El caso Quintana, que sacudi¨® Interior, llega a juicio
La lesi¨®n comport¨® el veto a las pelotas de goma y forz¨® la dimisi¨®n del director de Mossos


El?de Ester Quintana no es un caso m¨¢s de mala praxis policial. Desde hoy y hasta el pr¨®ximo 27 de abril se dirime en la Audiencia de Barcelona lo que pas¨® en la huelga del 14 de noviembre de 2012 en Barcelona, en la que la mujer, de 46 a?os, perdi¨® un ojo al recibir un pelotazo?presuntamente de los Mossos cuando caminaba por paseo de Gracia. Despu¨¦s de que Quintana sufriese unas secuelas de por vida ¨Cha perdido totalmente la visi¨®n el ojo izquierdo y se ha sometido a diversas operaciones quir¨²rgicas- el Parlamento acab¨® creando una comisi¨®n que prohibi¨® el uso de este tipo de armas. Pero no se qued¨® aqu¨ª, el caso cambi¨® la filosof¨ªa de la BRIMO (Brigada M¨®vil), oblig¨® a reestructurar la c¨²pula de Interior y forz¨® la salida del entonces director de los Mossos, Manel Prat.
La lesi¨®n de Quintana sacudi¨® los cimientos del departamento y sac¨® a la luz un asunto de fondo: el descontrol en la Brigada M¨®vil de los Mossos. El comisario jefe del ¨¢rea de Recursos Operativos, Sergi Pla, se vio obligado a dimitir despu¨¦s de que el entonces consejero de Interior, Felip Puig, diese hasta cinco versiones distintas de lo ocurrido. Y de rebote, tambi¨¦n cre¨® una nueva cultura comunicativa en el cuerpo: no apresurarse a dar una explicaci¨®n de los hechos si no est¨¢n claros. Puig, a las pocas horas de la manifestaci¨®n, afirm¨® con rotundidad en una rueda de prensa que en la zona donde hab¨ªa sido herida Quintana no hubo actividad policial.
A partir de ah¨ª empez¨® la difusi¨®n de un reguero de v¨ªdeos que desment¨ªan lo dicho por Puig. Incluso el d¨ªa que, tambi¨¦n en rueda de prensa, present¨® el ¨²ltimo y definitivo informe sobre lo que pas¨® en la manifestaci¨®n, y cada uno de los puntos donde dispararon los Mossos, un nuevo v¨ªdeo hizo saltar por los aires ese supuesto ejercicio de rigurosidad y control en Interior para demostrar que se sab¨ªa qu¨¦ hab¨ªa pasado.
La ¨²ltima consecuencia del caso Quintana fue la dimisi¨®n del director de los Mossos d¡¯Esquadra que lleg¨® de la mano de Puig, Manel Prat. En una entrevista en El Peri¨®dico, cometi¨® la osad¨ªa de afirmar que dimitir¨ªa si se demostraba que a Quintana la hab¨ªa herido una pelota de goma. Prat era el encargado de autorizar si se disparaban o no pelotas de goma, y no dio la orden de hacerlo. La tesis de la defensa de Quintana es que dos agentes, un subinspector y un escopetero, lo hicieron por su cuenta y riesgo. Les acusan de un delito de lesiones y piden para ellos nueve a?os de prisi¨®n. La fiscal¨ªa lo deja en una imprudencia grave y pide dos a?os.
A pesar de lo que sostiene el juez, Prat mantuvo el d¨ªa de su dimisi¨®n que no hay una prueba "fehaciente" de que a Quintana la hiri¨® un a pelota de goma, y se sugiri¨® otra opci¨®n, que abrir¨ªa un debate a¨²n m¨¢s profundo: que pudo ser una pelota de viscoel¨¢stica, qu¨¦ s¨ª siguen utilizando a¨²n los Mossos d¡¯Esquadra. Unas armas que cuando se adquirieron se publicitaron como una herramienta m¨¢s precisa ¨Clas pelotas de goma tienen una trayectoria err¨¢tica e incontrolable una vez se disparan- y menos lesiva.
Desde entonces, nunca m¨¢s se han disparado pelotas de goma. Y la forma de actuar de la BRIMO ha cambiado radicalmente. En las intervenciones, la polic¨ªa catalana ha pasado de responder a aguantar; de intervenir, a dejar actuar y recopilar pruebas, para luego actuar penalmente contra las personas que causan altercados. Se han comprado altavoces, para avisar a los manifestantes, y se ha planteado la posibilidad de recuperar los ca?ones de agua.
E incluso Interior, con la llegada del nuevo consejero, Jordi Jan¨¦, ha admitido que a Quintana la hiri¨® la polic¨ªa, puesto que en la zona en que ella perdi¨® el ojo no se estaban produciendo lanzamientos de objetos, como insinu¨® Puig. Y el departamento la ha indemnizado con 261.000 por unas heridas que han cambiado para siempre la vida de esta mujer.
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