Birrete para el ni?o de Liverpool
Paul Preston repasa vida y carrera en el acto como doctor ¡®honoris causa¡¯ por la UB
El ni?o que fue se abrochaba solo el bot¨®n del cuello para que la capelina emulara las alas de los aviones nazis que hab¨ªan bombardeado su Liverpool natal y el em¨¦rito sabio que es ya, a sus 70 a?os, saludaba ayer ajust¨¢ndose la toga y brindando el birrete azul celeste desde el p¨²lpito del Paraninfo de la Universidad de Barcelona (UB) tras su discurso. Entre ambos gestos, una vida, la del historiador Paul Preston, que ¨¦l mismo evoc¨® durante su nombramiento como doctor Honoris Causa del centro.
Alguna inhalaci¨®n entrecortada indicaba que aquella trayectoria vital empieza a ser larga, como la acad¨¦mica, pero ambas siempre intensas y honestas, como hab¨ªa apuntado desde ese mismo p¨²lpito el profesor de la UB Joan Villarroya sobre su patrocinado, ¡°el hispanista que mejor ha escrito sobre la historia reciente de Espa?a¡±. Hablaba del autor de Franco, caudillo de Espa?a, ¡°quiz¨¢ hoy a¨²n la mejor biograf¨ªa del dictador¡±, que tiene ya 20 a?os, s¨ª, pero que ese Preston algo rojizo sigue revisando sin parar, desmitificando, como ¨²ltima aportaci¨®n, ¡°la falsa figura del Franco salvador de jud¨ªos¡±. S¨ª, se glosaba al autor de La guerra civil espa?ola (ahora en c¨®mic) o la pol¨¦mica El holocausto espa?ol, ¡°donde demuestra que hubo terror en ambos bandos, pero que en el de los sublevados estaba organizado desde antes del inicio de la Guerra Civil¡±.
Con el t¨ªtulo ya en su poder, el birrete como corona a su magisterio, el anillo para sellar dict¨¢menes y unos guantes blancos como s¨ªmbolo de la pureza que ha de distinguir sus conocimientos, Preston, como llevado en volandas por los aplausos de las 150 personas presentes y la treintena de ya hermanos de claustro enfundados en hasta cinco togas de colores distintos, olvid¨® atr¨¢s al decano de la Facultad de Geograf¨ªa e Historia, Francesc Xavier Roig¨¦, y a su padrino camino del p¨²lpito. Parec¨ªa tener prisa por verse como el jovenzuelo que constru¨ªa maquetas de aviones de la Segunda Guerra Mundial, ese chico de barrio obrero que reforzar¨ªa un sentimiento de comunidad que ¡°acabar¨ªa influyendo en mi mirada sobre la historia de Espa?a¡±. Ese modesto joven que, al fin, entrar¨ªa en Oxford, ¡°un peque?o milagro¡±, donde tampoco aprender¨ªa mucho porque ¡°esa Historia que se ense?aba era muy aburrida¡±; hast¨ªo que acab¨® cuando acudi¨® a un curso de Hugh Thomas sobre la Guerra Civil: ¡°Una caja de Pandora que me permiti¨® estudiar el comunismo, el fascismo¡, ah¨ª estaba todo a la vez¡±.
El Madrid de entre los ¨²ltimos a?os de la d¨¦cada de los 60 y 1973, cuando Preston vivi¨® ah¨ª para reforzar estudios e idioma, le permiti¨® percatarse de lo que era el franquismo: ¡°cargas policiales en la universidad y ser testigo de un tiroteo entre miembros del FRAP y la polic¨ªa¡±, algo que le influy¨® ¡°en la visi¨®n cr¨ªtica de la Guerra Civil y la simpat¨ªa por los gobiernos de la Rep¨²blica¡±. Pertrechado con la ¡°metodolog¨ªa forense¡± de quien fue casi un padre para ¨¦l, el Herbert Southworth de El mito de la cruzada de Franco, se convirti¨®, admite sard¨®nico, en ¡°un historiador malo, quiz¨¢ social, con tendencias biogr¨¢ficas¡±, que en 1982 desembocaron en Franco. Una labor que casi rechaz¨® por intuir una figura ¡°aburrida y detestable¡±, pero que se torn¨® ¡°fascinante y cargada de se?ales grotescas¡±, como cuando contrat¨® a un alquimista para que incrementara las reservas de oro del pa¨ªs y a quien le constaba ¡°un superestado mas¨®nico que gobernaba el mundo¡±.
Cit¨® a un sinf¨ªn de historiadores espa?oles ya amigos, pero destac¨® al fallecido Gabriel Cardona y a Hilari Raguer, el que le ayud¨® en 2005, envi¨¢ndole unos cursos del m¨ªtico Digui-digui, a aprender un catal¨¢n con el que se expres¨® ayer pespunteado por ¡°de bell antuvi¡±, ¡°palesar¡± y similares, y reforzando as¨ª unos lazos con una capital catalana en la que le fue f¨¢cil imaginar el clima de la Barcelona obrera republicana tras una comida en la desvencijada casa del Paral¡¤lel de un veterano militante del CNT.
¡°Mi posici¨®n antifranquista y pro Segunda Rep¨²blica sigue intacta, pero hoy estoy m¨¢s predispuesto a ver maldades y bondades en los dos bandos¡±, se confesaba desde el p¨²lpito Preston, un poco como hab¨ªa hecho, a trav¨¦s de una videograbaci¨®n, su predecesor en la sesi¨®n acad¨¦mica, el norteamericano Eugene Garfield, padre de los ¨ªndices sumarios y de los de citaciones de los trabajos cient¨ªficos, las huellas que deja todo investigador durante su labor, y que, flamante doctor honoris causa tambi¨¦n de la UB, constataba ahora que se utiliza su modelo ¡°no tanto como elemento de recuperaci¨®n de informaci¨®n como sistema de evaluaci¨®n cient¨ªfica¡±.
¡°Lo divertido es verle apasionarse con el Everton, algo as¨ª como ser del Espanyol en Liverpool, y o¨ªrle hablar de m¨²sica: tiene una discograf¨ªa en casa que r¨ªete de la biblioteca que ha donado a Poblet; eso no lo soltar¨¢¡±, comentaba Eduardo Mendoza al final del acto sobre su amigo Preston, quien le cit¨®, a ¨¦l y a sus libros, como fuente, junto a los de Mars¨¦ y V¨¢zquez Montalb¨¢n, para amar un poco m¨¢s esa Barcelona que ayer le doctoraba. Y entre birretes multicolores, m¨¢s de uno pens¨® que habr¨¢ pasiones humanas que nunca, ni un Brexit por ejemplo, podr¨¢n descomponer.
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