El enga?o m¨¢gico de Sugimoto
El artista japon¨¦s expone 41 fotos de una obra que hace cuestionar al espectador si lo que ve es real
¡°La historia de la fotograf¨ªa ya ha terminado¡±, proclam¨®, el pasado martes, con una sonrisa, Hiroshi Sugimoto (Tokio, 1948), artesano de la imagen que trae 41 de su fotos en blanco y negro y gran formato a la Fundaci¨®n Mapfre hasta el 24 de septiembre. Eso opina, quien se define como ¡°artista conceptual¡±, cuando se le menciona esta era de la fotograf¨ªa al alcance de todos desde un m¨®vil y la difusi¨®n de im¨¢genes al instante a trav¨¦s de las redes sociales. ¡°No utilizo lo digital, sigo un m¨¦todo del siglo XIX para mis obras, que creo que domino¡±, dijo en la presentaci¨®n de la exposici¨®n, Black Box.
El fruto de ese virtuosismo t¨¦cnico, que prolonga en las copias manuales, son sus series que comenz¨® a mediados de los setenta, y de las que puede verse una selecci¨®n de cinco. En ellas juega con la percepci¨®n del ojo humano para que nuestra mente dude si lo que vemos es real o una manipulaci¨®n. As¨ª sucede con Dioramas (1976-2012), su primera serie, una sucesi¨®n de paisajes tomados en el Museo de Historia Natural de Nueva York: el Polo Sur o Alaska, con sus ping¨¹inos y lobos embalsamados que parecen enga?osamente reales. Id¨¦ntica sensaci¨®n suscitan sus Retratos (1994-1999), sobre personalidades de cera del museo de Madame Tussauds, de Londres. De esas figuras, con un fondo negro, obtiene una gran definici¨®n en los detalles que las convierte en siniestramente veros¨ªmiles: Lenin, Fidel Castro y Enrique VIII y sus seis esposas, entre otros. A estas piezas les acompa?a una sentencia lapidaria de su autor: "No importa cu¨¢n falso sea un tema, una vez fotografiado es como si fuese real".
Sugimoto se traslad¨® en 1970 a Estados Unidos para estudiar fotograf¨ªa. Artista multidisciplinar, su obra est¨¢ en las colecciones del Metropolitan y el MoMA neoyorquinos y la National Gallery y la Tate en Londres. El japon¨¦s explic¨® que el nombre de su exposici¨®n es ¡°una met¨¢fora¡±, que juega con el doble significado de caja negra: "Las de los aviones que, cuando se estrellan, ofrecen una informaci¨®n necesaria aunque desagradable", y por la c¨¢mara oscura, que permiti¨® la reproducci¨®n de la imagen y el nacimiento de la fotograf¨ªa. El autor dice sobre su forma de trabajar: "Siento como si me volviese una c¨¢mara. Mi mente es una c¨¢mara oscura".
De las otras series, destaca la que abre esta exposici¨®n de iluminaci¨®n tenue, Cines (1976-) nueve fotos de salas en las que Sugimoto dej¨® el obturador abierto durante una proyecci¨®n. Una sobreexposici¨®n del negativo plasmada en im¨¢genes con la gran pantalla muy blanca y brillante. Su ¨²ltimo proyecto, m¨¢s radical, es Campos de rel¨¢mpagos (2006-), en el que Sugimoto ha prescindido de la c¨¢mara y ha optado por registrar en negativos los efectos lum¨ªnicos de rayos de tormenta, un encuentro entre la experimentaci¨®n cient¨ªfica y la fotograf¨ªa m¨¢s primitiva. El final de Black Box es un remanso de paz, el que transmite la serie Paisajes marinos (1980-), de vistas del mar y el cielo con el horizonte diluido entre brumas, tomadas en distintos lugares del mundo. Sugimoto se?al¨® que seguir¨¢ en ese proyecto el resto de su vida. Quiz¨¢s porque, precisamente sobre un acantilado en las costas de su pa¨ªs, ha levantado su fundaci¨®n. "All¨ª podr¨¦ seguir haciendo fotos del mar aunque acabe en una silla de ruedas".
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