Final de ciclo
No hay nada peor que tratar de responder a la complejidad natural de estos momentos de interregno con respuestas simplificadoras
Hemos acabado un largo e intenso ciclo electoral. En poco m¨¢s de un a?o, elecciones municipales, elecciones en formato plebiscitario en Catalu?a y dos elecciones generales. ?Qu¨¦ conclusiones sacar?. Ha cambiado el escenario pol¨ªtico de forma evidente y todo indica que de forma permanente. M¨¢s pluralidad, menos bipartidismo. Crisis de las tradicionales fuerzas hegem¨®nicas (PP, PSOE, CiU, PNV), aunque la profundidad e intensidad de esa crisis va por barrios. El PP mantiene mucho m¨¢s su privilegiada y monopolista posici¨®n en el centro derecha, derecha y extrema derecha, mientras que en el centro hay m¨¢s tensi¨®n entre los de siempre y los reci¨¦n llegados (C's), y en el centro izquierda e izquierda las tensiones para ocupar el espacio de un PSOE en franco declive, son tremendas. Pero, sumando parejas de baile (PP-PSOE en Espa?a, CiU-PSC en Catalu?a, PNV-PSOE en Pa¨ªs Vasco), el declive de esos distintos partidismos es muy notorio. Los m¨¢s afectados, de largo, son los socialistas en toda Espa?a y los convergentes en Catalu?a.
Lo esperable es que no haya elecciones en Catalu?a hasta dentro de bastantes meses. Depende de lo que se haga durar el proceso de desconexi¨®n, pero como nadie sabe muy bien de que se trata y la hoja de ruta va adquiriendo nuevos matices y sinuosidades, no est¨¢ nada claro el calendario. En estos meses diversas formaciones pol¨ªticas han de definir mejor estrategia, liderazgos y contenidos program¨¢ticos. Los convergentes se han puesto a ello y reina cierta confusi¨®n. No solo de nombre (tema que est¨¢ dando mucho de si en las redes sociales), sino tambi¨¦n de definici¨®n program¨¢tica y de liderazgo. Ya fue curioso el modo abierto e indefinido con el que abri¨® la consulta a las bases en el llamado "Torn Obert", como si se empezara de cero y ni hubiera detr¨¢s una historia llena de decisiones y pol¨ªticas. Pero, ahora, tras el gran giro del "peix al cove" a la independencia, parece volverse a una definici¨®n m¨¢s ambigua, entre Prat de la Riba y Francesc Maci¨¤ (Mas dixit). El viaje hacia el independentismo ha alejado a tradicionales votantes conservadores y catalanistas, y en el territorio la hegemon¨ªa tradicional de los convergentes se decanta hacia ERC. Ahora toca renovaci¨®n, pero muy controlada. Mucho marketing y pocas nueces.
Los socialistas tienen congreso en oto?o. Y la inteligencia tacticista de Iceta va generando movimientos que buscan no poner en peligro el fr¨¢gil esqueleto que le resta al partido. Gobiernan con cualquier partido en cualquier ciudad, demuestran flexibilidad y oficio, pero el exigente panorama en Catalu?a y las tensiones del PSOE en pleno declive no permiten grandes esperanzas. Falta ver si hay alguien dispuesto a dar el paso y tratar de renovar ese espacio, o si se conforman con sobrevivir manteniendo los espacios de los que a¨²n disponen.
El conjunto de fuerzas que se congregan tras la etiqueta de "comunes", pueden aprovechar esos meses venideros para tomar aire y organizar definitivamente ese espacio, tras obtener importantes posiciones en el escenario pol¨ªtico catal¨¢n. El reto es trasladar al espacio pol¨ªtico catal¨¢n la posici¨®n de liderazgo obtenida en las generales o en Barcelona ciudad. Ocupan el espacio central en el eje nacional y nadie discute su compromiso con las pol¨ªticas sociales y la respuesta a la crisis. Pero necesitan tener una respuesta clara al dilema independentismo-autonomismo, sin que baste aludir al refer¨¦ndum. Las pr¨¢cticas que se est¨¢n siguiendo en Barcelona ciudad, apuntan a explotar al m¨¢ximo las posibilidades de decisi¨®n soberana que puedan tomarse para defender los intereses p¨²blicos y comunes. En esa l¨ªnea plural y concreta de ejercer soberan¨ªa puede estar una clave que les permita afrontar la apuesta gen¨¦rica independentista con contenidos propios e instituyentes. Tambi¨¦n las gentes de la CUP tienen por delante tareas de reordenaci¨®n organizativa y de posicionamiento pol¨ªtico, y la selecci¨®n de sus aliados no ser¨¢ una tarea menor.
En definitiva, el fin del ciclo iniciado en mayo del a?o pasado, ha cambiado muchas cosas, pero m¨¢s que resolver los dilemas ya entonces existentes, dir¨ªamos que los ha convertido en m¨¢s complejos. No es una mala noticia. No hay nada peor que tratar de responder a la complejidad natural de estos momentos de interregno con respuestas simplificadoras que acaban normalmente generando consecuencias a¨²n peores. Si miramos a los que ocurre en muchos pa¨ªses de Europa, entenderemos a que nos referimos.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB
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