Joan Carles Gallego: ¡°La Generalitat ha cambiado de palabras, no de hechos¡±
El l¨ªder del mayor sindicato de Catalu?a critica que al Gobierno catal¨¢n le falta una pol¨ªtica "proactiva" ante el cierre de f¨¢bricas
Joan Carles Gallego (Barcelona, 1954), se enfrenta al que podr¨ªa ser su ¨²ltimo curso al frente de CC OO de Catalu?a. El profesor a¨²n no ha decidido si se presentar¨¢ en abril a la reelecci¨®n del secretariado general del primer sindicato catal¨¢n (150.000 afiliados y 42% de representaci¨®n) pero de momento hace un balance positivo de la gesti¨®n de los a?os m¨¢s fuertes de la crisis y plantea retos de futuro. ¡°En estos ¨²ltimos a?os hemos intentado aguantar la embestida de una reforma laboral que lo que quer¨ªa era acabar con la organizaci¨®n de los trabajadores. Ya es hora de salir para disputar la riqueza que se est¨¢ empezando a crear y traducirla en derechos para los trabajadores¡±, apunta.
Pregunta. ?Nota alg¨²n cambio entre las etapas Mas y Puigdemont?
Respuesta. La inexistencia de un presupuesto para 2016 quiere decir que se ha continuado con las mismas pol¨ªticas y por tanto la incidencia sobre aspectos como la pobreza, la desigualdad o las pol¨ªticas industriales no ha cambiado. Han mutado las formas y la palabras pero los contenidos materiales siguen siendo los mismo.
P. Cuesta imaginarse en el Ejecutivo anterior una operaci¨®n como la inspecci¨®n de las subcontratas de Telef¨®nica¡
R. S¨ª, pero la Inspecci¨®n de Trabajo ha actuado despu¨¦s de nuestras denuncias. La evidencia y el clima social alrededor de c¨®mo se estaba usando irregularmente la subcontrataci¨®n hicieron que no le quedara m¨¢s remedio. Es cierto que ah¨ª s¨ª hay un cambio de actitud en el Gobienro y esperamos que se mantenga, por ejemplo, con las c¨¢rnicas.
¡°Hay que regular el autotrabajo y su jornada, los riesgos y la conciliaci¨®n¡±
P. ?Por qu¨¦ han tardado tanto en denunciar los abusos en las c¨¢rnicas?
R. Casos como el de los mataderos de Osona implica construir un gran consenso. Los trabajadores muy precarios tienen miedo a denunciar, muchos miran para otro lado, la presi¨®n del territorio. Hemos salido a la luz cuando hemos podido amarrarlo todo. Creo que la Inspecci¨®n de Trabajo tendr¨ªa que actuar de oficio en estos casos.
P. La industria ha protagonizado los grandes ERE de este semestre. ?Qu¨¦ pasa?
R. Al Gobierno catal¨¢n le ha faltado, salvo alg¨²n caso, m¨¢s proactividad. Por ejemplo, utilizar el Instituto Catal¨¢n de Finanzas para promover alguna alternativa industrial ante un cierre. Necesitamos una pol¨ªtica activa, con intervenci¨®n directa. No se puede quedar todo en regalos y rebajas fiscales, sino que hay que hacer infraestructuras de telecomunicaciones y pol¨ªticas de cualificaci¨®n e investigaci¨®n que nos vuelvan atractivos. Tampoco hay una reflexi¨®n sobre por qu¨¦ se van. La respuesta no son solo los costes laborales unitarios.
P. Quiere que se derogue la reforma laboral, pero ?cu¨¢l es la alternativa?
R. Ese nuevo marco pivotar¨¢ sobre los acuerdos que sindicatos y patronal hab¨ªamos llegado antes de la reforma. Una regulaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva, los derechos de informaci¨®n y participaci¨®n, la causalidad de la contrataci¨®n y el despido como aspectos fundamentales¡
Hay sectores empresariales que confunden la flexibilidad laboral con la libre disponibilidad
P. ?C¨®mo incluir las nuevas realidades laborales?
R. Hay sectores empresariales que confunden la flexibilidad laboral con la libre disponibilidad. En Alemania o Dinamarca vemos que los elementos de flexibilidad est¨¢n acompa?ados de altos niveles de protecci¨®n social. Es decir, entre trabajos el ciudadano tiene garant¨ªas de subsistencia. Aqu¨ª algunos solo quieren flexibilidad sin trabas. El teletrabajo, por ejemplo, hay que regularlo: la duraci¨®n de jornada, la conciliaci¨®n, los riesgos profesionales. Hay que hacer que las empresas de servicios integrales reconozcan los derechos, ya mediante los convenios estamos intentando limitar su uso.
P. Esas realidades desbordan el sindicalismo como lo conocemos. ?C¨®mo se adaptar¨¢?
R. El centro de trabajo es cada vez menos el lugar de organizaci¨®n sindical, es cierto. Los locales sindicales que hasta ahora han sido un espacio de asesor¨ªa y de organizaci¨®n de la estructura del propio sindicato tienen que buscar la f¨®rmula de convertirse en el punto de encuentro de esos nuevos perfiles laborales. Y hay que atraerlos, defendiendo tambi¨¦n sus derechos y creando marcos que se ajusten a su realidad.
P. Hubo una gran pol¨¦mica por la publicaci¨®n de los salarios de la c¨²pula de TMB. Pero las hora de liberados sindicales llegan a los 3,4 millones de euros¡
R. Estos derechos est¨¢n regulados. En Espa?a, a diferencia del resto de Europa, no se ve la capacidad de organizaci¨®n de los trabajadores como algo positivo. La transparencia y la disponibilidad de informaci¨®n es vital para mejorar la participaci¨®n de los trabajadores en las decisiones de las empresas, as¨ª muchos quieran sembrar dudas sobre nuestra presencia, por ejemplo, en los consejos de administraci¨®n. Y as¨ª, en caso de conflicto, podemos hacer propuestas m¨¢s razonadas y ajustadas al contexto.
P. ?El ciudadano entiende una huelga tan larga como la de TMB?
R. All¨ª hubo un conflicto derivado del bloqueo de la negociaci¨®n colectiva y ya est¨¢ desencallado. Una represetanci¨®n sindical tan plural tambi¨¦n hace m¨¢s compleja las conversaciones. El problema es que la empresa hizo una gesti¨®n pol¨ªtica y no empresarial del conflicto, intentado condicionar a la opini¨®n p¨²blica con sus argumentos. Cuando llegamos a la huelga en los servicios p¨²blicos es porque ya hemos agotado las v¨ªas de negociaci¨®n , es el ultimo recurso. No son solo sueldos y horas de trabajo, hay una b¨²squeda de mejora en el servicio.
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