Pi i Margall en Ottawa
Si la mera sugerencia de la v¨ªa canadiense provoca en el PSOE amenazas de romper con el PSC, el socialismo espa?ol tiene poco futuro
Si la pol¨ªtica fuese una ciencia exacta, hoy Pedro S¨¢nchez estar¨ªa pol¨ªticamente muerto, tras haber obtenido para el PSOE los peores resultados de las trece eleccions generales celebradas desde 1977, peores a¨²n el pasado 26-J que el anterior 20-D. Si en 2000 Joaqu¨ªn Almunia tuvo que dimitir, noqueado por un registro de 125 esca?os; si en 2011 Alfredo P¨¦rez Rubalcaba cay¨®, descabalgado por la humillante suma de s¨®lo 110 diputados, ?cu¨¢l era la suerte l¨®gica de un secretario general que queda 40 ¨® 25 esca?os por debajo de aquellas cifras que, en su d¨ªa, se consideraron desastrosas?
Pero la pol¨ªtica es el arte de lo relativo. Y el mero hecho de haber evitado el sorpasso de Podemos, de haber mantenido ¡ªpor poco¡ª al Partido Socialista como la principal fuerza espa?ola de izquierdas, ha permitido a S¨¢nchez sobrevivir, al menos a corto plazo. Ahora, su problema reside precisamente ah¨ª, en el plazo.
A estos efectos, c¨®mo se vaya a configurar la legislatura reci¨¦n estrenada, qui¨¦n logre protagonizar el papel de oposici¨®n, frente a un gobierno sustentado sobre qu¨¦ bases y con qu¨¦ perspectiva temporal..., todo esto incidir¨¢ en la salud pol¨ªtica de Pedro S¨¢nchez. Sin embargo, a mi juicio, ni estos factores ni la esperanza de que Podemos se marchite r¨¢pidamente y el grueso de sus votantes vuelvan al redil del PSOE son los m¨¢s relevantes para la continuidad o no del actual liderazgo socialista, e incluso para el futuro del PSOE como alternativa de gobierno en Espa?a.
Lo es m¨¢s bien la capacidad para darle a la cuesti¨®n territorial la respuesta que el PP no ha sido capaz de ofrecer durante los ¨²ltimos cuatro a?os ni es probable que pueda ofrecer en los pr¨®ximos. De hecho, esta hab¨ªa sido una acreditada especialidad del PSOE de Felipe y de Zapatero. Pero, claro, las recetas de entonces (la cesi¨®n del 15% del IRPF, el ¡°apoyar¨¦ el Estatuto...¡±, el pacto de La Moncloa de enero de 2006 entre Mas y ZP...) ya no son v¨¢lidas hoy, porque las reivindicaciones de autogobierno de una buena parte de la sociedad catalana se hallan en otro estadio.
As¨ª las cosas, la c¨²pula del PSOE apela desde hace tiempo al conjuro de una ¡°reforma federal de la Constituci¨®n¡±. Conjuro, porque en estos a?os no se ha elaborado borrador alguno de esa futura Carta Magna federalista. Y no por ineptitud ni dejadez, sino porque en Ferraz saben que poner negro sobre blanco cualquier esbozo de propuesta de una articulaci¨®n federal del Estado ¡ªpor m¨¢s que el concepto federal admite interpretaciones divers¨ªsimas¡ª significar¨ªa abrir la caja de los truenos en el seno mismo del PSOE. Y que unos barones lo considerar¨ªan una tomadura de pelo, y otros el troceamiento de Espa?a. O viceversa.
El ¨²ltimo ejemplo de la impotencia socialista, de su autoanulaci¨®n para proponer soluciones al "desaf¨ªo catal¨¢n", se ha producido despu¨¦s del 26-J, tras sugerir Miquel Iceta ¡ªun indepe redomado, como todo el mundo sabe¡ª que, si la hipot¨¦tica y problem¨¢tica reforma constitucional fuese rechazada en Catalu?a, habr¨ªa que explorar la v¨ªa canadiense, es decir, un refer¨¦ndum s¨®lo en Catalu?a pactado con el Estado para ¡°verificar el apoyo ciudadano a una eventual secesi¨®n¡±.
?Qu¨¦ hubo dicho! La direcci¨®n del PSOE reaccion¨® con mal disimulado enojo y una negativa rotunda a tomar en consideraci¨®n la propuesta del PSC. Los presidentes asturiano, extreme?o y castellano-manchego, tan previsibles como personajes de la Commedia dell'Arte, saltaron a expresar su absoluto rechazo de la v¨ªa canadiense, amparados por la larga sombra de Susana D¨ªaz. M¨¢s significativo a¨²n: alcaldes y cuadros territoriales socialistas del ¨¢rea metropolitana de Barcelona se revolvieron contra una f¨®rmula que ¡ªcreen¡ª amenaza con alienarles a su ya menguante electorado. Lejos de toda perspectiva de acrecentarlo, prefieren seguir disput¨¢ndoselo con el PP y Ciutadans, a ver qui¨¦n es m¨¢s unionista.
Tal como dijo en su defensa Iceta, parece que en Espa?a no se enteran de que un 48% de los catalanes quieren irse. Y que el PSOE no quiere entender que, mientras obtenga en Catalu?a 7 u 8 diputados (y no los 25 de 2008), permanecer¨¢ en la oposici¨®n. Si la mera sugerencia de la v¨ªa canadiense provoca amenazas de romper con el PSC, el socialismo espa?ol tiene poco futuro. Por m¨¢s que, en sus filas, invoquen a Pi i Margall quienes no han le¨ªdo de ¨¦l ni un p¨¢rrafo.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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