Una ¡®Boh¨¨me¡¯ de toda la vida
No busquen en esta producci¨®n voces gloriosas porque no las hay, pero la eficacia del coro y los comprimarios completa un buen montaje
El realismo es la opci¨®n teatral m¨¢s razonable para montar La boh¨¨me. En cada escena se respira la atm¨®sfera del Par¨ªs bohemio del follet¨ªn de Henri Murger que inspira la famosa ¨®pera ¡ªapoteosis del melodrama¡ª que hizo rico a Giacomo Puccini. No traiciona esa tradici¨®n el octogenario director de escena brit¨¢nico Jonathan Miller en el realista montaje de la English National Opera que llega al Liceo bajo la direcci¨®n musical del franc¨¦s Marc Piollet. Una Boh¨¨mede las de toda la vida, sin sobresaltos ni experimentos, tambi¨¦n sin divos en los repartos de las 14 funciones programadas hasta el 8 de julio.
Miller, aunque parezca mentira, no hab¨ªa trabajado en el Liceo, pero s¨ª en Barcelona; en 1995 dirigi¨® una memorable escenificaci¨®n de La pasi¨®n seg¨²n San Mateo en la bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa del Mar. Para dar vida teatral a las alegr¨ªas y penas de los j¨®venes bohemios que quieren ser artistas, transporta la acci¨®n al Par¨ªs de 1930, inspir¨¢ndose en fotograf¨ªas de Brassa? y Henri Cartier Bresson para evitar algunos de los t¨®picos que, desde su estreno en 1896, acompa?an a esta genial ¨®pera.
Con buen pulso teatral, repite una liturgia de gestos mil veces vistos ¡ªla cronolog¨ªa liceista asciende a 257 representaciones¡ª en producciones mucho m¨¢s espectaculares; la de Giancarlo del Monaco, sin ir m¨¢s lejos, vista por ¨²ltima vez en 2012. Lo que funciona bien en un escenario m¨¢s reducido, como la sede de la English National Opera, encaja mal en el Liceo; se desperdicia espacio en la buhardilla, con los cantantes al fondo y nada en primer plano, y la gente no cabe en la terraza del Caf¨¦ Momus.
A la meticulosa direcci¨®n de Piollet, atento al color y el clima impresionista, le falta un punto de garra, de pasi¨®n: suena bien la orquesta, pero no prende el lirismo arrollador de un compositor de inspiradas melod¨ªas capaz de hacer parecer hermosa hasta la miseria en que viven los bohemios.
Sin voces gloriosas
No busquen en esta producci¨®n voces gloriosas porque no las hay. El tenor estadounidense Matthew Polenzani es el m¨¢s convincente, con buena l¨ªnea y dominio del estilo en un Rodolfo muy bien cantado que brill¨® m¨¢s en el tercer acto. De hecho, las voces llegaron con m¨¢s intensidad en ese acto, gracias a una mejor ubicaci¨®n en escena.
La soprano rusa Tatiana Monogarova canta bien Mim¨¬ con una voz oscura y poco l¨ªrica, y por ello poco adecuada al personaje, mientras que la francesa Nathalie Manfrino es una Musetta desenvuelta en escena que no acaba de brillar en los agudos. El generoso y sonoro Marcello del bar¨ªtono polaco Artur Rucinski y el buen Schaunard del bar¨ªtono espa?ol David Men¨¦ndez dan m¨¢s alegr¨ªas que el bajo-bar¨ªtono franc¨¦s Paul Gay, buen cantante, pero con medios insuficientes para Colline; hasta la c¨¦lebre Vecchia zimarra pas¨® sin pena ni gloria.
La eficacia del coro y los comprimarios completa un buen montaje, con Natascha Metherell como directora de reposici¨®n, que nos deja para el recuerdo en la tanda de saludos la presencia de Jonathan Miller en su tard¨ªo bautismo liceista.
LA BOH?ME
De Puccini. Int¨¦rpretes: Tatiana Monogarova y Nathalie Manfrino, sopranos. Matthew Polenzani, tenor. Artur Rucinski y Gabriel Berm¨²dez, bar¨ªtonos. Paul Gay, bajo-bar¨ªtono. Coro y Orquesta Sinf¨®nica del Gran Teatro del Liceo. Marc Piollet, director musical. Jonathan Miller, director de escena. Coproducci¨®n: English National Opera y Cincinnati Opera. Liceo, Barcelona, 18 de junio.
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