La danza de Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez llega a ¡®Don Quijote¡¯
La Compa?¨ªa Nacional de Danza agota en el Auditorio de Sant Cugat
La gran expectaci¨®n que hab¨ªa despertado, el pasado fin de semana, la presentaci¨®n del ballet Don Quijote a cargo de la Compa?¨ªa Nacional de Danza (CND) hizo que en el Teatre-Auditori de Sant Cugat se agotaran las localidades para las dos funciones. Ni el partido de Champions entre el Real Madrid y el Atl¨¦tic pudieron con la danza. Al p¨²blico le gust¨® la din¨¢mica y colorista versi¨®n de Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez, director de la compa?¨ªa y la aplaudi¨® y ovacion¨® apasionadamente durante largos minutos. Quedaba claro que Mart¨ªnez ha hecho realidad el sue?o de muchos: que la CND volviera a bailar un ballet del repertorio cl¨¢sico, algo que no hac¨ªa desde 1989 cuando se estren¨® La fille mal gard¨¦e con coreograf¨ªa de Maya Plis¨¦tskaia.
A lo largo de la reciente historia de la danza espa?ola hay otros core¨®grafos que han querido realizar su versi¨®n de la famosa obra de Cervantes, con mayor o menor fortuna, como son los ejemplos de V¨ªctor Ullate en 1997 y David Campos en 2005. Don Quijote de Mart¨ªnez se basa en la original de 1869 de Marius Petipa y, que posteriormente en 1900, remont¨® Alexander Gorski. El director de la CND ha sabido transmitir la alegr¨ªa y sensualidad que emana del pueblo espa?ol, que tan bien conoc¨ªa Petipa, que vivi¨® en Espa?a, y por ello ha enfatizado, igual que ¨¦l, en los fragmentos de folclore como son las seguidillas, fandangos, boleros y jotas, con la colaboraci¨®n de bailarina y core¨®grafa de danza espa?ola, Mayte Chico. Son precisamente en estos fragmentos donde el trabajo coral de la CND fue m¨¢s impactante y visual y los que mejor bailaron con su riqueza de pasos, en cuanto al baile acad¨¦mico fueron correctos pero lejos de rozar el virtuosismo.
Mart¨ªnez ha realizado una buena labor de s¨ªntesis de la obra, suprimiendo fragmentos de pantomima y baile. El ballet dividido en tres actos se desarrolla con gran agilidad. Don Quijote (Isaac Montllor) y Sancho Panza (Jes¨²s Florencio) no huelen a naftalina y los amores entre Quiteria y Basilio destilan juventud. En el primer acto el fragmento de los toreros capitaneados por el bailar¨ªn Mois¨¦s Mart¨ªn, result¨® de una gran fuerza. Lo m¨¢s d¨¦bil de esta versi¨®n es el ¡°acto blanco¡± o Reino de las dr¨ªadas, donde el elenco femenino no mostr¨® la souplesse y virtuos¨ªsimo que requiere la danza acad¨¦mica, si bien mostraron un seguro trabajo de puntas. En este segundo acto hay que destacar el baile de Giulia Paris como Cupido y Lucie Barth¨¨lemy como Dulcinea.
En el tercer acto el trabajo de grupo volvi¨® a brillar. La bailarina asi¨¢tica Haruhi Otani, fue, durante toda la funci¨®n, una convincente Quiteria, aunque a su interpretaci¨®n le falt¨® la picard¨ªa de la raza latina, secundada por un joven bailar¨ªn, Aitor Arrieta, en el papel de Basilio. Bailaron compenetrados el gran paso a dos y sus variaciones las ejecutaron con destreza y alegr¨ªa.
Menci¨®n especial merece el vestuario de Carmen Granell por su combinaci¨®n de colores y dise?os y el adecuado juego de luces de Nicol¨¢s Fischtel.
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