La Plaza Mayor de Barajas cumple cuatro siglos
La presidencia del distrito pugna por su peatonalizaci¨®n y protecci¨®n arquitect¨®nica
El pueblo-distrito madrile?o de Barajas cuenta con un tesoro ¨²nico, cuyo fulgor no ha sucumbido ni por la cercan¨ªa del ruidoso aeropuerto ni por un urbanismo local fruto del ca¨®tico desarrollismo franquista. Se trata de su Plaza Mayor, que este a?o cumple cuatro siglos de existencia y que encarna el canon de las plazas p¨²blicas renacentistas espa?olas mandadas construir bajo el reinado de Felipe II. Su art¨ªstica veteran¨ªa reclama una protecci¨®n arquitect¨®nica y una peatonalizaci¨®n por las que pugna la presidencia del distrito municipal madrile?o, dentro de un proyecto de circunvalaci¨®n del casco hist¨®rico, en tr¨¢mite, que se remonta a los a?os 80 y que se propone reestructurar a completo la movilidad de Barajas.
La plaza lleva a¨²n el nombre de los Hermanos Falc¨® y ?lvarez de Toledo, denominaci¨®n cuestionada seg¨²n la Ley de Memoria Hist¨®rica, por lo que se propone que sea llamada Plaza Mayor de Barajas a secas. Su disposici¨®n es rectangular. La generosa extensi¨®n columnada de sus alas se ve jalonada, en tres de ellas, por un caser¨ªo de dos alturas rematado por cubiertas abuhardilladas con teja ¨¢rabe. El lado a poniente es un solar. Un espacio central arbolado, con cuatro enormes cedros que circundan una fuente con hito escult¨®rico de bronce, otorga a esta plaza de traza renacentista una semblanza irrepetible en la regi¨®n madrile?a. Los expertos la asemejan a las plazas mayores coet¨¢neas de Pedraza, en Segovia, y Briviesca, en Burgos.
Pasear por sus galer¨ªas transporta al paseante hacia una atm¨®sfera fresca y arcaica, bajo techos de vigas de reluciente madera marr¨®n oscura, entre 70 columnas de granito de fustes de estilo toscano que soportan largos dinteles de madera dispuesta en grandes vigas, en su mayor parte basadas en potentes pies p¨¦treos que, en algunos tramos de la plaza, desaparecen por antiguas modificaciones del piso. Decenas de comercios, restaurantes y locales de trabajo jalonan la plaza, ideada en el ¨²ltimo tercio del siglo XVI y concluida su construcci¨®n en 1616 para hacer converger all¨ª la vida cotidiana, comercial y ciudadana del pueblo sobre su lar.
Las plazas renacentistas, de las cuales la de Barajas se erige en su canon madrile?o, supusieron en el siglo XVI un cambio profundo en la vertebraci¨®n de las ciudades bajomedievales. Aquellas eran apenas encrucijadas de oscuras callejas surgidas alrededor de una fortaleza, pensadas meramente para el paso. Pero los mejores alarifes del Renacimiento redise?aron las abigarradas y asfixiantes villas del Medioevo con un nuevo concepto, m¨¢s social y di¨¢fano. Gracias a su redise?o completo, transformaron las plazas en verdaderos pulmones de encuentro para sus pobladores. En ellas comenzaron a coexistir moradas, comercios, espect¨¢culos, desfiles y mentideros sobre espacios compartidos, donde la racionalidad de una estricta geometr¨ªa (galer¨ªas columnadas, dos alturas, techumbres tejadas o de pizarra, fachadas con ventanales o balcones), que se mostrar¨ªa, adem¨¢s, unificada por una l¨ªnea de cornisa uniforme, humaniz¨® el espacio urbano con esta tipolog¨ªa arquitect¨®nica que tuvo en Italia sus primeras manifestaciones.
Protecci¨®n arquitect¨®nica
Por todo ello, el distrito nororiental madrile?o, a 18 kil¨®metros de la Puerta del Sol, con cinco barrios, que regenta Marta Garc¨ªa Lahoz (Podemos), persigue guarecer con la m¨¢xima protecci¨®n arquitect¨®nica oficial la plaza, hasta conseguir una peatonalizaci¨®n completa (positivamente informada para su catalogaci¨®n por la Oficina de Coordinaci¨®n Urbana) dentro de una circunvalaci¨®n del casco hist¨®rico de Barajas que la preserve de mayores deterioros de los que hoy soporta por el fluido tr¨¢fico rodado: hacia ella converge media docena de calles con sus respectivos accesos; hoy los cuatro lados de la plaza acogen veh¨ªculos estacionados. Estudiantes de la Universidad Alfonso X El Sabio preparan una exposici¨®n con sus proyectos de restauraci¨®n de la plaza, que ser¨¢n abordados en una conferencia debate el pr¨®ximo 18 de abril.
Barajas fue rico enclave cerealero, tributario de Madrid, feudo de la poderosa familia de los Zapata, condes de Barajas, que erigieron un castillo en su ¨¢mbito, hoy visitable, cercano al parque de El Capricho. Su condado fue heredado por la familia Fern¨¢n N¨²?ez. La iglesia de San Pedro Ap¨®stol, antes llamada de Antioqu¨ªa, situada a un suspiro de la Plaza Mayor, conserva hechuras mud¨¦jares, con artesonado de reluciente entablamento y retablo barroco estofado de oro. Su orgullosa torre de ladrillo, coronada por un chapitel de pizarra, parece proclamar a los cuatro vientos desde su atalaya, la belleza de la plaza que a sus pies se abre.
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