Soberan¨ªa e in(ter)dependencia
No es lo mismo tener un Estado propio que no tenerlo. Disponer de ese instrumento permite una mayor capacidad para negociar las condiciones de relaci¨®n con los dem¨¢s
Estamos en un periodo en el cual la constataci¨®n de las enormes interdependencias que cruzan nuestras vidas no nos impide reclamar constantemente m¨¢s soberan¨ªa, m¨¢s capacidad para decidir sobre lo que nos afecta. Palabras o t¨¦rminos como ¡°empoderamiento¡±, ¡°prosumidor¡±, ¡°emprendedor¡±, hacen referencia a la necesidad de cambiar la distribuci¨®n de roles que otros nos asignaron. Rechazamos ser considerados como meros objetos de la decisi¨®n de otros, y reclamamos ser sujetos, protagonistas de lo que vivimos. Reforzar nuestro poder, pasar de mero consumidor a productor, cambiar nuestras vidas iniciando nuevos proyectos, son parte del discurso emancipador.
Ese fen¨®meno se da tanto en la esfera personal como en la colectiva e institucional. Los pa¨ªses est¨¢n sometidos a constantes limitaciones sobre la din¨¢mica econ¨®mica o social. La mundializaci¨®n financiera es un hecho irreversible, como lo es la conexi¨®n informativa o la interdependencia tecnol¨®gica. Y es tambi¨¦n irreversible el flujo constante de gentes andando de un lugar a otro, por las m¨¢s distintas razones.
Los Estados sufren ese gran cambio desde hace tiempo y son ya pocos los que se atreven a alardear o presumir de soberan¨ªa. Lo que el jurista Jellinek defin¨ªa como atributos del Estado (territorio, poblaci¨®n y soberan¨ªa), son hoy espacios mixtos, h¨ªbridos y constantemente sometidos a l¨®gicas que les afectan y condicionan.
A pesar de todo ello, muchos siguen refiri¨¦ndose de manera engolada a ¡°independencia¡± y ¡°soberan¨ªa¡± como conceptos absolutos, alcanzables y plenamente operativos. Esa mirada alimenta la dimensi¨®n m¨¢gica de lo que conseguir¨ªamos efectivamente cuando lleg¨¢ramos a ser independientes y soberanos. Es evidente que arrastramos expresiones y conceptos que serv¨ªan para describir una realidad que se ha ido modificando. ?Qui¨¦n es hoy soberano?, ?qui¨¦n es hoy el ¡°nosotros¡± sobre el que se fundamenta la versi¨®n constitucional y democr¨¢tica de la soberan¨ªa? Estamos en un escenario de pluralismo de poderes y de interdependencias tanto internas como externas a los Estados. Hemos cedido poderes a la Uni¨®n Europea sin que tengamos un ¡°nosotros¡± europeo ni podamos hablar seriamente de constituci¨®n, de asunci¨®n de responsabilidades y de democracia plena en la toma de decisiones comunitarias.
Pero, dicho todo lo cual, tambi¨¦n es cierto que no es lo mismo tener un Estado propio que no tenerlo. La soberan¨ªa tiene una dimensi¨®n institucional. Es una forma de describir un conjunto de reglas persistentes que prescriben los formatos de acci¨®n, que los limitan y que de esta manera modulan lo que es o no posible. Disponer de proyectos ampliamente compartidos internamente, permite acceder con mayores garant¨ªas a influir en los flujos de decisiones interdependientes constantemente en marcha. Disponer del instrumento ¡°Estado¡± permite ser invitado a mesas, foros y debates a los que de otra manera solo se accede por persona o instituci¨®n interpuesta. Tener soberan¨ªa hoy no es tener supremac¨ªa. Es disponer de un estatuto de autoridad legal que te da un plus de capacidad para negociar las condiciones y los impactos de la innegable interdependencia.
En Catalu?a necesitamos disponer de ese plus, lo cual no pasa forzosamente por la plena independencia, pero s¨ª por disponer del reconocimiento de ser sujeto pol¨ªtico, de ser el ¡°nosotros¡± necesario para adquirir el estatuto legal que permita el plus de negociaci¨®n y poder antes mencionado. Y lo necesitamos sobre todo para preservar elementos propios de identidad, y para establecer coaliciones con otros sujetos pol¨ªticos que compartan valores e intereses en la defensa de las m¨²ltiples soberan¨ªas hoy en cuesti¨®n. Nos referimos a soberan¨ªas como la energ¨¦tica, tecnol¨®gica, alimentaria o la estrictamente social y vital. Un conjunto de soberan¨ªas que llenen de contenido la palabra democracia.
No hay una esencia intr¨ªnseca en el concepto de soberan¨ªa, sino un componente relacional que puede permitir afrontar la despolitizaci¨®n y desdemocratizaci¨®n que la l¨®gica neoliberal y global ejerce en todas partes, sustituyendo protagonismo ciudadano por formas tecnocr¨¢ticas y autoritarias de gesti¨®n que, adem¨¢s, levantan cada vez m¨¢s murallas y barreras. Es insostenible el mantenimiento de la distinci¨®n ¡°interior¡± y ¡°exterior¡± que es b¨¢sica en la concepci¨®n tradicional de la soberan¨ªa. Lo que est¨¢ en juego es si la creciente interdependencia en la que vivimos puede democratizarse y dar as¨ª respuesta colectiva a la cuasisoberan¨ªa de los mercados financieros.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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