La metamorfosis de Converg¨¨ncia
Los herederos del partido de Jordi Pujol renuncian a ejercer como moderadores en el escenario pol¨ªtico espa?ol
La definici¨®n como independentista del Partit Dem¨°crata Catal¨¤ (PDC) nacido el pasado fin de semana de las cenizas de la Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC) abrasada por la corrupci¨®n y la muerte pol¨ªtica de Jordi Pujol, est¨¢ pre?ada de consecuencias. Una de ellas, la m¨¢s inmediata, es que le impide actuar en el escenario pol¨ªtico espa?ol como fuerza moderadora, tal como CDC hizo durante d¨¦cadas. En la actual coyuntura, esta decisi¨®n le inhabilita como grupo bisagra en el Congreso de los Diputados, la codiciada posici¨®n que las matem¨¢ticas electorales le han dado repetidamente. La ¨²ltima vez fue hace solo dos semanas, el 16-J.
D¨¦cadas atr¨¢s, Jordi Pujol y CDC fueron en la pol¨ªtica espa?ola el personaje y el partido que decantaron mayor¨ªas parlamentarias hacia el centroizquierda o hacia el centroderecha. Lo que Pujol y CDC aportaban era eso, el centro, una cierta ambivalencia. Decidieron, en su momento, quien ser¨ªa el presidente del Gobierno. Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se lo deben.
Despreciar tan privilegiada posici¨®n es un absurdo. Hacerlo en nombre de un objetivo a un a?o vista ¡ªla creaci¨®n de un estado catal¨¢n soberano, compartido como m¨¢ximo por apenas la mitad de la poblaci¨®n¡ª es un exceso de doctrinarismo, es una decisi¨®n impol¨ªtica. Es una opci¨®n que, adem¨¢s, entra en contradicci¨®n con el moderantismo, los matices, con la diversidad ideol¨®gica interna imprescindible para toda fuerza que aspire a representar a grandes mayor¨ªas sociales. Le resta la ductilidad necesaria para que electores no nacionalistas puedan ver en el PDC algo de lo suyo y nada que les excluya. Esa era la gran baza de CDC.
Si el PDC aspira a ser tambi¨¦n el pal de paller articulador del ¨¢mbito central del espacio pol¨ªtico catal¨¢n que CDC fue en su apogeo, yerra al limitarse a solo una de las dos adscripciones nacionales de los ciudadanos. Los promotores de esta definici¨®n del PDC quiz¨¢ crean que con ella dan credibilidad plena a la apuesta independentista en que est¨¢n metidos. Quiz¨¢ piensen que as¨ª pueden competir mejor con sus aliados y sin embargo adversarios de Esquerra Republicana (ERC). Es un mal c¨¢lculo. La capacidad de maniobra del propio PDC es la primera v¨ªctima de esta decisi¨®n. Y ERC, el PP y Ciudadanos, los grandes beneficiarios.
Al dar este paso, el PDC se proclama a s¨ª mismo como un partido rupturista. Est¨¢ en la pol¨ªtica espa?ola, pero act¨²a como si ya se hubiera ido. Lo hace en un momento en el que la gran fuerza emergente, Podemos y sus confluencias, nacidas hace pocos a?os y configuradas inicialmente tambi¨¦n como rupturistas, empiezan un camino en direcci¨®n contraria, aprenden a enfrentarse de verdad con los condicionantes reales de la pol¨ªtica cuando se est¨¢ en posiciones de poder.
El refer¨¦ndum consultivo, legal, pactado en las Cortes y con el Gobierno de Espa?a, parec¨ªa un posible punto de encuentro. El independentismo, no obstante, sigue movi¨¦ndose en el quim¨¦rico empe?o del unilateralismo, en las premisas de la ¨¦pica, del ahora o nunca, del todo o nada. Para el PDC, y para sus socios de ERC, la definici¨®n, la hoja de ruta y el calendario para su desarrollo, son un condicionante mayor, casi ¨²nico. Convierten el programa m¨¢ximo en objetivo t¨¢ctico a corto plazo.
A efectos pr¨¢cticos, esta posici¨®n sirve estos d¨ªas para convertir a los cinco esca?os del PNV y los dos de CC en la fuerza bisagra del Congreso de los Diputados. Ellos van a ser, si quieren, quienes junto con el PP y Ciudadanos forjen la mayor¨ªa absoluta parlamentaria de centroderecha posible seg¨²n la actual composici¨®n de la c¨¢mara: 176 esca?os. Hay otra mayor¨ªa absoluta parlamentaria te¨®ricamente posible, pero pol¨ªticamente improbable, la que formar¨ªan el PSOE, Podemos y sus confluencias, ERC, CDC, m¨¢s el PNV y CC: sumar¨ªan 180 esca?os.
El PP ha perdido su mayor¨ªa absoluta, ciertamente, pero conf¨ªa en mantenerse en el poder. El PSOE, por su parte, ha entrado de lleno en el juego de las incompatibilidades mutuas con los independentistas al que le empuja el PP y en el que se han colocado el PDC y ERC. No parece que haya negociaci¨®n posible. Aunque nunca se sabe. Esta semana se negocia la formaci¨®n de la Mesa del Congreso. Se ver¨¢ con quien escoge formar mayor¨ªa el PSOE. La ¨²ltima vez escogi¨® PP y Ciudadanos. Ahora puede repetir o cambiar, si quiere.
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