Sin rastro de la tierra prometida
En Madrid hay 135 asentamientos ilegales en los que viven 1.346 personas, un n¨²mero que, seg¨²n los vecinos, no deja de crecer
Tres d¨ªas de viaje, m¨¢s de 3.500 kil¨®metros de distancia, 80 euros por el trayecto en autob¨²s y ni rastro de la tierra prometida. Hace una semana que Dumitru Radulescu, 53 a?os, lleg¨® a Madrid desde Putineiu, en la regi¨®n de Teleorman, a 90 kil¨®metros de Bucarest, la capital de Ruman¨ªa. Cuenta su peripecia tendido en un colch¨®n, bajo la sombra de uno de los ¨¢rboles del asentamiento ilegal en el que vive. Vino a la calle de Miguel Yuste por recomendaci¨®n de su hijo Ioan, que viv¨ªa aqu¨ª hasta hace unos d¨ªas, cuando volvi¨® a su pa¨ªs cansado de rebuscar entre la basura objetos que vender sin ganar apenas para comer. "Me dijo que podr¨ªa sacar un poco de dinero, pero no se puede", lamenta Dumitru, que est¨¢ deseando volver a casa. Mientras echa un trago a la litrona que acaba de comprar, narra como horas antes han recibido una visita inesperada: la de la polic¨ªa municipal.
Los agentes requirieron el 7 de junio la documentaci¨®n de los ocupantes de este solar yermo de 1.789 metros cuadrados en el que se erigen nueve chabolas. Pudieron contabilizar hasta 14 personas, el doble de las que llegaron en abril. EL PA?S, sin embargo, ha podido comprobar que el n¨²mero de habitantes de la colonia supera la veintena. El terreno, en el distrito de San Blas, pertenece al Sareb (la Sociedad de Gesti¨®n de Activos procedentes de la Reestructuraci¨®n Bancaria), seg¨²n consta en el Registro de la Propiedad. "Hace unos d¨ªas lleg¨® un se?or del banco. Nos dio un mes de plazo para venderlo todo y para que desaloj¨¢ramos", ha explicado Mario Radulescu, marido de Gabriela y padre de Geon¨ª. Los tres son los ¨²nicos ocupantes que permanecen a¨²n del asentamiento original, aquel en el que levantaron en abril cinco infraviviendas con materiales encontrados en la calle.
Esa sigue siendo su principal actividad: rebuscar entre la basura y vender, a un precio ¨ªnfimo, lo que encuentran. Toman un carro de la compra y pasan de contenedor en contenedor con la esperanza de toparse con alg¨²n mirlo blanco. Cuando han amontonado bastante material llaman a Cosmin, un compatriota que lleva nueve a?os en Espa?a. Tiene un peque?o cami¨®n, un Nissan modelo Ebro de color blanco en el que, por un "m¨®dico precio" (¨¦l dice que la gasolina, los clientes que un porcentaje), transporta los objetos hasta plantas de reciclaje como la de Vic¨¢lvaro. El dinero que obtienen por cada porte oscila entre los 50 y los 100 euros.?
El 7 de junio no pudieron completar su particular ciclo de la basura. Cosmin entr¨® con su cami¨®n al terreno, vallado con alambres, y carg¨®. Pero no pudo salir de ¨¦l porque un Fiat punto de color verde hab¨ªa aparcado ante el acceso. Esta vez se hab¨ªan olvidado de colocar el frigor¨ªfico viejo y ara?ado para evitar que estacionaran, motivo por el cual la polic¨ªa recibe frecuentemente las quejas de los vecinos. Tras un rato esperando a que el conductor del veh¨ªculo apareciera, Cosmin tuvo una idea: alent¨® a sus compatriotas a que retiraran el coche en volandas. La propietaria, que se encontraba en un bar cercano y presenci¨® la escena, llam¨® a la polic¨ªa. Se personaron seis agentes que tomaron los datos a los chabolistas. La intenci¨®n, seg¨²n la polic¨ªa municipal, es completar un informe para encontrarles un sitio donde puedan vivir en mejores condiciones.
Censo de asentamientos ilegales
El censo del Ayuntamiento, fechado el 31 de marzo, dice que en Madrid existen al menos 135 asentamientos ilegales en los que malviven 1.346 personas. De ellas, 877 son rumanos de etnia gitana, como los que habitan en la calle de Miguel Yuste. ¡°Conocemos los nombres [de los inquilinos], sus enfermedades, sus parentescos, hasta si tienen perro o no¡±, asegur¨® la concejal de Derechos Sociales, Marta Higueras, el 5 de mayo en un pleno monogr¨¢fico sobre el tema. La edil subray¨® que no es f¨¢cil conocer esos datos, ya que las cifras var¨ªan semana a semana.
Las palabras de Higueras las valida el incesante movimiento que tiene esta colonia de Miguel Yuste. Uno de sus habitantes es Cristi Sterian, de 38 a?os. Solo lleva una semana en Madrid (no habla ni una palabra en castellano) y ya est¨¢ deseando volver a su hogar, en Teleorman. Su cu?ado le anim¨® a venir y ahora se ha ido. Ante las acusaciones de pertenecer a una red criminal, Cristi se defiende: "No nos mueve ninguna mafia, venimos buscando un futuro". Ese, dicen quienes viven en el asentamiento con Cristi, es el motivo que les trae a Espa?a.
Los vecinos de la zona aseguran haber notado un incremento del asentamiento en las ¨²ltimas fechas, pero el Ayuntamiento no puede certificar esos datos porque a¨²n no ha actualizado las cifras de marzo, aunque est¨¢n en ello. Mientras, intenta poner en marcha el plan de choque que aprob¨® el pleno municipal en mayo. La intenci¨®n era actualizar el mapa de asentamientos, reforzar los servicios sociales (con m¨¢s dinero y medios), y establecer ¡°cauces de cooperaci¨®n¡± con Ruman¨ªa para atajar la inmigraci¨®n. Ahora Madrid fue el ¨²nico partido que vot¨® en contra al considerar que la iniciativa era ¡°innecesaria y redundante¡±.
El chabolismo en Madrid
El problema del chabolismo en Madrid no es nuevo. Ya exist¨ªa en la etapa en que el PP gobern¨® la capital (de 1991 hasta 2015), aunque este partido atribuye su supuesto auge actual al gobierno de Manuela Carmena, motivo por el que convoc¨® un pleno extraordinario monogr¨¢fico en mayo. En marzo de 2011, el Consistorio hizo balance del plan de erradicaci¨®n del chabolismo que lanz¨® Alberto Ruiz-Gallard¨®n (PP) cuando lleg¨® a la alcald¨ªa en 2003. En los ocho a?os de vigencia de ese programa, se desmantelaron 1.970 infraviviendas, se realojaron a 4.029 personas y desaparecieron 11 poblados chabolistas. Pero esas acciones no acabaron con el problema. En enero de 2014, la Consejer¨ªa de Vivienda difundi¨® un registro: quedaban 528 chabolas en la regi¨®n. Los c¨¢lculos, sin embargo, obvian el principal n¨²cleo de infraviviendas de la Comunidad, la Ca?ada Real Galiana, una franja que se extiende a trav¨¦s de 14,3 kil¨®metros por los t¨¦rminos municipales de Coslada, Madrid y Rivas-Vaciamadrid y que cuenta con 2.466 edificaciones irregulares y 8.628 habitantes.
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