?Demasiado Ravel?

Quinto concierto de la OBC con m¨²sica de Maurice Ravel en lo que va de temporada. Uno de los argumentos a favor de programar su exuberante m¨²sica tan a menudo, m¨¢s all¨¢ de cualquier valoraci¨®n art¨ªstica, es que funciona muy bien en taquilla. Pero, al menos en el concierto del domingo, la respuesta del p¨²blico no ha sido para tirar cohetes -alrededor de mil personas- y eso que en el programa, bajo la batuta del director venezolano Manuel Hern¨¢ndez- Silva, figuraban dos piezas del famoso compositor.

?Demasiado Ravel? Probablemente; la poca variedad en la programaci¨®n es un mal com¨²n que aqueja a la oferta art¨ªstica del Auditori y tambi¨¦n del Palau y Liceo, algo que, tarde o temprano, acabar¨¢ pasando factura.

As¨ª que, sin atisbos de originalidad en el programa, la nueva visita de Manuel Hern¨¢ndez- Silva, titular de la Filarm¨®nica de M¨¢laga, combin¨® Ravel con otro autor tambi¨¦n muy programado, Serguei Rachm¨¢ninov, que ocup¨® la segunda parte con sus espectaculares Danzas sinf¨®nicas, op. 45. Tocaba, pues, lucir el juego r¨ªtmico, el color y las atm¨®sferas del Ravel m¨¢s seductor, y as¨ª lo hizo el director venezolano, con buen oficio y atenci¨®n al brillo orquestal.?

En en segundo Ravel del programa -el Concierto para piano en sol mayor- se luci¨® el pianista franc¨¦s Jean-Efflam Bavouzet, que debutaba en la temporada de la OBC con esta refinada partitura en la que importa tanto el virtuosismo como la flexibilidad en la recreaci¨®n de los giros jazz¨ªsticos y las esencias populares que ba?an un concierto de gran luminosidad. Bavouzet lo toc¨® de maravilla y, tras crear una m¨¢gica atm¨®sfera en el Adagio assai, deslumbr¨® en el Presto final. El p¨²blico aplaudi¨® a rabiar y Bavouzet regal¨® como propina dos piezas de Gabriel Piern¨¦ y Debussy.

La orquesta jug¨® bien sus bazas en las Danzas fant¨¢sticas, op. 45, ¨²ltima partitura de Rachm¨¢ninov, fechada en 1940 en California, tres a?os antes de su muerte. La orquestaci¨®n es pura filigrana, un ejercicio de ciencia y perfecci¨®n de un lenguaje sinf¨®nico regado por la nostalgia de Rusia que Hern¨¢ndez-Silva recre¨® con fuertes contrastes; tras el maravilloso Andante en tiempo de vals, de tintes fant¨¢smag¨®ricos, orquesta y director se lanzaron en la tercera y ¨²ltima danza a un tour de force de gran bravura, quiz¨¢s demasiado contundente, pero lleno de fuerza.

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