurso ya como presidente defendi¨® la f¨®rmula usada. Asegur¨® que explicitaba la fidelidad a la C¨¢mara y a los catalanes para argumentar su legitimidad para el cargo: "El Parlamento escoge al presidente y el pueblo escoge el Parlamento, un c¨ªrculo virtuoso de legitimidad democr¨¢tica". Una manera de justificar su inesperado nombramiento tras el paso atr¨¢s de Artur Mas.

En sus breves palabras, el l¨ªder catal¨¢n dej¨® claro que el objetivo de su Gobierno es la independencia. El presidente justific¨® la secesi¨®n para separarse de un Estado que "humilla y ahoga financieramente" a Catalu?a. Y a?adi¨®: "Estamos desatendidos por las instituciones del Estado, estamos menospreciados". Frente a esta situaci¨®n, ha prometido una vida mejor a los catalanes con la independencia: "Las esperanzas de la gente son mejores condiciones de vida y trabajo, los derechos b¨¢sicos garantizados, sus servicios p¨²blicos, la calidad del medioambiente. Todo esto no ser¨¢ posible si no tenemos las herramientas que nos lo permita hacer". Consciente que los independentistas no alcanzaron la mayor¨ªa en votos el pasado 27 de septiembre, Puigdemont llam¨® a ampliar el n¨²mero de secesionistas: "Nos tenemos que explicar m¨¢s, nos tenemos que explicar mejor, y tenemos que implicar a m¨¢s gente".

El presidente tendr¨¢ sobre la mesa la declaraci¨®n de ruptura que aprob¨® el Parlament, que le insta a empezar el camino a la secesi¨®n con la redacci¨®n de tres leyes en un mes: la del proceso constituyente, la de la seguridad social y la de la hacienda catalana. Aunque pretende aplicar este texto, suspendido por el Constitucional, El presidente asegur¨® que "garantizar¨¢ la solvencia jur¨ªdica" de sus decisiones.