Mir¨®, como nunca se hab¨ªa visto
La fundaci¨®n barcelonesa del pintor reordena por completo su colecci¨®n permanente y a?ade nuevas obras, coincidiendo con los 40 a?os de su inauguraci¨®n
Cuando en 1972 Josep Maria Sert preparaba, mano a mano con su amigo Joan Mir¨®, la construcci¨®n de la fundaci¨®n del pintor en Barcelona, planearon un centro en el que la arquitectura racionalista y mediterr¨¢nea, el arte de Mir¨® y la naturaleza fueran de la mano. A los 40 a?os de inaugurarse, la Fundaci¨®n Mir¨® realiza una nueva lectura de su colecci¨®n y vuelve a ocupar los espacios que crearon Sert y Mir¨® de forma conjunta, ejemplo de complicidad: ¡°Un lugar ¨²nico en el mundo¡±, tal y como so?¨® el pintor. La efem¨¦ride coincide con nuevos dep¨®sitos, sobre todo de la familia Mir¨®, y la integraci¨®n de la colecci¨®n de Kazumasa Katsuta, hasta ahora situada, por imposici¨®n del japon¨¦s, al final del recorrido, que han permitido ahora di¨¢logos previstos por el artista. Es el caso de las obras sint¨¦ticas Gota de agua sobre la nieve rosa y Cabello perseguido por dos planetas, pintadas en 1968. Tambi¨¦n se han recuperado obras del fondo de la fundaci¨®n como la impresionante Serie Barcelona (1944), 50 litograf¨ªas en blanco y negro, con p¨¢jaros, constelaciones y mujeres de las que solo existen cinco copias, adem¨¢s de tr¨ªpticos como Pintura sobre fondo blanco para la celda de un solitario (1968) y La esperanza del condenado a muerte (1974) que pint¨® el d¨ªa que Puig Antich fue ejecutado. Los dos conjuntos pueden verse, desde ayer, en los recuperados ¨¢bsides laicos creados por Sert y Mir¨®.
Las lecturas de un artista tan complejo como Mir¨® son m¨²ltiples. Huyendo de un planteamiento cronol¨®gico, su fundaci¨®n propone, a partir de 150 obras, ocho ¨¢mbitos que intentan ¡°restablecer¡± el di¨¢logo entre las pinturas y esculturas y el edificio. ¡°Mir¨® es un artista que identificamos de inmediato, pero requiere un tiempo para conocerlo y ahora podremos hacerlo como nunca¡±, asegur¨® ayer la directora del centro, Rosa Mar¨ªa Malet, poco antes de recibir a las autoridades pol¨ªticas, presidente de la Generalitat y alcaldesa de Barcelona incluidas, adem¨¢s de directores de centros muse¨ªsticos catalanes, que bendijeron la nueva presentaci¨®n.
El recorrido comienza con Autorretrato, una obra pintada en dos tiempos superpuestos, 1937 y 1960. ¡°Sintetiza los ejes de la nueva presentaci¨®n, el paso del paisaje individual al s¨ªmbolo universal y el proceso creativo, que somete su trabajo a una revisi¨®n constante¡±, prosigui¨® Malet. Sigue con las obras que surgen del contacto con la tierra como experiencia, centradas en su experiencia de Mont-roig, un lugar al que volvi¨® toda su vida y donde tom¨® conciencia de la identidad genuina con obras como Mont-roig, la iglesia y el pueblo (1919) cedida por la familia y emparentada con la famosa La masia que se conserva en la National Gallery de Washington. Que lo rural acompa?¨® su producci¨®n da fe la enorme Mujer rodeada por una banda de p¨¢jaros en la noche (1968), que pint¨® sobre una lona reciclada de la vendimia. ¡°La tierra es transversal en su obra. Mont-roig era su refugio donde encontr¨® la idea de primitivismo y vivi¨® en comunidad con el paisaje y donde hall¨® el equilibrio entre tradici¨®n y modernidad¡±, seg¨²n Teresa Montaner, responsable de Conservaci¨®n de la Mir¨®.
Las vanguardias parisinas del ¨¢mbito de M¨¢s all¨¢ de la pintura; con obras como Pintura (1925), en la que la homogeneidad crom¨¢tica del fondo es alterada por ara?azos y rozaduras. Los conflictos b¨¦licos que dejan huella en su creaci¨®n se pueden ver en Violencia, evasi¨®n, con obras creadas en el exilio como Hombre y mujer frente a un mont¨®n de excrementos, una de las pinturas salvajes de 1935, premonici¨®n de la Guerra Civil. Tras este conflicto, pint¨® La estrella matinal (1940), una de sus constelaciones que su mujer Pilar Juncosa regal¨® a la fundaci¨®n.
Constelaci¨®n conceptual
En Anonimato y Poes¨ªa y silencio, las obras expuestas ponen de manifiesto la depuraci¨®n del lenguaje de signos de Mir¨® y su inter¨¦s por la espiritualidad zen; como en Paisaje (1968), donde solo hay un punto sobre el fondo. En Antipintura se recupera el tr¨ªptico Mujer, p¨¢jaro I, II, III, vertical y la pintura sesgada Paisaje en la noche, adem¨¢s de una de sus conocidas telas quemadas de 1973. La nueva presentaci¨®n ha permitido que El d¨ªa y La noche vuelvan a exponerse juntas desde que fueron pintadas en 1974. Est¨¢n en el ¨¢mbito Arte y cotidianeidad, donde se manifiesta el inter¨¦s de Mir¨® por el arte como extensi¨®n de la vida y su integraci¨®n en la arquitectura y el paisaje, como en su fundaci¨®n.
La nueva presentaci¨®n (900.000 euros) huye de cronolog¨ªas, pero se cierra con una constelaci¨®n conceptual con todos los inputs, personas y lugares que confluyen en el pintor de una forma gr¨¢fica que ayudan, sin duda, a conocer al artista y su obra mejor.
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