Adi¨®s al pasaje de Malasa?a
El barrio se despide de la traves¨ªa comercial que conectaba Fuencarral con la Corredera Alta de San Pablo
La oscuridad gana intensidad a medida que el viandante desplaza la mirada hacia el fondo de Fuencarral 77. Detr¨¢s de la verja, que ech¨® el cierre el pasado agosto a este cl¨¢sico pasaje comercial del barrio, gobierna el abandono. Igual que en el m¨ªtico mercado de la misma calle, que cerr¨® sus tiendas el verano pasado. Afuera, a¨²n cuelga el cartel de una exposici¨®n cultural que organiz¨® la embajada alemana en 2015, en un intento por revitalizar este pasillo mercante. El edificio de los a?os cincuenta era propiedad de la Tesorer¨ªa General de la Seguridad Social hasta que GreenOak, un fondo americano, lo adquiri¨® el pasado septiembre por 21 millones de euros.
Las baldosas de la nueva joyer¨ªa Monge tienen que mantenerse 24 horas sin que nadie las pise. Eugenio Monge (hijo) y su mujer hacen acrobacias por los laterales de la tienda para no pisar los azulejos recientes del suelo del local. El negocio familiar que durante 33 a?os se aloj¨® en el pasaje y fue el ¨²ltimo en marcharse, no se muere. Permanecieron cuatro a?os solos en el pasaje que conectaba Fuencarral con Corredera Alta de San Pablo. El negocio ha perdido con el cambio de ubicaci¨®n, ahora entre la glorieta de Bilbao y la de Quevedo, al capit¨¢n del barco. Eugenio (padre) de 80 a?os, despu¨¦s de entregar las llaves de la tienda, puso fin a su vida laboral. Pero a pesar de los contratiempos, de la llegada grandes cadenas comerciales y del cierre del pasillo, la joyer¨ªa resiste. ¡°Ha sido una pena enorme dejar el n¨²mero 77 de Fuencarral pero tenemos ganas de empezar este segundo episodio¡±, cuenta el joyero.
Mientras ultiman los preparativos de su nuevo local, una pareja de clientes entra para ver c¨®mo llevan las obras. ¡°Las nietas de las clientas de mi padre nos siguen comprando. Tenemos familias enteras que se f¨ªan de nosotros. Por eso nuestros clientes vienen donde estamos¡±, explica el hijo del clan Monge. Una ¨®ptica, una tienda de bolsos y un estanco, eran algunos de los hasta nueve antiguos comercios. ¡°El pasaje era como una calle m¨¢s, un sitio de paso, aunque le gente no fuera a comprar¡±, explica Monge hijo.
Teresa Benayas, de 33 a?os, lleva toda la vida en el barrio y recuerda cuando jugaba de peque?a con su hermana en este lugar. Su portal est¨¢ pegado al pasaje y atajaba por ah¨ª siempre que quer¨ªa cruzar al otro lado. ¡°Me gustar¨ªa que lo reabriera. Podr¨ªan poner terrazas dentro para tomar algo en invierno¡±, comenta.
El edificio de los a?os 50, era propiedad del Estado. En la parte de arriba albergaba alguna vivienda y oficinas de la Seguridad Social. En la base, tiendas y la sede de la Casa Canaria. Los comercios fueron cerrando porque la instituci¨®n no quer¨ªa renovar los contratos. ¡°Cuando la due?a de una tienda de bolsos muri¨® los sobrinos trataron de quedarse con el local pero no les dejaron,¡± explica Monge.
¡°Desde que llegamos, siempre fue a menos. Con la crisis el Estado empez¨® a desprenderse de los edificios que no estaban en uso y este fue uno de ellos. Pagaba una pasta de IBI y mantenimiento, y el ¨²nico inquilino era Eugenio Monge. Es el resultado de una mala gesti¨®n, se podr¨ªa haber vendido hace 30 a?os¡±, explica el veterano joyero.
Ahora el propietario del edificio es el fondo americano GreenOak y lo gestiona Aguirre Newman. Este peri¨®dico ha intentado en reiteradas ocasiones comunicarse con el propietario sin obtener respuesta del mismo. Estos se reunieron con la familia Monge para explicarles sus planes de construir en la parte de arriba viviendas de lujo y una nueva zona comercial. ¡°En los planos que me han ense?ado tienen previsto mantener el pasaje, pero no s¨¦ si en forma de peque?o comercio o para albergar a grandes marcas¡±, explica el heredero del clan.
En la mercer¨ªa Megino, abierta desde 1941 en la Corredera Alta de San Pablo, el due?o del local Antonio Criado y un cliente, del barrio de toda la vida, recuerdan el esplendor del pasaje. Les gustar¨ªa que volviera abrir con tiendas y vida, ¡°pero que no pongan otro Zara m¨¢s¡±, zanja el cliente.
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