El serpenteante camino a la casa de los locos
Llega a Madrid el aclamado espect¨¢culo ¡®Snowshow¡¯, del artista ruso Slava Polunin
Vinimos a Par¨ªs a visitar a un loco. Y el loco nos abri¨® las puertas de un extra?o mundo poblado por pianos dormidos en el campo, diminutas puertas que llevan no s¨¦ d¨®nde, ajedreces con todos los trebejos blancos, zapatos perdidos, l¨¢mparas que cuelgan de los ¨¢rboles, p¨¢jaros falsos, gru?idos de otra dimensi¨®n y tambores que resuenan a lo lejos. Le Moulin Jaune (el Molino Amarillo), a unos 50 kil¨®metros de la capital francesa, es el lis¨¦rgico centro de operaciones de uno de los mejores y m¨¢s especiales clowns del mundo: Slava Polunin, presidente, a la saz¨®n, de la Academia de los Locos. Su m¨¢s aclamado espect¨¢culo, Snowshow, llega a Madrid.
Polunin tiene el pelo largo, ralo y blanco, propio de un payaso sexagenario, viste de rojo y mira de azul claro. Nos muestra la finca siguiendo el serpenteante sendero de los tablones colorados. ¡°Aqu¨ª celebramos el arte de vivir y ense?amos a la gente c¨®mo disfrutar de la vida¡±, explica. A trav¨¦s de los jardines vamos pasando de un universo a otro, este es un lugar al que acuden diferentes artistas de todo el mundo a alimentar su creatividad: unos trabajan la madera, otros el metal, otros cocinan, se trata de que cada uno desarrolle su potencial creativo. Y cada d¨ªa es diferente. ¡°Un d¨ªa me apetece ba?arme en el r¨ªo, otro trabajar en una construcci¨®n, otro dise?ar un jard¨ªn, otro crear una sopa extraordinaria¡±, dice Polunin en su lengua materna, el ruso. De hecho, ni siquiera se sabe cu¨¢nta gente est¨¢ aqu¨ª en cada momento. ¡°Es dif¨ªcil de estimar, excepto cuando nos sentamos a comer a la mesa¡±, bromea el clown, ¡°a veces no cabemos¡±. Ah¨ª, en medio del r¨ªo, se ve un columpio colgado de la rama de un ¨¢rbol al que parece imposible acceder. ¡°Hemos puesto ese columpio, pero no sabemos muy bien c¨®mo puede uno subirse. As¨ª funcionan aqu¨ª las cosas. Cuando vienen los acr¨®batas lo intentan¡±.
El Snowshow, que se puede ver en los Teatros del Canal del 21 de septiembre al 9 de octubre, es un espect¨¢culo que, en sus m¨¢s de 20 a?os de existencia, ha arrastrando las nevadas, las ventiscas y las guerras de bolas de nieve a patios de butacas de todo el planeta. ¡°Al principio mi personaje, Asissai, era un ni?o, ahora, tantos a?os despu¨¦s, es un hombre viejo que todav¨ªa conserva su coraz¨®n de ni?o¡±, explica el clown ya en su on¨ªrica morada, donde cada habitaci¨®n es otro universo diferente: la habitaci¨®n mexicana, la torre de los ni?os, la habitaci¨®n de la abuela... Algunas paredes est¨¢n pintadas por artistas urbanos de la talla de los brasile?os Os gemeos.
Este lugar es tambi¨¦n la sede de la Academia de los Locos que colecciona objetos e im¨¢genes relacionados con la cultura de los locos pero que colecciona, sobre todo, a gente de todo el mundo ¡°que tienen una visi¨®n ¨²nica de la vida¡±. Otro de los miembros es, por ejemplo, el c¨®mico Leo Bassi, radicado en el madrile?o barrio de Lavapi¨¦s. Seg¨²n explica Polunin, en realidad, todo lo que hace forma parte de la actividad de la Academia. ¡°Anoche¡±, cuenta, ¡°apareci¨® un tipo que viajaba en bicicleta de Bielorrusia a Portugal y que ten¨ªa problemas con su veh¨ªculo. Por supuesto le dejamos pernoctar aqu¨ª, porque hay que estar loco para cruzar Europa en bicicleta¡±.
A pesar de esa imagen de patriarca de la felicidad y la magia que Polunin trata de proyectar, algunos de sus colaboradores nos hablan del duro trabajo que se esconde detr¨¢s de todo lo que hace. De la mente que no descansa y que todo lo calcula y organiza, muchas veces utilizando alguno de los conocimientos que obtuvo en sus temporales estudios de ingenier¨ªa y econom¨ªa, antes de meterse a clown inspirado por las pel¨ªculas de Charlie Chaplin. Este Moulin Jaune se financia en un 90% de las donaciones de visitantes y simpatizantes. ¡°Cu¨¢nto m¨¢s ¨¢spero sea el mundo m¨¢s necesarios ser¨¢n los clowns¡±, dice. Y, ?c¨®mo ser clown en tiempos revueltos? ¡°Si alguien se me presenta y me dice que quiere ser payaso, le digo que se calle y que se vaya. Solo cuando insiste por d¨¦cima vez podemos empezar a hablar¡±, sentencia. Polunin, adem¨¢s, ha trabajado con el Circo del Sol, es Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de la Rep¨²blica Francesa y director art¨ªstico del Circo Bolshoi de San Petersburgo.
Pero a ¨¦l, como decimos, lo que le gusta es dar consejos para la felicidad, como esos dos que nos da ya sentados a la mesa, bajo el ¨¢rbol, delante del pur¨¦ de calabac¨ªn y la tabla de quesos: ¡°El primero es siempre estar en contacto con tu ni?o interior, mantener vivo a ese ni?o. El segundo es recordar tus sue?os de infancia y tratar de perseguirlos¡±.
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