¡°Existe un ADN Borb¨®n, casi siempre rodeado de pol¨¦mica¡±
Mari Pau Dom¨ªnguez presenta ¡®La corona maldita¡¯, una novela sobre Felipe V, que dio origen a la dinast¨ªa
El linaje que hoy reina en Espa?a lo estren¨® Felipe V, nieto del rey Sol. Un primer Borb¨®n que siempre detest¨® el trono y que, parad¨®jicamente, permaneci¨® en el poder cerca de medio siglo. La escritora Mari Pau Dom¨ªnguez (Sabadell, 1963) narra en su ¨²ltima novela la vertiente m¨¢s personal del reinado de Felipe V, que navega entre problemas mentales, continuos deseos de abdicaci¨®n y la figura de su segunda mujer, Isabel de Farnesio, que supo reunir en sus manos el poder que a su esposo le pesaba demasiado.
Pregunta: La corona maldita radiograf¨ªa al primer Borb¨®n, un rey por casualidad que no quiso serlo y al que, adem¨¢s, conseguirlo le cost¨® una guerra de 14 a?os.
Respuesta: Por eso Felipe V se preguntaba si alg¨²n d¨ªa existir¨ªa un Borb¨®n con el nombre de Felipe VI. ?l no quer¨ªa la corona y adem¨¢s pertenec¨ªa a una familia que ven¨ªa impuesta a Espa?a, con lo que hab¨ªa muchos frenos a que esa dinast¨ªa se perpetuara.
P: La novela comienza cuando Felipe V se casa por segunda vez, meses despu¨¦s de la muerte de su primera esposa. La elegida es Isabel de Farnesio, que tiene un car¨¢cter tan opuesto al de su marido que llega a ser la reina de facto¡
R: Llega a serlo en la sombra, incluso formando parte de los consejos de gobierno. Es un pasaje hilarante pero cierto que aparece en el libro. Como ¨¦l se pasaba el d¨ªa teniendo sexo con ella, Felipe V decide empezar a celebrar los consejos de gobierno en su alcoba. Un d¨ªa entran los consejeros, estando ellos desnudos en la cama, y empieza la sesi¨®n de debate. As¨ª es como ella se incorpora a las decisiones de gobierno.
P: Al mismo tiempo era su gran apoyo.
R: Sin duda. Felipe V ante todo fue un enfermo mental y tuvo muchas reca¨ªdas. Cuando los m¨¦dicos le dicen a Isabel tras una de sus crisis que el rey no est¨¢ en condiciones de gobernar, ella responde: ¡°Que no se preocupe nadie, que si el rey no puede ya estoy yo¡±. Eso resume qui¨¦n era ella.
P: Lo de Felipe V con el sexo, que a ella le sirve para hacerse con el poder, es para cap¨ªtulo aparte.
R: Era otra patolog¨ªa m¨¢s que sufr¨ªa desde joven, era muy dado al onanismo. Hab¨ªa sido educado en el amor y el temor a Dios a partes iguales. Y eso no puede salir bien. Arrastraba el concepto de pecado y un sentimiento de culpa constantemente. Eso le llev¨® a tener una aut¨¦ntica obsesi¨®n por el sexo. Adem¨¢s era poco dado a la ortodoxia en las relaciones ¨ªntimas. Esto escandaliza en un primer momento a Isabel, pero pronto se da cuenta de que avini¨¦ndose a sus requerimientos puede conseguir cualquier cosa.
P: Hay otros rasgos¡ extra?os. Cree que la ropa blanca capta el sol y va a envenenarle, tiene fijaci¨®n por los relojes e incluso le gusta beber sangre.
R: Ten¨ªa muchos problemas mentales. La sangre, por ejemplo, le excita desde que, con 17 a?os, ve por primera vez una corrida de toros al llegar a Espa?a. Le resulta brutal, pero le atrae tanto¡ Le gustaba tambi¨¦n ir al frente de batalla porque le excitaba pasearse entre los muertos, oliendo la sangre y sinti¨¦ndola en su propia ropa. Sin embargo, el tema de los relojes tiene algo de rom¨¢ntico, de po¨¦tico. Le fascinaba que el hombre pudiera controlar el tiempo.
P: ?Por qu¨¦ tienen tanto de rosa las novelas sobre antiguos monarcas?
R: Porque la historia, a pesar de que nos han obligado a estudiarla de forma pesada e incluso aburrida, es muy entretenida. A m¨ª lo que m¨¢s me interesa al escribir sobre reyes son ellos. Es importante la batalla de Lepanto, pero tambi¨¦n qu¨¦ pensaba el rey en plena guerra: c¨®mo fue ese hombre que inaugur¨® una dinast¨ªa que lleva 300 a?os reinando en Espa?a.
P: Finalmente decide abdicar, pero a los pocos meses su hijo Luis muere y ha de volver a reinar.
R: El destino¡
P: Despu¨¦s de tres siglos, ?se podr¨ªa decir que existe un ADN Borb¨®n?
R: S¨ª que existe. Realmente ha habido muy pocos que no hayan estado envueltos en pol¨¦micas, l¨ªos de faldas¡ El sexo y los placeres mundanos en general han estado muy presentes en sus vidas. Sin embargo, el actual, Felipe VI, es el menos Borb¨®n de todos. Al menos hasta ahora parece que lleva con orgullo y mucha responsabilidad la corona. Contrasta, y mucho, con la figura de su padre.
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