El otro ¡®Otello¡¯ s¨ª que es bueno

Cuando fue barrido de los escenarios por la potent¨ªsima versi¨®n de Verdi, el otro Otello oper¨ªstico, el de Rossini, setenta a?os anterior, pas¨® a ser una antigualla y cay¨® en el olvido.

Tanto fue el olvido que, aunque hoy ya existen diversas versiones discogr¨¢ficas, se repone ocasionalmente en bastantes escenarios y ya cabe hablar de ¨¦l como de una obra parcialmente recuperada, en el Liceo la versi¨®n rossiniana del gran drama de celos de Shakespeare llevaba 139 a?os sin aparecer por el escenario y ahora s¨®lo lo ha podido hacer como pariente pobre, en versi¨®n de concierto, intercalado entre las representaciones escenificadas de su hist¨®rico rival y causante de su olvido, el Otello de Verdi.

Si dram¨¢ticamente el Otello de Rossini no posee la fuerza ni la concentraci¨®n del de Verdi y se aleja mucho, y no para bien, del original de Shakespeare, musicalmente la obra es de primer¨ªsima categor¨ªa, exigente y con n¨²meros, individuales y colectivos, que forman parte de lo mejor del compositor de Pesaro.

Afectado tambi¨¦n por las cancelaciones, la plaga que diezma los repartos del Liceo esta temporada, el Otello de Rossini fue de menos a m¨¢s y acab¨® en ¨¦xito redondo, en contraste con la justificada frialdad con que fue recibido hace pocos d¨ªas el pobre estreno del de Verdi.

El inici¨® fue incierto, tirando a flojo. Christopher Franklin, debutante en la plaza, evidenci¨® desde la obertura que no es un director rossiniano, la orquesta sonaba demasiado y su sonido no ten¨ªa la fluidez, la transparencia, la ligereza que requiere el elaborado canto que debe acompa?ar. El primer coro, exclusivamente masculino, tampoco fue bien y qued¨® grit¨®n. Gregory Kunde, el ¨²nico tenor de primera fila que es capaz de cantar el papel protagonista de los dos Otello -como acredit¨® este verano en el Festival de Peralada- en su primera intervenci¨®n, un aria terror¨ªfica plagada de dificultades, a¨²n no estaba en voz y pas¨® algo apurado por las coloraturas.

A partir de ah¨ª todo fue mejorando, mediado el primer acto, Kunde estaba plet¨®rico, entregado, con agudos f¨¢ciles y brillantes que seduc¨ªan y permit¨ªan pasar por alto algunas objeciones de estilo.

Quienes s¨ª estuvieron perfectamente en estilo y en voz desde el principio fueron los tenores Dmitry Korchak (que sustitu¨ªa a Lawrence Brownlee) en el papel de Rodrigo y que acab¨® siendo el gran triunfador de la noche y Yijie Shi en el papel de Iago.

Jessica Pratt (en sustituci¨®n de Julia Lezhneva) debutante en el teatro, incorpor¨® el papel de Desd¨¦mona, ella tambi¨¦n empez¨® algo insegura pero se afianz¨® y acab¨® convenciendo casi plenamente en un personaje que requiere idealmente una voz con m¨¢s peso en el centro que la suya.

Bien la mezzosoprano Lidia Vinyes-Curtis (en sustituci¨®n de Jos¨¨ Maria Lo Monaco) en el papel de Emilia y muy bien Mirco Palazzi en el papel de Elmiro, padre de Desdemona. Bien el resto de personajes secundarios y bien el coro cuando finalmente se incorporaron a ¨¦l las mujeres. Al final, hasta la orquesta sonaba mejor.