(Des) cubrir los sentidos
Un documental presentado en el Comit¨¦ Econ¨®mico y Social en Bruselas narra el peregrinaje en bicicletas especiales, desde C¨®rdoba hasta Galicia, de un joven con par¨¢lisis cerebral y un hombre ciego, sordo y mudo
El joven Antonio Luque, de 17 a?os, empieza el d¨ªa con nueve abdominales y una carcajada. Su padre, Javier, le ayuda tirando de sus brazos pues padece una par¨¢lisis cerebral desde que tiene dos a?os, cuando sufri¨® una grave meningitis, que le hizo perder toda su autonom¨ªa. Mientras tanto Gerardo, de 38, se viste en la habitaci¨®n de al lado y, aunque es ciego, sordo y mudo, se percata de todo: ¡°Hay un agujerito aqu¨ª. Habr¨¢ que coserlo¡±, dice con su peculiar lenguaje mientras palpa sus mallas de ciclista. Ambos comparten una misma ilusi¨®n: hacer el Camino de Santiago, momento en el que Antonio siente y Gerardo habla, oye y ve.
¡°Ver la sensaci¨®n de velocidad en su cara es precioso. Se nota que es feliz¡±, explica Javier Luque, padre de Antonio, justo antes de presentar el documental de la productora La Maleta (El desorden de los sentidos) en el Comit¨¦ de Econ¨®mico y Social en Bruselas el mes pasado para sensibilizar sobre las dificultades cotidianas de las personas con discapacidad. Ambos peregrinan kil¨®metros y kil¨®metros (desde C¨®rdoba ¨Cde donde es Antonio¡ªhasta Galicia, lugar natural de Gerardo) en unas bicicletas especiales (duets) pedaleadas por sus gu¨ªas. ¡°Todo es autofinanciado. Forma parte tambi¨¦n de nuestras vidas y de pasar tiempo en familia¡±, explica Javier.
Antonio no pudo viajar a la capital comunitaria por una enfermedad que le retuvo en cama a principios de diciembre pero Gerardo, en silla de ruedas por una paulatina p¨¦rdida de equilibrio y acompa?ado por Javier Pitillas, su inseparable amigo y entrenador, s¨ª lo hizo tras meterse en un avi¨®n por primera vez. ¡°No dejaba de re¨ªr de los nervios. Su manera de vivirlo y sentir la altitud era tocando las paredes y la ventanilla¡±, explica Pitillas. ¡°?l sabe muy bien lo que tiene, pero no se amarga¡±, sostiene.
¡°Gerardo y Antonio se compenetraban muy bien¡±, explica Alejandro Gonz¨¢lez, director del documental de una hora, ¡°porque transmiten las sensaciones elementales pero de manera muy diferente¡±. Gerardo es un ¡°bromista¡±, como lo define su amigo y entrenador. Aunque sea sordomudo y ciego, resulta evidente a cualquiera que habla por los codos. Pero, ?c¨®mo? El olfato y el tacto son los dos ¨²nicos sentidos que Gerardo tiene intactos. El primero lo utiliza para identificar a alguien y el segundo es lo que le abre la puerta a un verdadero intercambio. Pitillas y Gerardo charlan y hasta bromean a trav¨¦s de golpes y movimientos de sus manos entrelazadas. ¡°No se calla¡±, explica sonriente el entrenador al m¨¢s de centenar de personas que asistieron a la presentaci¨®n del documental.
Gerardo, que es gallego hasta en sus bromas, comenz¨® el proyecto del (dis)camino en 2009. Le gustaba el atletismo y la naturaleza, explica su entrenador y en 2012 se les sum¨® Antonio y su familia. Los 800 kil¨®metros que recorrieron en 15 d¨ªas hace tres a?os ¡°estaban llenos de carcajadas¡±, explica el padre de Antonio. Ahora ya son m¨¢s de 30 las personas con discapacidad que han encontrado en este camino la manera de conectar con los dem¨¢s y de dejarse emocionar por unos sentidos que no sab¨ªan que ten¨ªan. Este a?o, el equipo del discamino ¨Cque vende kil¨®metros y visitas a monumentos a modo de crowdfunding con el que llevan recaudados 3.500 euros¡ªpedalear¨¢ por seis caminos hacia Santiago. Con ese dinero el equipo se ha podido comprar otra bici especial. Adem¨¢s, recientemente firmaron un concierto con Povisa (un hospital vigu¨¦s) por 6.000 euros que ir¨¢n destinados a adquirir otros triciclos y equipaci¨®n especial.
Una de las escenas que m¨¢s conmueven de la cinta es cuando ambos peregrinos se relajan sobre el c¨¦sped bajo un crucero ¨Cmonumento t¨ªpico de Galicia para se?alar el cruce de caminos en el campo-- en una de las etapas hasta llegar a la capital gallega. ¡°En la carita¡±, le susurra Gerardo a Antonio mientras le acaricia con una piedra de superficie lisa. ¡°En la espalda, en la cabeza para relajar los nervios¡±, contin¨²a a un Antonio apacible y tranquilo tal y como muestra su mirada, aun infantil, a trav¨¦s de unos enormes ojos color miel.
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