Hedonismo reiterado
Alaska y Nacho Canut, con cuatro noches de llenos en el Teatro Barcel¨®, se instalan en el D¨ªa de la Marmota y el m¨¢s plano de los inmovilismos
No vamos a descubrir a Fangoria a estas alturas. Tampoco el predicamento del que siguen gozando Olvido Gara y Nacho Canut, que en su dimensi¨®n num¨¦rica se antoja tan indiscutible como asombroso: este martes se dirim¨ªa en el Teatro Barcel¨® el segundo llenazo de los cuatro consecutivos para saludar la publicaci¨®n de Canciones Para Robots Rom¨¢nticos, un ¨²ltimo ¨¢lbum que exprimieron generosamente con la seguridad de que en la platea se sab¨ªan ya mejor las letras que los propios oficiantes. Fangoria es un valor seguro porque pasan los a?os, los discos, las monsergas, y todo permanece igual. Alaska & Co. se cuidan muy mucho de ser ellos mismos, para lo cual no hay nada mejor que seguir haciendo, una y mil veces, exactamente lo mismo. Y as¨ª durante 96 minutos en otra de esas noches con las que Bill Murray y las marmotas habr¨ªan estado en su salsa.
Abre boca uno de los estrenos, Delirios de un Androide Cardado, que esconde bajo su t¨ªtulo despepitado no solo la primera r¨¢faga maquinera y machacona, sino tambi¨¦n una confesi¨®n de dolorosa veracidad: ¡°Si las m¨¢quinas no piensan, por qu¨¦ voy a pensar yo¡±. El concepto de pensamiento incluye, sin duda, el desarrollo de una m¨ªnima diligencia musical. Gara no abandonar¨¢ ya su letan¨ªa entre monocorde y rob¨®tica. Y tampoco se desprender¨¢ ni un solo segundo del respaldo vocal del abnegado Rafa Spunky, que escolta a la gran dama, nota por nota y s¨ªlaba a s¨ªlaba, durante todo el santo concierto. Una nueva y revolucionaria dimensi¨®n, imaginamos, para el mundo de la composici¨®n y los arreglos.
El contraste con el estilismo g¨®tico y prieto de Olvido lo aporta una vez m¨¢s (porque todo acontece, insistimos, una y mil veces m¨¢s) el hier¨¢tico Canut, trasunto de un cient¨ªfico aseado que ha colgado la bata en el laboratorio para acudir de traje a alg¨²n congreso. Y si los congresistas nunca se caracterizaron por una agenda de trabajo extenuante, ¨¦l se aplica el mismo criterio: m¨²sica pregrabada y a vivir. As¨ª, durante 19 piezas concebidas bajo un patr¨®n id¨¦ntico de comp¨¢s binario, ritmo martilleante, entonaci¨®n hier¨¢tica y estribillos ascendentes. Para que nadie se despiste ni una pizquinina, hasta el m¨¢s reciente jitazo de la banda, Geometr¨ªa Polisentimental, muestra similitudes evidentes con C¨®mo Pudiste Hacerme Esto a M¨ª, una canci¨®n de hace 32 a?os. Cosas de la retroalimentaci¨®n, un t¨¦rmino que, como buen polis¨ªlabo, bien podr¨ªa servir de t¨ªtulo para alg¨²n futuro disco de Fangoria.
Solo surgen destellos de diversidad en la brillante letra de Manual de Decoraci¨®n para Personas Abandonadas, que redimensiona el consabido melodrama con citas a Le Corbusier, o en las t¨ªmidas disonancias de ?Por Qu¨¦ A M¨ª Me Cuesta Tanto Olvidarte?, pen¨²ltima p¨ªldora de la velada antes de la ¨²nica novedad en el listado de canciones, una revisi¨®n de Quiero Ser Santa. El resto son los despechos, soponcios, celos, pu?aladas, consuelos nocturnos y nubecitas de amor de siempre. El cancionero se repite, los argumentos se repiten, las coreograf¨ªas se repiten; esta vez, con dos mulatos de cuerpos lozanos y muchas horas de pelu en Juan Por Dios (como m¨ªnimo). Fangoria son los reyes del hedonismo reiterado y reiterativo. Del hedonismo a pi?¨®n fijo. De sota, caballo y rey. O, m¨¢s bien, solo de sota. Una vez superada la euforia inicial podremos seguir bailando y abraz¨¢ndonos, pero nada distingue ya un subid¨®n del anterior o el siguiente. A lo mejor resulta que esa pobreza de esp¨ªritu que denuncian en Disco Sally, primer bis y apertura del nuevo ¨¢lbum, queda mucho, mucho m¨¢s cerca de lo que pretenden dar a entender.
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