Rev¨¢lida con limitaciones
El cuarteto madrile?o instrumental se grad¨²a en el Barclaycard Center, a falta de encontrarle matices a su ¡®metal¡¯ apote¨®sico
Hay un trasfondo realmente hermoso en la historia de Toundra. Cualquier futur¨®logo que tres a?os atr¨¢s hubiese pronosticado su irrupci¨®n del s¨¢bado en el Barclaycard Center, incluso en el formato de 3.000 espectadores, habr¨ªa sido sospechoso de consumir opi¨¢ceos. Resulta estimulante, por ins¨®lito, el triunfo de este cuarteto que apuesta por un post-hardcore instrumental, de extensos desarrollos y t¨ªtulos evocadores. Espoleados por el boca a boca y un pundonor admirable, los madrile?os concibieron la cita como una rev¨¢lida y no escatimaron en esfuerzos. Dispusieron tres bandas c¨®mplices (Viva Belgrado, Jard¨ªn de la Croix y Alcest), un bello despliegue en luminotecnia y hasta una peque?a orquesta elevada sobre una plataforma para enfatizar los momentos m¨¢s monumentales. La fiesta de graduaci¨®n result¨® exitosa, pero algo agridulce: a mayor grandilocuencia, m¨¢s quedan al descubierto las limitaciones de la banda.
Toundra ha interiorizado las ense?anzas del metal y despliega un sonido visceral y en¨¦rgico, con grandes crescendos ¨¦picos que eclosionan en sucesivas apoteosis. La orquesta subraya sin servir de contrapunto, a?ade artiller¨ªa al arrebato pero no lo logra matizar. El problema de partida radica en aquellos temas que, carentes de desarrollo, recorren el camino de la nada a ninguna parte. Toundra aporta ruedas arm¨®nicas, sagaces cambios de ritmo y descargas s¨²bitas, pero la sensaci¨®n es que al ruido le falta a veces su correspondiente nuez.
Seamos indulgentes con esos violines que sonaban como gatos a los que les pisaran el rabo (Viesca) o con un presunto r¨¦quiem a ritmo de vals. Nos quedamos con las furibundas distorsiones de Marte, el exquisito punteo inicial de Strelka (con David Maca transformando su apellido en Gilmour), el pasaje central de Zanz¨ªbar o la qu¨ªmica de unos m¨²sicos que en escena se desaf¨ªan, contornean y revuelven de manera casi ic¨®nica. Les queda mucho que contar, incluso sin palabras. Tambi¨¦n un amplio margen para pulir.
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