?Dispara y olvida? No, ayuda y respeta
El servicio militar supuso un elemento de cohesi¨®n y vertebraci¨®n social de Espa?a
Escribo estas consideraciones a ra¨ªz del art¨ªculo Memoria: dispara y olvida, publicado por este diario el 28 de mayo.
El servicio militar obligatorio constituy¨® una ¨¦poca de nuestras Fuerzas Armadas que merece un reconocimiento por el sacrificio y esfuerzo que supuso a todos los j¨®venes que lo realizaron. Es cierto que se dieron algunas experiencias negativas, excesos e incluso arbitrariedades. Pero estas situaciones, sin duda, no eran reflejo de una intencionalidad generalizada ni de un esp¨ªritu equivocado del servicio militar.
Hoy, dicho servicio ha quedado superado por la evoluci¨®n y transformaci¨®n que ha supuesto el contar con un Ej¨¦rcito profesional, eficiente y calificado. Tambi¨¦n es justo reconocer que el servicio supuso un elemento de cohesi¨®n y vertebraci¨®n social en una Espa?a donde algunos ciudadanos no ten¨ªan posibilidad de relacionarse con otras clases sociales o viajar m¨¢s all¨¢ de su localidad natal. Por no mencionar la labor pedag¨®gica que supuso el servicio militar en una ¨¦poca en que muchos espa?oles carec¨ªan de una m¨ªnima alfabetizaci¨®n.
Intentar ajustar cuentas con la Instituci¨®n militar, 29 a?os despu¨¦s del paso por el servicio militar, se puede entender por una experiencia negativa o por una acusada animadversi¨®n hacia las Fuerzas Armadas (FAS) e, incluso, hacia las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE), por lo que parece deducirse del art¨ªculo. Considero que caricaturizar a algunos ciudadanos que acuden a presenciar una exposici¨®n de sus Fuerzas Armadas en funci¨®n de su vestimenta o circunstancias sociales colisiona de lleno contra el art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n. Precisamente, es en las actuales Fuerzas Armadas donde impera el principio de igualdad, en virtud de la L0 9/2011 de Deberes y Derechos de las FAS. Desde?ar y despreciar el trabajo y labor de los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas, mofarse de que estos profesionales se sientan motivados por su trabajo o burlarse porque estos conozcan su material es injusto e insolidario con la labor que realizan.
El dar a conocer el equipo que emplean las FAS o FCSE no alimenta ning¨²n tipo de violencia ni genera agresividad. Los principios y valores que se inculcan en el Ej¨¦rcito a las personas encargadas de utilizar dicho material se fundamentan en el respeto a las libertades y valores democr¨¢ticos. Adem¨¢s, estos equipos a los que se vitupera y desprecia en el art¨ªculo son los que dan estabilidad a los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos gracias a las misiones internacionales de las FAS. Tambi¨¦n hab¨ªa otro material expuesto en El Bruch, no mencionado en el art¨ªculo, que sirve para extinguir incendios, limpiar las minas que mutilan a la poblaci¨®n civil y llevar a cabo investigaciones que permiten esclarecer delitos a la polic¨ªa cient¨ªfica de la Guardia Civil.
Nuestras Fuerzas Armadas y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se sienten hoy orgullosas de servir a una sociedad libre y democr¨¢tica, as¨ª como preservar dichos valores. Al igual que el resto de la sociedad espa?ola, en los ¨²ltimos 30 a?os nuestras Fuerzas Armadas han evolucionado y han tratado de actualizarse respondiendo a las demandas de dicha sociedad, a la vez que han querido preservar lo mejor de nuestras tradiciones y nuestra historia.
Seguramente tenemos muchas cosas que mejorar para estar a la altura de las demandas de nuestros ciudadanos, pero presentar una imagen del Ej¨¦rcito de hoy con una visi¨®n retrospectiva que se asemeja a un esperpento grotesco no creo que sea la mejor manera de conseguirlo.
Ricardo ?lvarez-Espejo Garc¨ªa es teniente general e Inspector General del Ej¨¦rcito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.