S¨ªntomas de descomposici¨®n
Para dirimir conflictos la soluci¨®n no es agasajar a quien los genera, pero eso es lo que se hace en Barcelona, de modo que resulta rentable ser conflictivo
Incluso si los resultados de las inminentes elecciones generales son equiparables a los de las anteriores, es de esperar que en las propensiones del electorado haya algunas transferencias o deslizamientos de votos indicativos de nuevos estados de opini¨®n y giros de percepci¨®n social. Que sean transitorios o permanentes depender¨¢ de la calidad pol¨ªtica del nuevo gobierno. A la espera de los resultados en toda Espa?a, parece que en Catalu?a ya se han producido derivas y naufragios. Ser¨¢n constatables el 26 de junio pero por ahora se han escenificado en las calles de Gr¨¤cia, en la desintegraci¨®n de Converg¨¨ncia, en los desequilibrios tan arriesgados del poder municipal con respaldo minoritario, la no-pol¨ªtica de la Generalitat y el amplio desconcierto de los sectores sociales hasta ahora m¨¢s identificados con el deseo de estabilidad. El olvido ha asumido la ya peculiar identidad de Junts pel S¨ª.
La implosi¨®n convergente ha sobrepasado las expectativas de sus enemigos pol¨ªticos. Los moderados hist¨®ricos abandonan la nave y la presencia en el Congreso de los Diputados no parece que vaya a ser cooperativa a la hora de garantizar la gobernabilidad de Espa?a. En realidad, incluso en el caso de que se lo propusiera, ?c¨®mo podr¨ªa Converg¨¨ncia intervenir en la pol¨ªtica espa?ola si ni tan siquiera interviene de modo efectivo y real en la pol¨ªtica catalana? Queda ah¨ª un amplio espacio cuyo voto probablemente ser¨¢ m¨¢s disperso que nunca y sobre todo con mayor relevancia de nuevos agentes pol¨ªticos. En alg¨²n caso como es Ciutadans, su presencia en auge ¡ªpor contraste con su ausencia medi¨¢tica¡ª va a seguir incomodando al nacionalismo obsoleto. Mientras tanto, la ERC de Oriol Junqueras pretende ocupar la centralidad aunque sus instintos hist¨®ricos est¨¦n m¨¢s bien vinculados con la inestabilidad como vocaci¨®n. En paralelo, la CUP busca imponer sus criterios presupuestarios.
Por herencia de viejas tendencias totalitarias, a veces no se tiene en cuenta que las instituciones demo-liberales en realidad se construyen para que las sociedades puedan defenderse de sus propios errores, de la falibilidad humana. Por contraste se dir¨ªa que en la Catalu?a de hoy, las instituciones p¨²blicas ¡ªmunicipales o auton¨®micas¡ª existen para auspiciar el error pol¨ªtico, de un modo muy deliberado como lo demuestra todos los d¨ªas la manipulaci¨®n de TV3 y Catalunya R¨¤dio. El deterioro del pluralismo transcurre entre la indiferencia y la impotencia, con s¨ªntomas agudos de dejaci¨®n institucional y maltrato del sistema de opini¨®n p¨²blica.
Al considerar los nuevos populismos se advierte que ciertos elementos de su lenguaje proceden de la izquierda que se vio desahuciada con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y que se refer¨ªa a una democracia real por contraste con la democracia formal, del mismo modo que el Estado de Derecho pasa a segundo plano porque la pulsi¨®n pol¨ªtica populista cuenta m¨¢s que la ley.
Mientras, tanta contradicci¨®n desfavorece la acci¨®n preventiva y uso de la coerci¨®n leg¨ªtima por parte de la polic¨ªa municipal o los Mossos de Esquadra. El anarquismo italiano residente en Gr¨¤cia, por ejemplo, lleva tiempo aplicando sus m¨¦todos de acci¨®n violenta, como m¨ªnimo desde la cumbre comunitaria de 2002 en Barcelona, cuando las manifestaciones fueron instrumentadas por el activismo radical, poniendo en pr¨¢ctica entre otras cosas el uso operativo del tel¨¦fono m¨®vil. Ahora aparecen informaciones sobre pagos de alquiler de edificios ocupados con dinero p¨²blico para amortiguar el desgaste electoral de Converg¨¨ncia desde el aberrante sobreentendido de que cuenta m¨¢s contentar a los okupas que la tranquilidad de los ciudadanos. Eso pone el riesgo tanto ir libremente por la calle o el derecho a la propiedad como el uso cotidiano de los cajeros autom¨¢ticos y los contenedores de basura.
A pesar de sus proclamas ecologistas, el populismo radical pretende acabar con el h¨¢bitat normativo que necesita toda sociedad libre. Lo an¨®malo, aunque no inesperado, es que este ayuntamiento y tambi¨¦n el anterior desestimen de modo tan acusado un m¨ªnimo h¨¢bitat normativo. Para dirimir conflictos la soluci¨®n no es agasajar a quien genera el conflicto, pero es eso lo que se hace en Barcelona, por lo que est¨¢ resultando rentable ser conflictivo m¨¢s all¨¢ de la legalidad. Hacer pol¨ªtica de verdad se basa en la transacci¨®n pero no en ceder ante la presi¨®n ajena a la ley. Entre la no-pol¨ªtica y la antipol¨ªtica, la crisis de autoridad en Barcelona est¨¢ yendo m¨¢s all¨¢ del orden simb¨®lico y alcanza rasgos de vac¨ªo de poder.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.