Exquisiteces mel¨®manas
El clavecinista holand¨¦s Ton Koopman da un buen arranque al festival Bachcelona
Ton Koopman es uno de esos m¨²sicos sabios y honrados que sabe transmitir la belleza y perfecci¨®n de la m¨²sica sin trampas ni efectismos. Al gran clavecinista, organista y director de orquesta holand¨¦s le encanta establecer lazos de amistad con el p¨²blico y compartir la pasi¨®n mel¨®mana con serenidad y buen humor. No faltaron esas virtudes en su cita anual con el Festival Bachcelona, un recorrido camer¨ªstico por la m¨²sica del XVIII, en compa?¨ªa de su mujer, la clavecinista y pianofortista holandesa Tini Mathot, y el bajo-bar¨ªtono alem¨¢n Klaus Mertens, que abri¨® la cuarta edici¨®n festival barcelon¨¦s con mucho encanto.
FESTIVAL BACHCELONA
Ton Koopman, clave y ¨®rgano. Tini Mathot, clave y pianoforte. Klaus Mertens, bajo-bar¨ªtono. Obras de H?ndel, C. P. E. Bach, J. S. Bach, Mozart y Haydn. Festival Bachcelona. Sala de c¨¢mara del Auditori. Barcelona. 21 de julio
La capacidad de sorprender incluso tocando siempre el mismo repertorio no est¨¢ al alcance de cualquier int¨¦rprete. Se necesita conocer a fondo el estilo y las pr¨¢cticas de la ¨¦poca, y eso es algo natural en la trayectoria de Koopman, pionero del movimiento historicista; tambi¨¦n lo es para Mathot y Mertens, y esa comuni¨®n art¨ªstica convirti¨® el concierto inaugural de Bachcelona en una exquisitez mel¨®mana.
Sorprendi¨® el formato, con cuatro instrumentos con alma sonora propia sobre el escenario de la sala de c¨¢mara del Auditori: dos clavic¨¦mbalos, un ¨®rgano y un pianoforte con los que ofrecieron un retrato de estilo, del barroco al clasicismo, de delicadas texturas sonoras.
La Suite en do menor para dos clavec¨¦mbalos abri¨® un primer bloque consagrado a Georg Friedrich H?ndel en el que Mertens cant¨® una p¨¢gina de la cantata Dalla guerra amorosa con discreci¨®n. Fue el ¨²nico reparo, porque en las arias de Johann Sebastian Bach y su hijo, Carl-Philipp Emanuel, el dominio del estilo y la claridad de la voz de Mertens fueron mod¨¦licos; tambi¨¦n cant¨® con finura canciones de Mozart, con Mathot al pianoforte.
Imposible describir los detalles de musicalidad y transparencia sonora mostrados por Koopman en el Aria que abre las Variaciones Goldberg, las piezas para ¨®rgano de Haydn, o en la sorprendente combinaci¨®n de clavic¨¦mbalo y pianoforte que otorg¨® un encanto especial a obras como el Andante con Variaciones, KV 501, de Mozart, y varias de las canzonettas de Franz-Joseph Haydn de irresistible ra¨ªz popular, con la irlandesa Canci¨®n del marinero como divertida y ¨²nica propina. El festival va, as¨ª, camino de convertirse en un cl¨¢sico del verano musical barcelon¨¦s.
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