¡°A los hombres no les gusta barrer¡±
La Consejer¨ªa de Sanidad organiza talleres escolares para frenar la desigualdad y la violencia de g¨¦nero
Soledad S¨¢nchez, trabajadora social del centro de salud F¨¢tima de Carabanchel, coloca dos sillas y una decena de escolares de 14 a?os se sienta en corrillo en torno a ellas. Una silla mira a la calle y la otra al centro de la clase. ?Qu¨¦ g¨¦nero ocupa cada asiento? Se abre el debate entre los estudiantes del colegio concertado Santa Rita, tambi¨¦n en Carabanchel.
Por lo que ven a su alrededor, los adolescentes coinciden en se?alar que son ellas las que se ocupan de la crianza de los hijos y de las labores de la casa. Las de la silla sin vistas al exterior. Mientras que ellos viven hacia la calle. Trabajan fuera, se divierten... La nota discordante la pone un chico. Cuenta que su padre, en paro, les ha criado a su hermano y a ¨¦l mientras su madre trabajaba.
Una adolescente latina crispa a sus compa?eras cuando, muy seria, afirma: ¡°Las mujeres tienen que hacer las labores de la casa porque a ellos no les gusta¡±. La contestan airadas: ¡°?Y a nosotras tampoco! No te digo...¡±.
Unos 40 alumnos del Santa Rita participaron el pasado jueves a su segundo taller de violencia de g¨¦nero. El primero, organizado siempre por la Consejer¨ªa de Sanidad, lo recibieron en 2015 en el centro de salud F¨¢tima, de donde proceden las profesionales (enfermeras y doctoras) que imparten el cursillo. En el 2017 acudir¨¢n al ¨²ltimo acompa?ados de sus familias.
¡°Es muy importante que los padres aprendan a detectar casos de violencia de g¨¦nero y que los chicos no vean desigualdad entre sexos en casa. Que no solo barra la hija¡±, sostienen la trabajadora social Soledad S¨¢nchez, que coordina el proyecto, y la doctora Ana Rosa Encinas.
El taller, de una hora de duraci¨®n, empieza con la proyecci¨®n de un v¨ªdeo. Lo protagonizan Luc¨ªa y Ernesto, una pareja adolescente con una relaci¨®n insana. ?l la esp¨ªa, se enfada si la miran y la a¨ªsla de sus amigos. Al terminar los chicos agarran un rotulador y contestan a preguntas en un mural de papel. ¡°?Te sientes identificado con los personajes?¡±, les preguntan. Nadie se reconoce ni agresor ni agredido, pero varias chicas confiesan por escrito que tienen una amiga en esa situaci¨®n y varios se ponen en el papel de las amistades de Ernesto que intentan abrirle los ojos ante sus celos enfermizos.
Los chicos se reparten luego en grupos para tratar temas concretos como los falsos mitos del amor rom¨¢ntico o el ciberacoso. El ¨²ltimo estudio regional entre mujeres de 18 a 24 a?os refleja que el 12% ha sufrido violencia de su pareja: un 11,2% psicol¨®gica, 2,2% f¨ªsica y 2,6% sexual.
Confesar al novio la clave de acceso al mail est¨¢ a la orden del d¨ªa y a las chicas no parece escandalizarlas que sus parejas puedan cotillearlas los mensajes de WhatsApp. ¡°Si no tienes nada que ocultarm no pasa nada¡±.
El 25% de los adolescentes controla la vida de sus novias
La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, incluy¨® el pasado a?o a las mujeres de entre 16 y 17 a?os, que hasta la fecha hab¨ªan sido excluidas del estudio pese a ser uno de los colectivos m¨¢s vulnerables junto a las discapacitadas.
Una de cada cuatro j¨®venes (25%) aseguraba en la macroencuesta haber padecido en los ¨²ltimos 12 meses violencia psicol¨®gica de control frente al 9,6% de la media general. Ello supone que ¨¦l impide que su novia vea a sus amigos o amigas, trata de evitar la relaci¨®n con la familia o insiste en saber d¨®nde se encuentra la mujer en cada momento.
Las autoridades est¨¢n muy preocupadas por este control de los hombres a sus parejas adolescentes y se prodigan los esfuerzos para atajar el problema. El Ayuntamiento de Madrid ha formado durante dos semanas a 168 agentes tutores sobre roles, estereotipos de g¨¦nero, mitos y consecuencias del amor rom¨¢ntico o la violencia en las redes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.