Una fortaleza de tranquilidad

En la sierra norte de Madrid se oculta un pueblo que es todo sosiego. Por el camino hay que atravesar sinuosas curvas y no soltar la mano del claxon. La carretera es muy estrecha y es habitual coincidir con alg¨²n veh¨ªculo que circula en el sentido inverso. Llegar hasta La Hiruela no es f¨¢cil. Como todo lo que merece la pena. Pero el esfuerzo tiene su recompensa.

Aqu¨ª la expresi¨®n huir del mundanal ruido es algo m¨¢s que un anhelo. Tal vez por eso, a muchos de los lugare?os de esta aldea de 55 habitantes no les hace mucha gracia que se descubra esta joya del mapa. Temen ¡ªy con raz¨®n¡ª dejar de ser el ¨²ltimo reducto de la tranquilidad. Pero el recelo apenas dura unos minutos. Enseguida ya est¨¢n indicando al forastero d¨®nde comer la mejor carne, d¨®nde respirar el aire m¨¢s puro. Y c¨®mo acostumbrarse a las curvas para volver.

Caminar por las calles de La Hiruela, situado al noroeste y a 104 kil¨®metros de la capital, es como vivir dentro de una fotograf¨ªa. El viajero se siente como si hubiera vencido al tiempo. La aldea data del siglo XI. Y sus casas de piedra de gneis y adobe mantienen la misma est¨¦tica de la Edad Media. Es uno de los pueblos mejor conservados de la regi¨®n.

El marco del paisaje est¨¢ encajonado, adem¨¢s, en un entorno privilegiado. La localidad forma parte de la sierra del Rinc¨®n, en la sierra norte de Madrid y catalogada como reserva de la biosfera en 2005 por la Unesco. El aire que se respira tiene denominaci¨®n de origen. Y la naturaleza se comporta de forma silvestre. Para entrar en el pueblo hay que aparcar el coche a la entrada. Los s¨¢bados y festivos no est¨¢ permitido el tr¨¢fico. Pero merece la pena prescindir del veh¨ªculo, sea el d¨ªa que sea. Y embriagarse del aroma a tilos que recibe al visitante.

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Los amantes de la naturaleza har¨¢n su agosto en ese lugar. Uno de sus encantos son las rutas de senderismo. Hay cuatro sendas oficiales: las Eras y Pila de Riego, perfecta para contemplar las vistas de la aldea; la senda de molino a molino donde el caminante conocer¨¢ la variedad de frutales; el camino de la Fuente Lugar, impregnado de cerezos o abedules. Y una de las m¨¢s demandadas y que recorre de lleno la memoria sentimental de La Hiruela: la senda de los oficios de la vida. Esta ruta ofrece la posibilidad de descubrir su patrimonio etnogr¨¢fico. El camino est¨¢ jalonado de utensilios que durante siglos hicieron que la vida aqu¨ª fuera m¨¢s f¨¢cil, como el molino harinero o la carbonera.

Y luego, aparte, hay otras rutas. Como explica Miguel ?ngel G¨¢mez, el gu¨ªa tur¨ªstico: ¡°Adem¨¢s de esas, tenemos la senda de los pescadores, que transcurre desde la vereda del Jarama, que nace aqu¨ª, y va hasta los pueblos de Guadalajara¡±.

Mejor ir entre semana. Los s¨¢bados y domingos es muy posible que no haya sitio a la entrada. Laura Mart¨ªnez es una de esas vecinas que se queja y no se queja de la afluencia masiva de visitantes. ¡°Aqu¨ª vivimos 12 personas todo el a?o y estamos muy tranquilas. Ni se imagina la cantidad de gente que viene¡±, se sofoca esta lugare?a de 74 a?os. ?Ser¨¢ porque el pueblo lo merece, no? ¡°Desde luego, La Hiruela es una maravilla¡±.

Trinos y campanadas

Es aconsejable no olvidarse de la rebequita. En el pueblo hay cobertura. Aunque, como en el caso del coche, es mejor prescindir del Whatsapp. Y atender a lo importante. De frente, la dehesa boyal con su valle de robles. Y a la izquierda, la Sierra de Ayll¨®n. Lo ¨²nico que romper¨¢ el silencio ser¨¢ el trinar de los p¨¢jaros y el sonido de las campanas de la iglesia de San Miguel Arc¨¢ngel.

¡°La Hiruela es un entorno ¨²nico. Un bi¨®logo me dijo que es como un trozo del Cant¨¢brico trasladado al centro, y me parece un ejemplo muy acertado¡±, describe su alcalde, Ignacio Merino. ¡°?Y la fruta! Eso merece menci¨®n aparte¡±.

El edil no exagera. La gastronom¨ªa de la aldea es igual de sorprendente. Desde carne de vacas aut¨®ctonas o jabal¨ªes a manzanas o cerezas. En el bar social La Hiruela, los precios son populares. Elena Anguita es la due?a: ¡°Por 12 euros te puedes comer un entrecot riqu¨ªsimo¡±. En este local no hay que hacer reserva. Pero en los otros dos restaurantes del pueblo, s¨ª. Y solo abren los fines de semana.

Las fiestas patronales se celebran el pr¨®ximo viernes. Est¨¢ por decidirse si se har¨¢ un concurso de Dj o un karaoke. Que no todo puede ser sosiego.