Una poblaci¨®n contra Barajas

¡°No es como vivir cerca de una carretera. Es imposible acostumbrarse al ruido de las aeronaves¡±, garantiza Jos¨¦ Mar¨ªa Serrano-Pubul, vecino de Ciudad Santo Domingo desde los a?os 90. Serrano-Pubul es director de una consultor¨ªa de comunicaci¨®n y finanzas, pero, desde que el aeropuerto Adolfo Su¨¢rez Madrid-Barajas ha construido una nueva pista en 1998, tambi¨¦n es experto en temas de tr¨¢fico a¨¦reo. Para acercarse a la pista 18R/36L, la m¨¢s larga del aeropuerto madrile?o, los aviones pasan exactamente sobre Ciudad de Santo Domingo. ¡°El primer sobrevuelo puede ser divertido. Puedes sacar a los ni?os para que vean la panza del avi¨®n. Pero cuando viene el d¨¦cimo no sabes d¨®nde esconderte. Es como estar en una zona militar¡±, se queja el portavoz de la Asociaci¨®n contra el Ruido y Riesgo de Aeronaves Ciudad Santo Domingo.

El conflicto entre los vecinos de Ciudad de Santo Domingo y Aena ya lleva m¨¢s de 10 a?os. En 2004, un grupo de 345 vecinos de la urbanizaci¨®n de Algete interpusieron un recurso contra Aena para poner un fin al ruido de los sobrevuelos. El largo proceso ha llegado al Tribunal Supremo y solo cinco vecinos siguieron hasta el final en esta costosa cruzada. En 2008, los habitantes de la urbanizaci¨®n pensaron que su batalla estaba vencida: tras una serie de mediciones en diferentes puntos de la poblaci¨®n, el Supremo estim¨® que el ruido excesivo del tr¨¢fico a¨¦reo lesionaba el derecho a la intimidad domiciliaria y orden¨® el cese del motivo de la lesi¨®n.

¡°Ordenaron el cese del ruido, no la reducci¨®n¡±, subraya Serrano-Pubul. Sin embargo, los aviones que quitan la paz de los vecinos no han dejado de pasar por Ciudad de Santo Domingo. En dos sentencias adicionales, una en 2011 y otra en 2013, el Supremo reconoce que la lesi¨®n se mantiene y que su sentencia no fue ejecutada. Despu¨¦s de tanta espera, los residentes decidieron interponer una querella criminal por presuntos delitos de desobediencia y contra el medio ambiente. La insistencia ha resultado: el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 35 de Madrid ha citado a declarar como investigados (antigua imputaci¨®n) hoy al presidente y consejero delegado de AENA, Jos¨¦ Manuel Vargas G¨®mez, y al anterior presidente de la entidad, Juan Ignacio Lema Devesa.

Impacto limitado

La afamada pista 18R/36L es usada por los aviones que hacen largos recorridos, como los que cruzan el Atl¨¢ntico. Seg¨²n los c¨¢lculos de Aena, la reducci¨®n de un 30% de las operaciones en esa zona afectar¨ªa directamente el funcionamiento del aeropuerto, principalmente las conexiones de Madrid con Latinoam¨¦rica. Los vecinos cuestionan esa posici¨®n ya que, para ellos, el problema son los aterrizajes desde el Norte.

En su decisi¨®n, el Supremo ya hab¨ªa se?alado que "hay rutas de aproximaci¨®n al aeropuerto cuando este opera en configuraci¨®n Sur que no incluyen el sobrevuelo de Ciudad Santo Domingo".?Los habitantes defienden que la situaci¨®n es perfectamente evitable tambi¨¦n con los aterrizajes desde el Norte hacia Barajas por el valle del Jarama, esquivando la poblaci¨®n. ¡°La reducci¨®n de un 30% de los sobrevuelos en esos aterrizajes a esa pista supone el 1,5% de todas las operaciones de Barajas en 2015. El efecto de ejecutar la sentencia tiene un impacto limitado¡±, se?ala el portavoz de los vecinos.

Se trata de una batalla cl¨¢sica entre los intereses econ¨®micos de gigantes como Aena y el aeropuerto de Barajas y el bienestar de los vecinos de una poblaci¨®n que, hay que reconocer, es considerada de lujo. Sin embargo, las quejas de los residentes de la urbanizaci¨®n no son exageradas. La Organizaci¨®n Mundial de Salud recomienda que el ruido en una zona residencial no supere los 55 decibelios y la normativa sobre edificabilidad recomienda la exposici¨®n de un m¨¢ximo de 45 decibelios en el interior de las casas. En los d¨ªas del a?o en los que los aviones pasan por Ciudad de Santo Domingo, el sonido del sobrevuelo alcanza picos de casi 80 decibelios.

Serrano-Pubul cuenta que los disturbios causados por el exceso de ruido afectan principalmente a los ni?os y las personas mayores. ¡°Hay informes m¨¦dicos que determinan que puede producir angustia y depresi¨®n. Y es muy poco compatible con la vida normal, con el trabajo y el estudio¡±, comenta con un tono irritado. Seg¨²n el portavoz, en el caso de los residentes que han pasado por el m¨¦dico, la situaci¨®n se agrava porque saben que tienen una sentencia ganada que no se est¨¢ ejecutando.

¡°Cuando vinimos vivir a Ciudad de Santo Domingo era una zona tranquila, residencial, se escuchaban los p¨¢jaros...¡±, recuerda Serrano-Pubul. Pero deja claro que, aunque todo haya cambiado desde entonces, no piensa en ir vivir a otro lado. ¡°Las personas que viven aqu¨ª tienen sus viviendas desde hace muchos a?os. Lo tienen todo en Ciudad de Santo Domingo, su vida, su patrimonio¡­ Y jam¨¢s permitiremos que eso siga pasando¡±, asegura.