R¨¦quiem por el d¨¦ficit fiscal
La balanza fiscal, en t¨ªmida obsolescencia por su abuso pol¨ªtico, cede paso al c¨¢lculo del presupuesto independiente: ser¨ªa muy magro
La balanza fiscal deja de estar de moda. Muchos entonan, discretamente, el r¨¦quiem por el d¨¦ficit fiscal. Prefieren calibrar la viabilidad presupuestaria de una Generalitat convertida en Estado independiente.
La cifra m¨¢gica del d¨¦ficit fiscal eran los 16.409 millones de 2009, como estimaci¨®n de la diferencia entre la aportaci¨®n catalana a las arcas comunes y la recepci¨®n de servicios e inversiones proporcionados por el Estado: en suma, el saldo neto meramente financiero ¡ªsin contar otros igualmente importantes, como el comercial¡ª, que en Europa populariz¨® Margaret Thatcher en 1979 al lema ¡°I want my money back¡±, es decir, ¡°Devu¨¦lvanme mi dinero¡±. Y que desde entonces se convirti¨® en paradigma nacionalista.
La t¨ªmida obsolescencia del uso de la balanza fiscal (estimaciones interesantes para describir tendencias brutas) se debe al abuso pol¨ªtico del concepto. Artur Mas y Oriol Junqueras mezclaron reiteradamente esa balanza con los recursos adicionales de que dispondr¨ªan los Gobiernos de una Catalu?a independiente. ¡°Tendr¨ªamos 16.000 millones de euros cada a?o, cuatro veces m¨¢s dinero que todos los recortes de gastos¡± practicados por la Generalitat, clamaba no hace tanto el hoy vicepresidente econ¨®mico.
A la conciencia del abuso contribuy¨® la cr¨ªtica del mismo realizada por Josep Borrell y Joan Llorach (Las cuentas y los cuentos de la independencia, Catarata), que subrayaron: ¡°No es cierto que todos los famosos 16.000 millones de euros del saldo de la balanza fiscal estuviesen disponibles contantes y sonantes sobre la mesa del conseller de Hacienda¡±. Y ello porque el criterio del flujo monetario utilizado para esa estimaci¨®n no es el m¨¢s adecuado, y porque se trata de un ejercicio te¨®rico. La cifra m¨¢xima seg¨²n el criterio de beneficio ser¨ªa del 5,7%.
Al cabo, el Departamento de Econom¨ªa de Andreu Mas-Colell empez¨® a dejar caer la cifra m¨¢gica y valor¨® en 3.228 millones de euros ¡°la diferencia entre los impuestos que los catalanes aportan al Estado y los servicios que reciben de este¡± (Nota sobre las diferencias entre las balanzas fiscales y los presupuestos consolidados de las Administraciones P¨²blicas en Catalunya, 14/9/2015). Y a?ad¨ªa el otro concepto, el presupuestario. Las cuentas consolidadas de todas las administraciones deber¨ªan suponer en 2015 un super¨¢vit para Catalu?a de 2.405 millones de euros, un 1,2% del PIB.
Esa es la nueva referencia. Quien la elabor¨® como secretario de Mas-Colell, el catedr¨¢tico de Historia Econ¨®mica de la Pompeu Fabra Albert Carreras, la desarrolla en un potente art¨ªculo, Recaptaci¨® i despesa p¨²blica en el reciente n¨²mero extraordinario de la Revista de Catalunya dedicado al Impacte econ¨°mic de la independ¨¨ncia. En realidad, el eventual super¨¢vit de la independencia habr¨ªa que corregirlo a la baja dada la desviaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico espa?ol en 2015 ¡ªel de la casi sanci¨®n de Bruselas¡ª, y en una cuant¨ªa, a la baja, de 1.177 millones. De modo que el super¨¢vit se limitar¨ªa a unos magros 428 millones.
Los c¨¢lculos de Carreras son s¨®lidos, pues aplica criterios de contabilizaci¨®n no siempre favorables a su tesis: as¨ª, incorpora el coste actual del servicio de la deuda, y no el eventual a los tipos casi cero, en que esta se renueva. Y tambi¨¦n reconoce que la partida de 910 millones de euros que calcula para la Defensa ¡°es demasiado optimista¡±. En realidad, si se aplicase un baremo real y no de laboratorio, habr¨ªa que proyectar un gasto militar de entre 2.000 y 4.000 millones anuales, entre el 1% y el 2% del PIB catal¨¢n. ?Por qu¨¦? Porque la mayor¨ªa de miembros de la OTAN gastan m¨¢s del 1% y en 2014 se comprometieron a superar el 2%.
Si esto fuera as¨ª, el presupuesto de la Catalu?a independiente para nada ¡°generar¨ªa un super¨¢vit corriente¡±, como desea Carreras, sino un d¨¦ficit de entre 1.500 y 3.500 millones. Pero al menos, el autor es prudente. No asegura, sino solo aventura, que ¡°probablemente el balance ser¨ªa positivo¡±. Una actitud muy distinta de la que en el art¨ªculo La Hisenda catalana del mismo volumen sostienen las entusiastas N¨²ria Bosch y Marta Espasa, para quienes ¡°a la pregunta de si la hacienda p¨²blica de la Generalitat ser¨ªa suficiente para cubrir el gasto de los nuevos servicios que deber¨ªa asumir como Estado independiente, hay que contestar rotundamente que s¨ª¡±. A ellas no les sale desde luego d¨¦ficit (usan un ejercicio anticuado, el de 2011), ni siquiera un ligero super¨¢vit de 428 millones, sino un abultado saldo positivo de 5.810 millones. Gente de fe.
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