El Palacio Real, el m¨¢s visitado
La mansi¨®n regia recibi¨® 1.329.282 visitantes en 2015, un 11% m¨¢s que el a?o anterior
El Palacio Real de Madrid es considerado como la mansi¨®n regia que goza del enclave urbano m¨¢s prominente de Europa. Entre los jardines de Sabatini, el Campo del Moro y la plaza de Oriente, se yergue en la escarpada cornisa geol¨®gica que, sobre el r¨ªo Manzanares, define la l¨ªnea del paisaje hacia Poniente, de la dehesa de la Villa a la Puerta de Toledo. Su singularidad tect¨®nica, art¨ªstica y ornamental le hizo batir en 2015 su r¨¦cord de visitantes, en su mayor parte turistas. Hasta 1.329.282 personas han recorrido sus estancias abiertas todo el a?o al p¨²blico (salvo en d¨ªas de audiencias y actos oficiales). La cifra de asistentes supera en un 11% la de 2014.
El palacio es de estilo clasicista barroco, inspirado en parte en el mejor Bernini. Fue inicialmente ideado por el arquitecto italiano Filipo Juvarra y culminado por su compatriota Juan Bautista Sachetti y por el madrile?o Ventura Rodr¨ªguez entre 1738 y 1755.
Lo erigieron a instancias de Felipe V de Borb¨®n y de su hijo Fernando VI, cuyas estatuas figuran, con las de sus esposas y las de los reyes ind¨ªgenas americanos Moctezuma y Atahualpa, en la fachada principal. Orientado al Sur, este p¨¦treo retablo se ve jalonado por columnas adosadas y pilastras de orden gigante, rematadas por un ¨¢tico de pin¨¢culos de caliza y un enorme reloj.
Miles de alba?iles, canteros, artesanos y carpinteros de toda Espa?a lo construyeron sobre el espacio que ocupara el Alc¨¢zar de los Austrias, que ardi¨® violentamente durante siete d¨ªas a partir del 24 de diciembre de 1734. Once a?os durar¨ªa su ornamentaci¨®n. Fue ocupado por Carlos III en 1764. Hoy se destina a actos representativos estatales. Los embajadores acreditados en Madrid acuden en carrozas guiadas por palafreneros a entregar sus cartas credenciales al Rey. Una vez al mes se despliega en su per¨ªmetro un vistoso relevo de la Guardia.
Dos grandes exposiciones han ejercido atracci¨®n a?adida. Una, ya clausurada, dedicada al retrato ¨¢ulico, desde la tabla tardo-medieval donde se representaba a Isabel I de Castilla, atribuido a Juan de Flandes, hasta el lienzo de la Familia Real, encabezada por Juan Carlos I, del hiperrealista de Antonio L¨®pez. La otra muestra exhibe hasta el 28 de febrero la colecci¨®n de pintura contempor¨¢nea de Patrimonio Nacional.
La suntuosidad de las salas palaciegas cobra su m¨¢ximo esplendor en el Sal¨®n del Trono, donde Felipe VI se dirigi¨® a los espa?oles el 24 de diciembre. La magna estancia fue sometida a una reforma que sustituy¨® su a?eja iluminaci¨®n por otra de leds, como las dem¨¢s salas palaciegas, muchas de ellas dispuestas en profunda enfilada. B¨®vedas al fresco pintadas por Ti¨¨polo y Guiaquinto; lienzos de maestros europeos, de Lucas Jord¨¢n a Ant¨®n Rafael Mengs y Francisco de Goya; l¨¢mparas de lagrimones cristalinos; cortinajes de ricas sedas; bru?idos muebles de maderas nobles; esponjosas alfombras de la Real F¨¢brica de Tapices y escaleras de tempo majestuoso gratifican al visitante con una bocanada de confort y buen gusto. Colecciones inigualadas, como las que muestra la Real Armer¨ªa, no encuentran lejano parang¨®n europeo m¨¢s que en Viena, sede tambi¨¦n de dinast¨ªas Austrias. Todo en el Palacio Real de Madrid permite evocar la costosa y magnificente imagen de poder de la cual la Corona de Espa?a quiso dotarse para ornamentar tres siglos de Historia.
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