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Hay muchos dilemas en juego: sociedad cerrada-abierta; democracia- tecnocracia global, las pol¨ªticas de redistribuci¨®n tradicionales
Estamos a¨²n conmocionados por el resultado del refer¨¦ndum del jueves en Gran Breta?a. E iremos al colegio electoral pendientes de lo que ocurrir¨¢ no solo en Espa?a o Catalu?a, sino tambi¨¦n de los efectos directos y colaterales que todo ello suponga para nuestras vidas. En apenas cinco a?os hemos confirmado plenamente que se equivocaban los que pensaban en t¨¦rminos de crisis lo que est¨¢ siendo una alteraci¨®n estructural de las bases con las que se construy¨® no solo la Europa de la postguerra, sino las bases mismas de la sociedad industrial moderna y contempor¨¢nea. Y ello est¨¢ trastornando muchas de las intermediaciones y equilibrios institucionales y pol¨ªticos trabajosamente construidos despu¨¦s de los cruentos conflictos del siglo XX.
En cada pa¨ªs que acude a votar observamos la misma tensi¨®n entre los nacidos despu¨¦s de la crisis del petr¨®leo de los setenta y que se socializaron pol¨ªticamente con las tensiones que gener¨® el neoliberalismo de Thatcher o la Tercera V¨ªa de Blair o Schr?der, y los mayores que siguen a?orando la tranquilidad de los a?os de oro de las pol¨ªticas del bienestar y del consenso conservador-socialdem¨®crata. Tensiones entre los que han crecido, se han educado y han viajado en la sociedad abierta, plural y heterog¨¦nea, y los que ven toda esa diversidad con prevenci¨®n e incertidumbre. Tensiones en los que temen perder lo que pensaban afianzado, en los que malviven con sueldos o ayudas que apenas si les permiten subsistir y tambi¨¦n en aquellos otros que mal que bien quieren aprovechar las oportunidades de una realidad m¨¢s precaria pero tambi¨¦n m¨¢s abierta. M¨¢s edad, menos formaci¨®n, menos renta, es una mezcla que tiende a primar la introspecci¨®n y la convivencia entre los de siempre.
?Qu¨¦ ocurrir¨¢ hoy? Soy de aquellos que, por edad, pude ya votar en las elecciones generales de junio de 1977. Una simple enumeraci¨®n de las veces que he ejercido mi derecho al voto desde entonces alcanza la notable cifra de 45. Hoy ser¨¢ pues la vez 46. M¨¢s de una vez por a?o. La lista de jornadas electorales est¨¢ compuesta por 12 elecciones a Cortes Generales, 11 elecciones al Parlament de Catalu?a, 10 elecciones municipales, 7 elecciones al Parlamento Europeo, a lo que hay que a?adir tres refer¨¦ndums convocados en toda Espa?a y dos en Catalu?a (sin contar la consulta del 9-N que har¨ªa aumentar la cifra). Algunas han tenido alta intensidad, otras son apenas identificables. Ciertamente, este ¨²ltimo a?o, con cuatro elecciones muy disputadas en trece meses, muestra el momento especial que vivimos. La acumulaci¨®n de cambios sociales generados por la crisis econ¨®mica y las pol¨ªticas de austeridad, tuvieron entre 2010 y 2013 m¨¢s presencia en las calles que en las instituciones, y desde el 2014 los efectos empezaron a canalizarse electoralmente y por tanto tambi¨¦n en las instituciones, constat¨¢ndose la alteraci¨®n del status-quo en cada nueva elecci¨®n, fuera esta local, auton¨®mica o general.
Las elecciones celebradas en este ¨²ltimo a?o han estado te?idas de un dramatismo que engarza con la convulsi¨®n general que padece la sociedad actual, aunque no todo se pueda resolver ni mucho menos en las urnas. Si uno observa las tendencias de voto m¨¢s recientes comprueba las cesuras entre edades, nivel de estudios, residencia en entornos urbanos o rurales, y tambi¨¦n l¨®gicamente las de g¨¦nero o nivel de renta. Nada totalmente nuevo, pero con expresiones m¨¢s radicales y abruptas. El corte generacional es muy claro. Esta elecci¨®n confirmar¨¢ y profundizar¨¢ lo visto el 20-D. La corriente de fondo es de cambio y es normal que ello genere una agrupaci¨®n de los que por distintas razones temen las disrupciones que ese cambio puede generar en sus propias vidas. Hay muchos dilemas en juego. El dilema sociedad cerrada-sociedad abierta est¨¢ presente, pero tambi¨¦n el dilema democracia-tecnocracia global, o el de reconvertir las pol¨ªticas de redistribuci¨®n tradicionales, centralizadas y segmentadas en nuevas din¨¢micas m¨¢s pre-distributivas, integrales y descentralizadas. Y todo ello enmarcado en el debate sobre soberan¨ªas y sobre demos, sobre qui¨¦n tiene potestad para decidir sobre qu¨¦. Cuanto m¨¢s est¨¢ en juego m¨¢s se exige que puedan decidir los que resultan afectados por ello. Gran Breta?a ha recuperado soberan¨ªa, pero no independencia, perdiendo de hecho capacidad de influir en decisiones que le acaban afectando. Necesitamos recuperar soberan¨ªa pol¨ªtica, econ¨®mica y tecnol¨®gica, pero sabiendo que si no lo hacemos de manera abierta y conectada con los que comparten valores e ideas, acabaremos padeciendo las decisiones de otros.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB
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