Waldo Balart contra el caos
El artista, excu?ado de Fidel Castro y creador del orden axiom¨¢tico, expone en dos galer¨ªas de la capital
¡°Yo s¨¦ que vivimos en el caos, pero no me puedo perder en ese caos¡±. Lo dice el artista Waldo Balart en su taller, en una callecita de Ant¨®n Mart¨ªn, donde, en efecto, el ligero desorden propio de un espacio de creaci¨®n se convierte en la r¨ªgida geometr¨ªa de sus cuadros, en los colores fundamentales del espectro electromagn¨¦tico visible, es decir, del arco iris. Todo en orden, pues.
Balart (La Habana, 1931) tiene 85 a?os y dos exposiciones en marcha: la de la galer¨ªa Guillermo de Osma, hasta finales de julio, un recorrido por sus obras de los a?os setenta y ochenta, y la colectiva (junto con Gerold Miller, Bernd Ribbeck y Claudia Wieser, todo muy geom¨¦trico) en la galer¨ªa Casado Santapau, tambi¨¦n hasta finales de julio. Es una buena forma de comparar el trabajo pasado del artista con ¡°lo reci¨¦n salido del horno, donde estoy probando con colores m¨¢s vibrantes y fluorescentes¡±, explica.
¡°En realidad yo creo que siempre he pintado el mismo cuadro, con las variaciones que mi vida ha ido sugiriendo¡±, dice. No en vano, Balart ide¨® una especie de matriz num¨¦rica, que llama orden axiom¨¢tico, que le ha servido para generar toda su obra, catalogada dentro del llamado Arte concreto, una tendencia abstracta y minimalista que mezcla la formas geom¨¦tricas puras y los colores fundamentales, siguiendo la l¨ªnea de figuras como Max Bill (quien, por cierto, tuvo recientemente exposici¨®n en la Fundaci¨®n Juan March). Todo sale de esa tabla de n¨²meros que puede dar infinitas combinaciones, es decir, infinitos cuadros. ¡°Este m¨¦todo es una forma de respetar el orden que viene de la naturaleza¡±, explica el pintor, que tiene ¨²ltimamente ciertos problemas de movilidad despu¨¦s de sufrir una ca¨ªda: ¡°Es como si me hubiera olvidado de caminar¡±, se queja sobre las muletas, ¡°pero los m¨¦dicos dicen que todo est¨¢ sano¡±.
Esta obsesi¨®n por el orden y los n¨²meros tal vez le venga a Balart de sus estudios como contable en La Habana, ciudad que dej¨® tras la revoluci¨®n cubana, a principios de los 60, para emigrar a Nueva York. ?C¨®mo era entonces la Gran Manzana? ¡°Aaaay, era maravillosa, me lo preguntas y me emociono¡±, dice mientras sus ojos de palid¨ªsimo azul se ponen a so?ar. Habla entonces de la efervescencia creativa de la ciudad que recib¨ªa creadores e intelectuales de Europa, de Latinoam¨¦rica y del resto de Estados Unidos. Se acaba entonces la hegemon¨ªa del expresionismo abstracto, de pintores como Pollock, Kline o De Kooning, de cr¨ªticos como Greenberg y Rosenberg, y comienzan nuevas corrientes como el pop art o el minimalismo. Aunque Balart hizo sus pinitos en el expresionismo abstracto, acabo yendo por el camino del concretismo. ¡°Si no me perd¨ªa, me volv¨ªa loco¡±, dice. El orden otra vez. Con el pop art, tambi¨¦n tuvo relaci¨®n, en concreto mediante sus colaboraciones con Andy Warhol.
¡°Entonces pod¨ªas conocer a la gente en los bares neoyorquinos¡±, dice Balart que viv¨ªa en barrio muy deprimido de Manhattan, el Lower East Side (luego se gentrific¨®), donde estaba el legendario club Max¡¯s Kansas City, frecuentado por Lou Reed, Patty Smith, David Bowie o el propio Warhol. ¡°Aprend¨ª mucho de Andy, era una persona muy especial, me gustaba la vida que hab¨ªa a su alrededor. Es curioso c¨®mo se rodeaba de j¨®venes artistas, muchas veces drogadictos y marginales, y les dec¨ªa que iban a ser superstars. Luego solo avanzaba ¨¦l, claro. Pero los utilizaba para trabajar, para hacer pel¨ªculas, para desarrollar ideas¡±. La famosa Factory warholiana. El propio Balart trabaj¨® en dos pel¨ªculas de Warhol: The life of Juanita Castro (1965) y The loves of Ondine (1968).
¡°Dej¨¦ Nueva York con m¨¢s dolor que Cuba¡±, dice el artista. En 1972, llega a Espa?a para trabajar con su hermano. Tiene una exposici¨®n en el Museo de Arte Moderno (predecesor del Reina Sof¨ªa) y se trata con el movimiento abstracto de la ¨¦poca (Saura, Millares, etc), adem¨¢s de formar parte de grupos de Arte Concreto (entonces se hac¨ªan llamar constructivistas). Y as¨ª, sin parar, hasta hoy, cuando, accidentes aparte, sigue teniendo la cabeza llena de proyectos. ¡°Los artistas de hoy en d¨ªa est¨¢n preocupados probando las nuevas herramientas como el v¨ªdeo, la inform¨¢tica y la fotograf¨ªa. En las vanguardias era diferente: las herramientas eran las de siempre, pero nos pregunt¨¢bamos para que serv¨ªa el arte, si ten¨ªa sentido la figura del artista. Hoy se ha perdido parte de ese discurso, que sigue siendo importante. Hoy de lo que se habla es de qui¨¦n vende m¨¢s y m¨¢s caro: todo se ha mercantilizado¡±, se queja.
Y desde esa ¨¦poca, en la zona de Lavapi¨¦s y Ant¨®n Mart¨ªn, siempre rodeado de sus cuadros y de sus libros de la Bauhaus, de Malevitch, del constructivismo ruso y (muchos) de la ciencia m¨¢s l¨ªmite. ¡°Hoy en d¨ªa la ciencia, el arte, la filosof¨ªa, todo se mezcla¡±, dice en una sentencia muy propia de la llamada Tercera Cultura. ¡°Al final, mis cuadros, mi trabajo con la luz, con el color, no es m¨¢s que una discriminaci¨®n de las longitudes de onda de la luz visible, y de los sentimientos¡±, dice.
?Espa?a, c¨®mo va? ¡°Hay una confusi¨®n enorme. Los ¨²nicos que lo tienen claro son Rajoy e Iglesias, los otros quieren arreglarlo con el di¨¢logo, pero el di¨¢logo entre seres humanos suele fracasar¡±, dice, ¡°Y es una pena, porque en Espa?a se vive muy bien¡±. ?l lleva todos esos a?os en el barrio, que conoci¨® como una zona deprimida, pueblerina, de clases muy populares, y que ha visto cambiar ¡°muy positivamente, en parte por el influjo del Reina Sof¨ªa. Adem¨¢s, son zonas (Lavapi¨¦s, el Barrio de las Letras) que a pesar de todo, siguen manteniendo su car¨¢cter de barrio¡±.
Se da la circunstancia de que la primera mujer de Fidel Castro, Mirta D¨ªaz-Balart, es hermana del artista. ¡°Fidel es mi ex cu?ado, pero nunca tuve relaci¨®n con ¨¦l. Era un hombre muy inteligente, pero tambi¨¦n muy autoritario, por el que nunca sent¨ª empat¨ªa¡±, dice. ?Pron¨®stico para la isla? ¡°Se habla mucho de apertura, de que van a cambiar las cosas, pero al final todo se queda en palabras. No hay desarrollo econ¨®mico, no hay libertad¡±. (su hermana Mirta D¨ªaz-Balart fue la primera mujer de Fidel Castro)
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