Mirando al futuro con sosiego
Editar nuevo material fue lo que dio al concierto de Sopa de Cabra en el Liceo una trascendencia singular
Fue lo que ten¨ªa que ser: un reencuentro emocional. Es cierto que Sopa de Cabra ya hab¨ªa actuado tras su separaci¨®n a comienzos de la d¨¦cada anterior, pero editar nuevo material fue lo que dio a su concierto en el Liceo de Barcelona del pasado domingo una trascendencia singular. Sopa de Cabra est¨¢n aqu¨ª de nuevo porque creen que a¨²n son capaces de crear nuevos himnos, canciones que, como las que escribieron en los noventa, sirvan de banda sonora principalmente para una generaci¨®n, la suya.
A tenor de ello, todo en el Liceo tuvo el marchamo de noche especial, desde el propio ¨¢mbito, aunque la verdad es discutible la aportaci¨®n como entorno del coliseo barcelon¨¦s al rock, a no ser las muestras de complejo de inferioridad de muchos de sus ejecutantes, a c¨®mo se vivi¨® la velada, pasando por el repertorio escogido por la banda, con el nuevo disco sonando completo y acabando con c¨®mo ¨¦sta decidi¨® darse un homenaje mediante 26 composiciones. Ya no se puede negar: Sopa de Cabra est¨¢n de nuevo aqu¨ª con la clara intenci¨®n de quedarse.
CERCLES
Sopa de Cabra
Suite Festival
Gran Teatro del Liceo
Domingo, 17 de enero de 2016
?Novedades? En realidad, menos de las que parece. Y, es m¨¢s, tampoco tiene por qu¨¦ haberlas. La dictadura de la novedad es eso, una dictadura insoportable como todas las dem¨¢s. Ya en su ¨²ltima etapa, el grupo de Girona atemper¨® su ¨ªmpetu y se acerc¨® a eso que se llama sonido adulto, una palabra equ¨ªvoca y prejuiciosa que s¨®lo sirve para decir con menos letras que mandan la balada y el medio tiempo. Temas como Camins ya abr¨ªan esta v¨ªa, tambi¨¦n sugerida por Hores bruixes pese a su pellizco r¨ªtmico. El nuevo disco, Cercles no es sino la profundizaci¨®n en esa l¨ªnea propia de artistas que por lo que sea no se ven dando saltos. Bien, Gerard Quintana lo hizo en el Liceo, pero se deb¨ªa a su felicidad, quiz¨¢s de nuevo contento y seguro como hac¨ªa tiempo no se le percib¨ªa. Por lo tanto, eran los Sopa de Cabra que acarician en lugar de ara?ar, incluso con las tomas que hacen de sus cl¨¢sicos juveniles.
Y aqu¨ª entra el efecto Liceo. El p¨²blico, exceptuando el participativo gallinero, siempre refugio de las esencias, apenas se puso en pie, dejando esta conducta para los bises. ?Se debi¨® al estiramiento formal que inocula el recinto? ?Fue porque nadie quiere reconocer que el tiempo nos hace mayores, cuarentones y cincuentones en lugar de veintea?eros y treinta?eros ¡ªperc¨ªbase la diferencia de sufijos¡ª y los sentimientos ya van m¨¢s para adentro que hacia la expansi¨®n? ?Ser¨¢ que los hab¨ªa en busca de la misma efervescencia que sintieron en los noventa sin saber que s¨®lo ya casi nada, excepto conmoci¨®n posttraumatismo craneal, drogas y amante 20 a?os m¨¢s joven, pueden, fugazmente, devolverla? Fue extra?o, porque el respetable se lo pas¨® en grande pero, con perd¨®n, no movi¨® el culo.
Todos contentos
Sopa de Cabra tuvieron mucho que ver en la diversi¨®n que se respir¨® en el coliseo. Cierto que el sonido fue bueno aunque susceptible de ser mejorado, cierto tambi¨¦n que se aconseja que un concierto no colme las ansias del respetable dej¨¢ndole con ganas de m¨¢s, algo que no ocurri¨® el domingo, pero la banda son¨® compacta, la revisi¨®n del repertorio en clave m¨¢s contenida funcion¨® y a los Sopa de Cabra originales se les vio de verdad contentos, todo y que cada uno lo manifest¨® a su modo. Todo fue bien. Ahora este repertorio ha de girar y llegado el verano se medir¨¢ con el aire libre y las ganas de fiesta. Ese ser¨¢ el segundo Rubic¨®n que Sopa de Cabra habr¨¢ de cruzar en su retorno como banda con presente y futuro, ese verano de jolgorio que les hizo grandes.
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