Jugad, jugad, malditos
La pokeman¨ªa puede que sea algo sintom¨¢tico; un reflejo de una sociedad que, harta de la complejidad y la dureza de la realidad, prefiere invertir su tiempo en algo placentero y entretenido
Cuando en los ochenta los juegos de rol seduc¨ªan a chavales y adolescentes, sus mayores se escandalizaron ante los supuestos peligros que supon¨ªan. La eclosi¨®n de las videoconsolas ¡ªen la que Nintendo tambi¨¦n tuvo algo que ver con su S¨²per Mario, el modelo NES o posteriormente la Gameboy¡ª tambi¨¦n preocup¨® a muchos padres, que ve¨ªan c¨®mo sus v¨¢stagos prefer¨ªan pasar horas ante una pantalla plagada de colores que en la calle o delante de un libro. Con Pok¨¦mon Go se est¨¢ produciendo un fen¨®meno parecido. Pero con un matiz: el p¨²blico objetivo no son solo j¨®venes o adolescentes, sino tambi¨¦n toda una generaci¨®n de treinta?eros que creci¨® siguiendo las aventuras animadas de Pikachu y Charmander y que ahora se reencuentra con ellos a trav¨¦s de sus m¨®viles.
Ayer m¨¢s de 3.000 personas, seg¨²n los organizadores, acudieron a la quedada convocada en Sol para cazar a esos monstruitos. Jugar es divertido. Y necesario. Para los m¨¢s peque?os y tambi¨¦n para los adultos. La capacidad de Pok¨¦mon de poner a toda una sociedad a jugar es maravillosa. A lo que se a?ade la revoluci¨®n que supone para la t¨¦cnica de la realidad aumentada. Pero tiene un reverso tenebroso. Aparte de los riesgos asociados a la tecnolog¨ªa ¡ªla aplicaci¨®n te mantiene geolocalizado todo el tiempo (a los menores tambi¨¦n); accede a tu c¨¢mara o hace acopio de informaci¨®n sobre el jugador, por lo que abre una nueva v¨ªa para robar datos¡ª, la pasi¨®n de los pokeman¨ªacos revela que muchas personas en el mundo est¨¢n dispuestas a movilizarse para jugar y para divertirse. Son capaces de invertir tiempo ¡ªy mucho¡ª en ampliar su colecci¨®n de criaturas a la vez que reconocen carecer de minutos del d¨ªa para ir al gimnasio, para escribir ese libro que tienen en mente o para acabar aquel proyecto que les ronda la cabeza.
La pokeman¨ªa puede que sea algo sintom¨¢tico; un reflejo de una sociedad que, harta de la complejidad y la dureza de la realidad, prefiere invertir su tiempo en algo sencillo, placentero y entretenido. Prefiere jugar a Pok¨¦mon que pelear por su felicidad. Quiz¨¢s es que simplemente son m¨¢s felices cazando pok¨¦mon.
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