El incesante chabolismo de Poble Nou
Las 46 personas desalojadas esta semana de las naves de la calle Pamplona subsisten durmiendo en la calle o en furgonetas
Los bomberos sofocaron, la madrugada del pasado 24 de abril, un incendio en un asentamiento de barracas de la calle Joan d¡¯Austria de Barcelona. Nadie sabe c¨®mo se produjo el fuego. Una de las personas que dorm¨ªa entre cartones result¨® herida y trasladada al Hospital del Vall d¡¯Hebron. Los servicios sociales del Ayuntamiento atendieron al resto de chabolistas. Ninguno pidi¨® que lo realojaran. Ah¨ª siguen, escondidos entre cartones y maderas, una decena de rumanos que cada ma?ana toman el pulso a la ciudad armados con carros de supermercado en busca de chatarra.
La red de apoyo de asentamientos de Poblenou asegura que en este barrio barcelon¨¦s sobreviven dos centenares de personas en unos sesenta asentamientos, barracas o pisos ocupados.
Si alguna vez alguien pudo aspirar a ser feliz en una chabola, no fue esta semana. El mi¨¦rcoles la Guardia Urbana desaloj¨® el asentamiento donde viv¨ªan 46 personas en unas naves de la calle Pamplona, en Poblenou. Un lugar ocupado desde hace ocho a?os y parcelado en barracas. Un submundo que esta semana se ha empezado a demoler.
"Los asentamientos no desaparecen por arte de magia¡±
Cuatro personas perdieron la vida tras arder una chabola a principios de abril de 2012 en la calle Bilbao. Manel Andreu, uno de los representantes de la red de apoyo de asentamientos de Poblenou, asegura que esas muertes evidenciaron un problema que su entidad llevaba estudiando desde 2010. En julio de 2013 se desaloj¨® una nave en la calle Puigcerd¨¤ donde viv¨ªan cerca de 350 personas. ¡°Ya no tenemos asentamientos tan grandes¡±, informa Andreu. ¡°La gente que vive en asentamientos no desaparece por arte de magia, se reubica en otros lugares cuando les desalojan, ahora est¨¢n en la calle, furgonetas, bajo los puentes o en pisos ocupados y sobreocupados¡±.
¡°No he visto ni un gato y, s¨ª muchas ratas¡±, explica uno de los operarios encargados de la demolici¨®n. A su alrededor montones de maderas, hierros, restos de colchones y ruinas de la pura miseria. ¡°Hemos sacado ocho camiones de basura y necesitaremos ocho m¨¢s¡±, anuncia. El lunes empezar¨¢ el derribo. ¡°Ser¨¢ complicado, esta gente viv¨ªa con tejados de uralita hecha de amianto¡±, susurra mientras se?ala, con secretismo, al veneno del tejado.
Fuera de las naves, a 20 metros de la puerta, Raguan, un joven marroqu¨ª, hace las funciones de alcalde de este submundo. ¡°S¨®lo viv¨ªamos hombres, la mayor¨ªa marroqu¨ªes, tres argelinos y siete subsaharianos¡±, informa. Mientras, en una fuente de la calle Tanger uno de los exhabitantes de las naves limpia, sin jab¨®n, un pantal¨®n repleto de grasa.
Mohamed Bellache es un argelino de casi 70 a?os. No deja de temblar. Era el chatarrero de mayor edad de las naves de la calle Pamplona. Ahora duerme sobre un cart¨®n a unos metros del lugar que ha sido su hogar los ¨²ltimos tres a?os. Bellache lleg¨® a Espa?a hace 26 a?os, trabaj¨® en el campo en Zaragoza. Sus manos son duras y est¨¢n quemadas. Gajes del oficio, antes de vender el cable hay que chamuscarlo, quitar el pl¨¢stico y entregarlo limpio ¡°lo pagan mejor¡±. Mustapha Aitec es un marroqu¨ª de 56 a?os que tambi¨¦n se ha quedado sin techo. Llevaba un a?o viviendo en la nave. ¡°Yo vend¨ªa en el mercado pero lleg¨® la crisis y no tuve otra soluci¨®n que la chatarra¡±, recuerda. Desde el pasado mi¨¦rcoles duerme en una furgoneta. ¡°No la muevo, no he pagado el seguro y la ITV est¨¢ caducada; si me la quitan tendr¨¦ que dormir en la calle¡±, lamenta.
Raguan recuerda la primera noche del colectivo dentro de las naves. ¡°Nos dio las llaves un se?or que se fue porque no pod¨ªa pagar el alquiler¡±. Algunos vecinos de la zona comentan que se alquilaban las barracas construidas dentro de las naves. ¡°No es cierto, lo que pasa es que s¨®lo quer¨ªamos a gente buena y que no diera problemas¡±, sentencia el joven que ejerc¨ªa como primer edil.
El Ayuntamiento justifica el desalojo porque en el lugar hab¨ªa un peligro real para las personas. El pasado mi¨¦rcoles, cuando la Urbana les ech¨®, s¨®lo hab¨ªa 20 personas. Cuatro pidieron ser realojados unos d¨ªas por los servicios sociales del consistorio. ¡°No nos dan ninguna soluci¨®n, iremos a otras barracas, a pisos ocupados¡±, lamenta Raguan, del asentamiento de la calle Pamplona dentro de unos d¨ªas no quedar¨¢n paredes.
A muy pocos metros de all¨ª. En un peque?o solar pr¨®ximo que sirve de aparcamiento el tanatorio de Sancho de ?vila sobreviven otras seis personas en barracas. ¡°Somos familia de las que viven en Joan d¡¯Austria¡±, informa una joven rumana. ¡°Llevamos tres a?os viviendo aqu¨ª, nadie nos ayuda¡±, lamenta el compa?ero sentimental de la mujer. Ning¨²n menor vive aqu¨ª. ¡°Tenemos familias que tienen pisos y all¨ª est¨¢n¡±, informan mientras vuelven a recordar el fuego que hiri¨® a uno de los chabolistas el pasado fin de semana. Uno de los tejados est¨¢ construido con un p¨®ster publicitario de unos conocidos almacenes de electrodom¨¦sticos. ¡°Enhorabuena, has encontrado los mejores precios¡±, reza el cartel. Al lado, uno de los habitantes carga con un termo el¨¦ctrico oxidado. ¡°El mejor de los d¨ªas puedes ganar seis o siete euros¡±, sonr¨ªe.
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