Limonada, azucarillos y aguardiente
Lavapi¨¦s, Cascorro y La Latina celebran este mes las fiestas del barrio
Ma¨²llan los gatos de toda la vida ¡ªque no son muchos, pero existen¡ª que las verbenas de San Lorenzo, La Paloma y San Cayetano se viv¨ªan en familia. Que las corralas eran peque?as plazas de pueblo llenas de cadenetas de colores selladas con engrudo, donde se com¨ªa de tartera y la limonada corr¨ªa por las calles al ritmo de un tocadiscos ajeno. Agosto concentra, desde hace d¨¦cadas, las fiestas de los barrios de Lavapi¨¦s, Cascorro y La Latina, recordando el pueblo que fue la gran capital. Este a?o, junto a los conciertos, ganan peso las citas gastron¨®micas y una imponente oferta cultural que va desde concursos a pasacalles, visitas guiadas, peleas de globos y hasta una gymkhana de chulapos zombies.
¡°Ojal¨¢ este a?o las fiestas atraigan a mucha gente que quiera vivir el barrio¡±, cuenta Ra¨²l Mart¨ªnez, de la veterana Cervecer¨ªa de la Cruz-La casa de las navajas en la Plaza de Cascorro. Recuerda los a?os setenta, cuando los encuentros vecinales y los pasacalles ¡ªque ¨¦l disfrut¨® de ni?o¡ª dominaban las calles. En los ochenta, el casticismo se mezcl¨® con la movida: ¡°En los tiempos de Tierno, las fiestas cogieron mucho peso porque el alcalde se interes¨® mucho por el barrio¡±, cuenta una vecina durante uno de los recorridos que explican la historia de la zona.
La Casa de las Navajas recupera la tradici¨®n de preparar limon¨¢ y organiza visitas guiadas, que parten de la estatua de Eloy Gonzalo. ¡°Se trata de llevar a la gente por sitios que mira pero que no conoce¡±, resume el camarero Mart¨ªnez, que este a?o ha ayudado a coordinar las propuestas culturales de los festejos ya que el Ayuntamiento ha dado m¨¢s peso a los hosteleros.
¡°Desde el siglo XVII, la calle del Oso siempre ha sido el epicentro de estas fiestas¡±, relata el gu¨ªa que resume la historia del castizo barrio. ¡°Para demostrarlo, los vecinos la engalanaban. Antes no se llamaba calle del Oso. Debe su nombre a que durante unas celebraciones, unos feriantes trajeron un oso para sorprender a los madrile?os. De repente, dos ni?os desaparecieron y, tras mucho buscarlos, los encontraron dentro de la jaula de la fiera... ?vivos! Para celebrarlo, dieron a la traves¨ªa el nombre del animal¡±, a?ade.
La verbena y la m¨²sica siempre han ido de la mano durante estas celebraciones. La de la Paloma ha protagonizado zarzuelas y coplillas desde finales del siglo XIX. Sirva como ejemplo La verbena de la Paloma con libreto de Ricardo de la Vega y m¨²sica de Tom¨¢s Bret¨®n. Esa tradici¨®n llega hasta nuestros d¨ªas: ¡°Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, las fiestas m¨¢s famosas eran las de La Paloma¡±, cuenta el gu¨ªa, ¡°pero ese esp¨ªritu festivo y callejero se ha extendido al resto de celebraciones¡±.
Desde hace a?os, el tributo a la Virgen de La Paloma no solo atrae a chulapos y chulapas de toda la vida sino tambi¨¦n a modernos y j¨®venes. ¡°Son como un Orgullo gay en peque?o¡±, bromea Nery M¨¦ndez, que vive en la zona. Hace referencia a la eclosi¨®n de una zona LGTB en tan castizas fiestas. ¡°Les dieron otro aire¡±, a?ade.
A pesar de esa modernizaci¨®n, el organillo sonar¨¢. Lo har¨¢ en forma de concierto en citas como la del d¨ªa 13 en el Bar Mu?iz (calle Calatrava, 3). El chotis y el pasodoble bien bailado tambi¨¦n apareceran a diario en las calles Abades, Oso, Ave Mar¨ªa, Salitre, Don Pedro, Paloma, ?guila, Plaza de las Vistillas y de La Paja. Al margen de los sonidos castizos,el flamenco, la txalaparta, el rap, el blues, el folk o el swing forman parte de la programaci¨®n musical. La multiculturalidad ocupa otra parte del programa con ritmos brasile?os, batucada o conciertos con alocados ritmos balc¨¢nicos o africanos.
Entresijos y ¡®slow food¡¯
Entre farolillos y mantones de manila aparece una generosa oferta gastron¨®mica. Por un lado, los aperitivos vecinales: comida gratis elaborada por vecinos y organizaciones del barrio que se puede disfrutar a la hora del verm¨². Por otro, los entresijos de toda la vida y los bocadillos de panceta.
Los hosteleros implicados en la organizaci¨®n de la verbena de la Paloma han ideado una ruta de la tapa slow food (comida tranquila): ¡°Animamos a la gente a que se plantee el reto de disfrutar del placer de comer pinchos sin prisa, de una manera m¨¢s pausada¡±, explica Luis Rom¨¢n, que desde 1997 se implica en las fiestas desde la barra de su bar La Malavida (Calle del Almendro, 17).
Sin salir del mundo gastron¨®mico, las fiestas tambi¨¦n animan a llevar alimentos no perecederos al banco de alimentos del barrio. A cambio, una limonada en alguno de los locales implicados en el programa Dales de comer y te damos de beber.
Las fiestas se presentan este a?o como aptas para todos los p¨²blicos y animan a disfrutar de los barrios no solo de noche sino tambi¨¦n de d¨ªa, con especial atenci¨®n en las actividades para los m¨¢s peque?os. Para ellos hay pasacalles que invitan a conocer la ciudad en la que est¨¢n creciendo, t¨®mbolas, juegos tradicionales, concurso de trajes castizos o las tradicionales carreras de sacos ¡°para mayores y chicos¡± de la calle Calatrava.
Las calles son protagonistas de las celebraciones y se convertir¨¢n en campo de batalla durante la guerra de globos de agua. Ayer, en la calle Abades y los d¨ªas 7 y 8 en Argumosa. Por la noche tambi¨¦n habr¨¢ pelea, pero de zombies: al atardecer del d¨ªa 11 (Calle Aguas, 6) arranca una survival zombie castiza (una gimkana postapocal¨ªptica en la que los participantes tienen que sobrevivir a las pruebas que les preparan). Aqu¨¦l que quiera participar deber¨¢ llevar su traje de chulapo o chulapa para participar en la contienda.
Aunque la Virgen de Agosto daba nombre a la verbena de las Vistillas, las odas a los santos Paloma, Cayetano y Lorenzo se convirtieron en una fiesta general de la capital: ¡°Hubo un tiempo en que todos los barrios de Madrid replicaban La Paloma con verbenas que llamaban kerm¨¦s. All¨ª se tomaban azucarillos y aguardiente al ritmo del chotis en honor a la Patrona¡±, recuerda Tina Vacas. Hasta su casa, en el Barrio de Pilar, llegaba la estela de las celebraciones.
El concepto actual de las fiestas surgen de la gente del barrio, donde se mezclan vecinos de toda la vida con nuevos inquilinos. Abrazan la tradici¨®n y la adaptan al siglo XXI. As¨ª, no faltan procesiones ni ofrendas florales, pero el esp¨ªritu que domina en San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma tiene m¨¢s que ver con Luis Candelas y su cueva flamenca de Lavapi¨¦s.
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