Hay un espacio vac¨ªo
Cuando un partido dice que quiere refundarse es que est¨¢ muy mal. Pero lo peor para Converg¨¨ncia es que ahora no sabe si refundarse o cambiar de nombre. Y, en todo caso, Mas tampoco puede pilotar ning¨²n cambio
La pol¨ªtica catalana, bajo la capa del independentismo, experimenta variaciones diversas que confluir¨¢n seguramente en un cambio profundo en su sistema de partidos. Uno de los cambios m¨¢s visibles es que Converg¨¨ncia (CDC) se est¨¢ esfumando, parece en fase de desaparici¨®n, a la vista de todos. El que fue durante tantos a?os el partido central, el famoso pal de pallerque vertebraba la pol¨ªtica catalana, ya hace un tiempo ocupa otro lugar, m¨¢s secundario y marginal, desde hace a?os no es lo que fue. Pero es que ahora, en este curso, tras el ¨²ltimo ciclo electoral, corre serio peligro de que le suceda como a UCD o el PCE/PSUC: una vez se desploman, aunque sigan existiendo, nunca volver¨¢n a ser como antes, s¨®lo quedan unos cargos y carguillos que simplemente se limitan a administrar.
Cuando un partido dice que quiere refundarse es que est¨¢ muy mal y Artur Mas ya hace muchos meses que empez¨® a utilizar este t¨¦rmino. Pero lo peor ahora es que no saben si refundarse o cambiar de nombre, si son independentistas o soberanistas, si su l¨ªder es Mas o Puigdemont. Van deshojando la margarita ante un p¨²blico desconcertado: refundaci¨®n o el cambio de nombre, independentismo o soberanismo, es como averiguar el sexo de los ¨¢ngeles, no se sabe muy bien que significa. Pero los nombres propios, las personas de carne y hueso que deben liderar, ya es otra cosa, son m¨¢s f¨¢ciles de entender, son los que dan confianza.
Y quiz¨¢s es en los nombres donde la confusi¨®n es mayor. Cada vez es m¨¢s claro algo que parec¨ªa mentira que fuera oscuro: Artur Mas no puede pilotar ning¨²n cambio. La raz¨®n es obvia: ¨¦l ha sido y sigue siendo una parte del problema. Es hombre inteligente y capaz para unas cosas pero negado para otras. Entre lo segundo, el olfato pol¨ªtico. No lo tiene, le falta instinto, le sobran racionalismo y neuronas pero no sabe ver c¨®mo imperceptiblemente crece la hierba bajo sus pies.
Es lo que ha demostrado en estos a?os. No supo ver que su radicalismo con el nuevo Estatut provocaba el crecimiento de ERC; que con su apuesta a favor del concierto econ¨®mico fomentaba el independentismo y que en su empe?o en celebrar una consulta ilegal disparaba las expectativas de la CUP y En Com¨² Podem. El corrimiento de las fuerzas pol¨ªticas catalanas hacia la izquierda es en buena parte causado por la torpeza de Artur Mas. Se estudia los temas, es un magn¨ªfico parlamentario, habla bien ingl¨¦s y franc¨¦s, pero es un mal pol¨ªtico. Le falta olfato, le sobra arrogancia.
Quiz¨¢s Puigdemont, desconocido hasta fin de a?o excepto en Girona, pueda coger las riendas, no lo s¨¦, seguramente nadie lo sabe. Porque los otros dos candidatos que parecen trabajar la sucesi¨®n bajo mano, los se?ores Jordi Turull y Germ¨¢ Gord¨®, demuestran el bajo nivel en el que est¨¢ el partido. Quiz¨¢s son eficaces parlamentarios y conocedores de las interioridades de CDC pero, francamente, no tienen ning¨²n relieve p¨²blico, ni creo que lleguen a tenerlo. Quiz¨¢s son listos, pero no son l¨ªderes con autoridad para enderezar las cosas. Turull y Gord¨®, vayan por la calle y pregunten, com¨¦ntenlo con los amigos, ?qui¨¦n los conoce?
Realmente, CDC ha cometido muchos errores en quince a?os. Quiso hacerse independentista para que no los absorbiera ERC cuando muy buena parte de sus votantes no lo eran ni lo ser¨ªan: ERC los ha absorbido. La sensaci¨®n de partido corrupto le ha hecho un gran da?o, primero violando el templo sagrado del Palau de la M¨²sica (por cierto jueces de Catalu?a, ?c¨®mo va la cosa?), despu¨¦s por el esc¨¢ndalo de los Pujol. Ciertamente, no estar¨ªamos hablando as¨ª de CDC si el gran patriarca a¨²n fuera el que fue.
Pero tercero, y esto es nuevo y muy relevante, porque sus escarceos con el independentismo, la convocatoria de manifestaciones masivas, el bombardeo medi¨¢tico sobre qui¨¦n la dice m¨¢s gorda, han sido el caldo de cultivo de la aparici¨®n y ¨¦xito electoral de un populismo de izquierdas, de la CUP a Colau y sus confluencias podemitas, que han asustado tremendamente al tradicional votante centrista convergente. Ya no les votar¨¢ nunca m¨¢s, ya no se f¨ªa, hasta ah¨ª lleg¨®. La renuncia de CDC a su tradici¨®n deja votantes hu¨¦rfanos. Como dice un conocido bolero, ¡°cuando un partido se va, deja un espacio vac¨ªo¡¡±. Todo un reto para otros partidos.
Francesc de Carreras profesor de Derecho Constitucional.
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