¡®Japo¡¯ de mercado

El Mercado de Ant¨®n Mart¨ªn es una de las plazas de abastos de la capital que m¨¢s inteligentemente han burlado la decadencia. Situado en la calle de Santa Isabel, junto a la Filmoteca Nacional, ha combinado comercios tradicionales con nuevos puestos que, al menos a simple vista, conviven en armon¨ªa. Que no se haya convertido en un espacio exclusivo para turistas, como otros mercados, puede que se deba a locales como Yokaloka, taberna tradicional japonesa que regenta Yoka Kamada, inaugurada hace 10 a?os, momento en el que lo de comer exquisiteces dentro de un mercado era poco menos que una excentricidad. Su cocina se nutre de las pescader¨ªas del mercado.

Nacida en Kawasaki en 1980, la de Yoka Kamada es una de las historias m¨¢s habituales del mundo: se enamor¨® de un madrile?o viajando por India. Por amor acab¨® en la capital, sin conocer a nadie ni hablar una palabra de espa?ol. Abri¨® Yokaloka aprovechando el traspaso del peque?o puesto de bolas de arroz. Y, sin abandonar nunca el mercado, su taberna ha crecido hasta el espacio que ocupa ahora en la planta baja.

En Madrid hay gran cantidad de restaurantes japoneses de todo pelaje: desde chinos reconvertidos en asi¨¢ticos, en los que uno tiene la sensaci¨®n de estar jugando a la ruleta rusa del anisakis, hasta exquisiteces como Kena, de Luis Arevalo, o el maravilloso (pero nada barato) Kabuki Wellington. Lo que hace especial a Yokaloka es que se puede comer calidad a precios asequibles.

Pensado para recordar a un izakaya, una taberna tradicional japonesa, por unos 20 euros se puede tomar sushi hecho al momento, ¡ªespectacular el de pez escolar con trufa negra¡ª, chirashis, (cuencos de arroz de sushi recubiertos de pescado); sashimi, ensaladas o postres como las dorayaki o las trufas de t¨¦ verde. Su horario es reducido, en verano cierra a las 21.30, y no admiten reservas, pero s¨ª pedidos para llevar.