Juicio a dos mujeres en Pontevedra por matar a un anciano para heredar
Un mes antes, la v¨ªctima cambi¨® su testamento a favor de una de ellas, su enfermera en el hospital. Cuando regresaba de una discoteca, lo atacaron con una tartera y su bast¨®n
Un jurado popular juzgar¨¢ a partir de este lunes a dos mujeres acusadas del asesinato en febrero de 2014 de Secundino Prego, un jubilado de 85 a?os que apareci¨® muerto en un callej¨®n pr¨®ximo a su casa. No hubo disparos pero las presuntas criminales, la enfermera Albertina T¨¢boas y su c¨®mplice Roc¨ªo Gondar, emplearon con brutal violencia una cazuela, una piedra y el propio bast¨®n de la confiada v¨ªctima para acabar con su vida y repartirse su herencia. Con todos los ingredientes de un crimen de manual, con premeditaci¨®n, nocturnidad y alevos¨ªa, ambas procesadas, todav¨ªa en prisi¨®n por lo hechos, se enfrentan a id¨¦ntica condena: 20 a?os de c¨¢rcel.
La Audiencia Provincial de Pontevedra ha reservado cinco d¨ªas para celebrar la vista de un caso que la Guardia Civil tard¨® apenas quince d¨ªas en resolver pese a que las primeras pesquisas apuntaban a un cl¨¢sico asalto por robo de sus pertenencias, el segundo que sufr¨ªa el anciano viudo en su casa pr¨®xima a la playa de Chancelas, en Poio (Pontevedra), donde viv¨ªa solo hasta que sus dos presuntas asesinas se cruzaron en su vida apenas una semana antes.
Seg¨²n el escrito de acusaci¨®n de la fiscal del caso, Carmen Novo, AlbertinaT¨¢boas, una enfermera profesional y el presunto cerebro del asesinato, ya conoc¨ªa a la v¨ªctima de haberlo atendido en el Hospital Dom¨ªnguez de Pontevedra donde hab¨ªa estado ingresado. Ella sab¨ªa que ¨¦ste hab¨ªa hecho testamento en favor de una de sus cuidadoras y prepar¨® un encuentro con ¨¦l para urdir el m¨®vil y hacerse con su herencia. No tard¨® en convencerle para que el anciano, que ten¨ªa dos hijos, cambiase sus planes con la promesa de vivir con ¨¦l para atenderle. As¨ª, cinco d¨ªas antes del crimen, ambos acudieron a una notaria de Sanxenxo donde la v¨ªctima cambi¨® su testamento y nombr¨® a Albertina heredera universal de sus bienes.
Desde ese d¨ªa, la acusada se instal¨® en la vivienda de la v¨ªctima conforme al plan criminal que ven¨ªa preparando tiempo atr¨¢s. Con el pretexto que necesitaba la ayuda de una mujer que le ayudase en las labores dom¨¦sticas, contrat¨® a Roc¨ªo Gondar, de Sanxenxo, con la que ya hab¨ªa aceptado ser c¨®mplice en el asesinato del hombre y a cambio de recibir una parte de su herencia.
En la tarde del domingo 2 de febrero, Albertina acord¨® con Secundino que pasar¨ªa la noche con ¨¦l en casa, y que all¨ª le esperar¨ªa a que regresara de la sala de fiestas La Luna a la que sol¨ªa ir todos los fines de semana con unos amigos. Eran aproximadamente las diez y media de la noche cuando la v¨ªctima se despidi¨® de uno de ellos que le acompa?¨® hasta pocos metros de distancia de la casa. Cuando atravesaba el camino oscuro y solitario que da acceso al chal¨¦, fue entonces ¨Cseg¨²n el relato del Ministerio P¨²blico- cuando las dos mujeres, una con una tartera de cocina y otra con una piedra de gran tama?o, le asaltaron.
Como el mango de la cazuela se rompi¨® en uno de los golpes asestados con ella sobre la cabeza del anciano, las presuntas asesinas le metieron un pa?uelo en la boca para amortiguar sus gritos de socorro y utilizaron su propio bast¨®n para rematarle con absoluto ensa?amiento hasta el punto que qued¨® roto en varios pedazos. Despu¨¦s de comprobar que el hombre ya estaba pr¨¢cticamente moribundo lo abandonaron y entraron a la casa para ejecutar la segunda parte del plan: poner el mobiliario patas arriba para fingir el asalto de unos ladrones y llamaron a la polic¨ªa. Cuando los agentes llegaron faltaban varios electrodom¨¦sticos.
La investigaci¨®n de la Guardia Cvil se centr¨® en la versi¨®n dada por las mujeres, pero a medida que iban avanzando en el caso aparec¨ªan m¨¢s contradicciones entre ellas. Las pesquisas dieron un giro y el 10 de febrero, una semana despu¨¦s, los agentes ten¨ªan claro qui¨¦nes fueron actores del crimen: Roc¨ªo Gondar es la primera que se derrumba cuando la Polic¨ªa Judicial encuentra en su casa un robot de cocina y un taladro que hab¨ªan denunciado entre los objetos robados. Lleg¨® a admitir que la v¨ªctima a¨²n viv¨ªa cuando lo abandonaron en el exterior de la casa y que le oyeron gritar bastante tiempo hasta que falleci¨®. Seg¨²n la autopsia, ten¨ªa el cr¨¢neo roto.
La presunta c¨®mplice¨Ccon residencia en Santo Domingo- aleg¨® que acababa de llegar a Galicia y que padec¨ªa problemas psicol¨®gicos mientras Albertina T¨¢boas se mantuvo en la misma versi¨®n y neg¨® su autor¨ªa en el crimen. Dijo que fue el anciano quien le pidi¨® que la cuidara despu¨¦s de que unos ladrones le asaltaran unos meses antes y le llevaran la cartilla del banco donde guardaba sus ahorros. Albertina manten¨ªa una relaci¨®n sentimental con un camarero que le hab¨ªa hecho labores de jardiner¨ªa en casa de la v¨ªctima y al que la polic¨ªa lleg¨® a detener como tercer c¨®mplice del asesinato pero finalmente la fiscal¨ªa no ha ejercido acusaci¨®n contra ¨¦l.
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