Partidos pol¨ªticos en dique seco
Nadie es capaz de asegurar que exista un espacio de catalanismo, de centro y autonomista, que pueda aliviar la orfandad electoral de la sociedad catalana
El tiempo y la biolog¨ªa pol¨ªtica pronto incidir¨¢n en los partidos pol¨ªticos que podemos considerar de nueva planta y que por ahora se mantienen menos afectados por la decrepitud. Incluso as¨ª, en la tierra de nadie entre la vieja y la nueva pol¨ªtica ya se detectan los contagios dif¨ªcilmente atajables de una descomposici¨®n que erosiona directamente la vida institucional y tiene el ambiguo m¨¦rito de mezclar los populismos reactivados con las inercias del bipartidismo, del mismo modo que ha de ser muy dif¨ªcil revitalizar los viejos partidos a partir de un n¨²cleo que se estuviese desintegrando.
El caso de Converg¨¨ncia es paradigm¨¢tico. El primer lugar, se reencarna en la alianza electoral de Junts pel S¨ª, acepta ser maniatada por la CUP, retira de la carrera por el poder a Artur Mas y cede el puesto a un Carles Puigdemont que cuenta con el benepl¨¢cito condicional de ERC y la CUP, por su nutrido pedigr¨ª de activismo secesionista. Llega entonces para Converg¨¨ncia una segunda fase que consiste en encargar a Artur Mas la misi¨®n de refundar la Casa Gran del catalanismo, a partir de sus sucesivas derrotas electorales, con las sedes embargadas, una deuda sideral y el padre fundador en el juzgado. Cuando a un almirante se le hunde la flota lo l¨®gico es relevarlo. Mientras tanto, los exsocios de Uni¨® pugnan dificultosamente por un lugar bajo el sol, Puigdemont gobierna un d¨ªa s¨ª y otro tampoco, el legado pujolista a?ade lastre y lo que fuera la capacidad de influencia de Converg¨¨ncia en el Congreso de los Diputados est¨¢ bajo cero.
Nadie es capaz de asegurar que exista un espacio de catalanismo, de centro y autonomista, que pueda rearticularse y aliviar la orfandad electoral de franjas significativas de la sociedad catalana. Lo m¨¢s probable es que Artur Mas refunde lo que carece de contenido y entidad, por agotamiento, devaluaci¨®n y expolio. Espec¨ªficamente, Artur Mas tiene el perfil menos indicado para rehacer Converg¨¨ncia para que renazca de entre las cenizas. ?Cu¨¢l ser¨¢ el eje conceptual del intento que, a pesar de todo, pueda hacer? Hace d¨¦cadas, un dosis de liberalismo parec¨ªa ser la soluci¨®n. Hubiese sido una reformulaci¨®n accidentada pero entonces parec¨ªa tener cierta l¨®gica.
Sin embargo, a¨²n desde antes del hundimiento de la casa Pujol y la descomposici¨®n convergente, las contradicciones entre nacionalismo y liberalismo eran flagrantes. Sustancialmente, por la inconsecuencia de poner los derechos de la naci¨®n presuntamente sojuzgada por encima de las libertades de los individuos. Es uno de los matices cualitativos entre catalanismo y nacionalismo que el soberanismo lleva tiempo negando. Se evidenci¨® con la patrimonializaci¨®n convergente de la cultura y la lengua catalanas. En su caso extremo, el conflicto entre el pluralismo de una sociedad liberal y las aspiraciones nacionalistas se ha podido constatar al poner TV3 y Catalunya R¨¤dio al servicio excluyente del proyecto secesionista, hasta extremos dif¨ªcilmente superables por parte de medios p¨²blicos de comunicaci¨®n pagados, en definitiva, por el contribuyente. En lugar de ser un espacio de encuentro para el debate civil, las directrices de TV3 y Catalunya R¨¤dio han consistido en tomar partido, hasta extremos sorprendentes de beligerancia y sectarismo, adem¨¢s de ganarse a pulso una p¨¦rdida de credibilidad y de audiencia. ?Desempolvar¨¢ Artur Mas aquella renovaci¨®n liberal, truncada por ser imposible, a pesar de los esfuerzos de grupos como Liberg¨¨ncia, de naturaleza casi clandestina?
Una hip¨®tesis m¨¢s terrenal es que, defenestrado por el veto de la CUP, Artur Mas necesitaba un premio de consolaci¨®n. A estas alturas, de empe?arse en postular las bondades del proceso como embajador global de la Catalunya secesionista, es probable que ninguna compa?¨ªa de seguros le suscriba una p¨®liza. Los mercados pol¨ªticos han descontado a Artur Mas y su perfil va diluy¨¦ndose en el olvido, extraviado entre las nebulosas de la nueva escenograf¨ªa pol¨ªtica de Catalunya. Unos partidos est¨¢n en dique seco y otros acaban de hacer su botadura, en un clima de cada vez m¨¢s extremoso y carente de zonas templadas. El centro pol¨ªtico que fue el catalanismo parece estar siendo sustituido por Ciutadans, mientras que PSC y PP se ven atenazados por el incierto desenvolvimiento de la formaci¨®n de gobierno en Madrid. Y ah¨ª est¨¢ Ada Colau, vigilando los astilleros en los que su partido de la nueva izquierda va tomando forma por agregaci¨®n de piezas no siempre encajables y que solo la voluntad de poder de la actual alcaldesa de Barcelona conseguir¨¢ soldar.
Valent¨ª Puig es escritor.
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