?Legalidad europea?
Tusk y sus c¨®mplices utilizan Turqu¨ªa solamente como nuestro patio trasero, un espacio externo de alegalidad. Por 6.000 millones han comprado algo as¨ª como un Guant¨¢namo de la Uni¨®n Europea
El Presidente del Consejo Europeo desde 2014, Donald Tusk, fue l¨ªder del partido conservador y primer ministro de Polonia desde 2007 hasta 2014. Es como un Rajoy polaco, pero sabiendo hablar ingl¨¦s. Cuando empez¨® la crisis de los refugiados, el primer ministro griego Tsipras exig¨ªa el cumplimiento de la legalidad de la Uni¨®n Europea (UE). El Tratado de Lisboa prev¨¦ un reparto solidario de la carga de la inmigraci¨®n masiva provocada por las guerras. Pero Tusk discrepaba. Seg¨²n ¨¦l, la aplicaci¨®n rigurosa de la legalidad de Schengen y Dubl¨ªn obliga a Grecia a responsabilizarse de los refugiados, darles asilo o rechazarles.
El 22 de abril, en un art¨ªculo publicado en EL PA?S, Tusk insist¨ªa en su criterio, revisti¨¦ndolo con una argumentaci¨®n pretendidamente legalista. El art¨ªculo se titulaba Amparo a los refugiados. Dec¨ªa que la debilidad e indecisi¨®n europea abri¨® Europa a la inmigraci¨®n descontrolada. Afirmaba que la oleada migratoria hab¨ªa producido en los europeos temores por su seguridad y por las consecuencias sociales y financieras. El Tratado entre la UE y Turqu¨ªa, afirmaba, era la forma m¨¢s eficaz de ayudar a Grecia y acabar con el negocio de las mafias. Se sent¨ªa orgulloso de sus resultados: cada vez entran menos migrantes en Europa por Grecia. 70.000 en enero, 50.000 en febrero, 30.000 en marzo, 3.000 en abril. Se hab¨ªa recuperado la legalidad europea de Schengen, pero una legalidad concebida como un cerrojo seguro para preservar los privilegios y la insolidaridad.
Sin embargo, la base de la legalidad europea est¨¢ en la Carta de Derechos Fundamentales. En esta se garantiza el derecho de asilo seg¨²n el Estatuto de refugiados (Ginebra 1951), lo cual impide las devoluciones ¡°en caliente¡±. Proh¨ªbe las expulsiones colectivas. Exige supeditar las actuaciones gubernamentales al superior inter¨¦s del menor. El acuerdo euro-turco no contiene reglas que garanticen el respeto de estos derechos en Turqu¨ªa. Ni siquiera se han respetado siempre en las fronteras de Europa. En Espa?a, la reforma sorpresiva de la Ley de Extranjer¨ªa para legalizar las devoluciones ¡°en caliente¡± en Melilla, aprovechando la ley mordaza, es un buen ejemplo. Seguramente Tusk y sus c¨®mplices aplaudieron esa primera experiencia.
La guerra sigue. Mientras haya bombardeos, devastaci¨®n e inseguridad, habr¨¢ migrantes que huyen y, consecuentemente, mafias controlando las rutas terrestres o mar¨ªtimas. Si no pueden acceder a Europa por Lesbos, pasar¨¢n por Lampedusa o por cualquier otro lugar. A m¨¢s dificultades, m¨¢s riesgos y m¨¢s precio. El optimismo de las cifras de Tusk es infundado. Los migrantes seguir¨¢n huyendo del hambre o de las guerras y seguir¨¢n llegando, aunque Tusk no pueda contabilizarlos. Todos soportar¨¢n por igual el calvario del ¨¦xodo, los peligros del mar, y tambi¨¦n la insolidaridad de Tusk y de los mandatarios europeos, incluido Rajoy con su reforma legal.
Eduard Segarra, profesor de Derecho Internacional y presidente de la Asociaci¨®n para las Naciones Unidas en Espa?a, dice que los famosos acuerdos del Tratado no estaban pensados para refugiados, ni tampoco son actuales. Son de 2014. Contrariamente a lo que nos informan, no se aplica ning¨²n nuevo acuerdo sino que se adelanta la aplicaci¨®n de una Decisi¨®n ya adoptada anteriormente. Se trata de la Decisi¨®n de 14 abril de 2014, entre la UE y Turqu¨ªa sobre readmisi¨®n de ¡°residentes ilegales¡±, que ahora se extiende a los refugiados. La novedad es que se hace pagando a Turqu¨ªa 6.000 millones de euros, adem¨¢s de otras compensaciones pol¨ªticas. A cambio, Turqu¨ªa se encargar¨¢ de evitar que los refugiados y migrantes lleguen a Europa por Grecia.
A Tusk y sus c¨®mplices no les importa c¨®mo se ejercer¨¢ ese encargo en Turqu¨ªa. No les importa el escaso respeto que concede a los derechos humanos y la libertad de prensa. No les importa las condiciones de los lugares o campos de internamiento en que recluyen a los refugiados y migrantes. Ni las devoluciones forzadamente ¡°voluntarias¡± de sirios y afganos a sus pa¨ªses de origen, con los graves peligros que comportan, tal como ha denunciado Human Rights Watch. Ni que las peticiones de informaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional hayan sido rechazadas ¡°por ser asunto confidencial¡±. Ni que la UE no pueda vigilar o supervisar efectivamente lo que pasa en Turqu¨ªa. El Tribunal de Justicia de la UE deber¨ªa condenar esta distorsi¨®n insolidaria de nuestra legalidad. Porque Tusk y sus c¨®mplices utilizan Turqu¨ªa solamente como nuestro patio trasero, un espacio externo de alegalidad. Por 6.000 millones de euros han comprado algo as¨ª como un Guant¨¢namo de la Uni¨®n Europea.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena fue fiscal jefe del TSJC.
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