Manual para ser un mal pol¨ªtico
Mario Gas dirige ¡®El recanvi¡¯, s¨¢tira sobre c¨®mo crear un l¨ªder sin escr¨²pulos
?Todas las personas son corruptibles? ?Los electores son simples marionetas en manos de las ¨¦lites del poder? ?Y los pol¨ªticos, tambi¨¦n? Son las preguntas que pone sobre la mesa El recanvi, obra dirigida por Mario Gas que se estren¨® ayer en el Teatre Borr¨¤s. El montaje, escrito por Roger Pe?a, es un di¨¢logo trepidante, a veces un combate verbal, entre dos personajes: Un hombre encarnado por Iv¨¢n Morales, pusil¨¢nime, sin ning¨²n atractivo especial, miedoso y gris. Y una ejecutiva interpretada por Mia Esteve que parece ser todo lo opuesto a ¨¦l; dominante, segura de s¨ª misma, un tanto paternalista.
La acci¨®n se inicia cuando ¨¦l entra en un lujoso despacho y all¨ª le espera ella para hacerle un cuestionario bastante extra?o. ¡°Eres un hombre sin personalidad, un cero a la izquierda, un fracasado¡±, le dice violentamente al visitante. ?l responde incr¨¦dulo sin saber para qu¨¦ es la oferta de trabajo. Ha sido repartidor de pizzas, camarero, alba?il¡pero lleva un a?o en paro. Eres el elegido por los de arriba, le clarifica la mujer. Tras la entrevista, optar¨¢ a ser presidente de un gobierno. Pronunciar¨¢ discursos ¡°como un loro¡± ante electores entusiasmados, jugar¨¢ con la ilusi¨®n, dir¨¢ palabras vac¨ªas para dar apariencia de regeneraci¨®n¡ ser¨¢ una marioneta sin escr¨²pulos en manos del engranaje del poder.
¡°La obra plantea la confecci¨®n de l¨ªderes que aparentemente pertenecen a una izquierda que quiere cambiar las cosas y que en el fondo son de una derecha que cambia solo en apariencia¡±, narr¨® ayer el director de El recanvi, en cartel hasta el 3 de abril. ¡°En las democracias occidentales, en eso que llamamos Europa y que tanto se ha alejado de lo que pens¨¢bamos que podr¨ªa ser, los poderes f¨¢cticos son important¨ªsimos. Es un neocapitalismo que a veces se disfraza pero que ya no enga?a a nadie¡±, a?adi¨® Gas.
Durante la conversaci¨®n los dos protagonistas se transformar¨¢n, especialmente el hombre, que se convertir¨¢ en una suerte de monstruo de Frankenstein, ¡°una criatura nueva, por c¨®mo se cose y construye al l¨ªder¡±, detall¨® el director. A caballo entre la farsa y la comedia, en el di¨¢logo entre ambos protagonistas solo uno ganar¨¢ y humillar¨¢ al otro.
El texto gan¨® el Torneo de Dramaturgia del Festival Temporada Alta y el Combate Transatl¨¢ntico de Dramaturgia organizado por este festival. ¡°Roger me propuso dirigirla. Me compromet¨ª porque el texto me gusta¡±, resumi¨® Gas, que tiene otros dos proyectos en marcha; dirigir a N¨²ria Espert en Incendios, de Wajdi Mouawad, y el musical El Hombre de la Mancha.
La obra no cita al Club Bildelberg, ni a Angela Merkel, ni a los pol¨ªticos espa?oles, pero pretente sembrar la incertidumbre en el espectador. ¡°No hace falta hablar de nombres para saber que nos referimos a modelos de comportamiento concretos. Esperamos que el p¨²blico cuando vea alg¨²n l¨ªder en la televisi¨®n reflexione sobre que quiz¨¢s en realidad piensa al contrario de lo que est¨¢ diciendo¡±, enfatiz¨® Gas.
Adem¨¢s, el texto tambi¨¦n lanza dardos envenenados a los electores partidarios de l¨ªderes condescendientes con ¡°¨¦pocas de crisis perfectamente dirigidas para que atenten contra unas determinadas clases sociales. Nos recortan los derechos, la gente tiene miedo y entonces buscan m¨¢s amos¡± opin¨® el director.
?Y si todo el mundo tiene un precio? ¡°Hay quien dice que solo hay que saber la cifra y la situaci¨®n. Quiero creer que hay gente insobornable, pero es f¨¢cil poner la mano en el caj¨®n, y as¨ª vamos. Los pol¨ªticos dicen eso de ¡°y t¨² m¨¢s, t¨² has robado m¨¢s¡±. Mientras, hay 40 millones de espa?oles que estamos esperando que las cosas mejoren, es una verg¨¹enza¡±, concluy¨® Gas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.