Veinte maneras de ver Madrid
El ciclo ¡®Cineastas madrile?os¡¯ re¨²ne pel¨ªculas que representan distintos momentos hist¨®ricos de la capital
Madrid, la capital que ha servido de estudio al aire libre para tantas pel¨ªculas, no siempre ha sido la protagonista de las narrativas cinematogr¨¢ficas. Para estudiar a fondo c¨®mo los cineastas madrile?os retrataron su ciudad a lo largo de la historia, la Filmoteca Espa?ola ha organizado el ciclo Cineastas Madrile?os. Ser¨¢n un total de 20 sesiones en el Cine Dor¨¦ (Calle de Santa Isabel, 3) hasta el d¨ªa 26 de abril.
Al planificar el ciclo, la intenci¨®n principal de la Filmoteca fue trazar un recorrido hist¨®rico que llevara al espectador desde la ¨¦poca de las pel¨ªculas mudas hasta obras que ofrecen una visi¨®n actual de la capital. Los dos extremos est¨¢n bien representados. De un lado est¨¢ Rosa de Madrid (1927), una adaptaci¨®n de la obra de teatro de Luis Fern¨¢ndez Ardav¨ªn que transporta el p¨²blico a la d¨¦cada de 1920, con im¨¢genes ¨²nicas de la Gran V¨ªa y de los comercios del Rastro a inicios del siglo XX. En la otra punta temporal est¨¢ Yo soy de mi barrio (2003), un cortometraje documental de Juan Vicente C¨®rdoba que nos lleva a pasear por las calles de su infancia, en Entrev¨ªas, a trav¨¦s de entrevistas a algunos de los vecinos.
En ese viaje de un siglo a otro, las pel¨ªculas seleccionadas son obras reconocidas como referencias para entender el momento cultural y social de la ciudad en su ¨¦poca. En El mundo sigue (1963), el espectador se encuentra con una sociedad que experimentaba los primeros momentos del milagro econ¨®mico espa?ol. Sin embargo, la pel¨ªcula de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, rodada en el barrio de Maravillas, retrata una ciudad marcada por la ambici¨®n, la miseria y el machismo.
La d¨¦cada de los ochenta est¨¢ representada por cinco cintas. Se pueden ver pel¨ªculas que intentan traspasar el estilo del cine negro a tierras espa?olas, como es el caso de El crack (Jos¨¦ Luis Garci, 1981), que se arriesga a enfrentar Madrid y Nueva York. Adem¨¢s, se puede notar con m¨¢s claridad el cambio de tono tra¨ªdo por lo que lleg¨® a ser definido como la ¡°nueva comedia madrile?a¡±. Obras urbanas y desenfadadas que retrataban el universo local, principalmente de un punto de vista joven. En la programaci¨®n de Cineastas madrile?os est¨¢ la primera pel¨ªcula a ser definida como parte de ese ¡°movimiento¡±, ?pera prima (1980), de Fernando Trueba. Bajarse al moro (1988), nos lleva por el Lavapi¨¦s de la ¨¦poca con la compa?¨ªa de un joven Antonio Banderas, que interpreta a un agente de la polic¨ªa nacional.
Para presentar el ciclo, la Filmoteca Espa?ola trae al presidente del Instituto de Estudios Madrile?os, Enrique de Aguinaga: ¡°Yo siempre he predicado la idea esencial de Madrid como la negaci¨®n del localismo, o, si se prefiere, como la negaci¨®n del casticismo; es decir como integraci¨®n de lo concurrente y mestizaje cultural¡±. Inspirados por ello esperan que los espectadores puedan encontrar una respuesta a la pregunta que est¨¢ en el centro del concepto de Cineastas madrile?os: ¡°?Existe, por debajo de la multiplicidad y de la universalidad, una identidad madrile?a propiamente dicha?¡±.
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