Rom¨¢nticos de ahora
El quinteto vasco da el salto a la primera divisi¨®n del ¡®indie¡¯ con muchos estribillos para corear y algo de melaza
Una puesta de largo bien ins¨®lita. Los vizca¨ªnos Shinova no son nuevos en la plaza, pero ninguno de sus tres discos anteriores a Volver hab¨ªa so?ado con una puesta de largo remotamente parecida a la de anoche en el Museo Cerralbo. S¨ª, leyeron bien: el Cerralbo.
La poco frecuentada joya del neoclasicismo alberg¨® al quinteto en la presentaci¨®n de su repertorio m¨¢s ambicioso, o el llamado a mayores logros. Adscritos por vez primera a una multinacional, Gabriel de la Rosa y compa?¨ªa aspiran a erigirse en gran revelaci¨®n tard¨ªa para ese indie de amplio espectro que ya les aclam¨® en el ¨²ltimo Sonorama: todo el mundo recordaba ayer la apoteosis de su aparici¨®n por la Plaza de la Paja.
La emotividad de su universo les procurar¨¢ a partir de ahora, barruntamos, una catarata adicional de complicidades. Llevan tiempo llamando a la puerta; ahora la han logrado tirar abajo. De la Rosa, hombre de voz c¨¢lida y soberbia, evoca ¡°Gritos de revoluci¨®n, pero yo solo recuerdo tu voz¡±, una de esas frases que puede derretir a centenares de seguidores en las primeras filas de los pabellones. La cita pertenece a Doce meses (El a?o del maravilloso desastre), de largo lo mejor que han escrito estos muchachos cada vez m¨¢s leg¨ªtimamente ambiciosos.
Ahora mismo a¨²nan la ¨¦pica de Izal y el arrobamiento de Elefantes, una intersecci¨®n con alg¨²n peligro de melaza pero posibilidades ilusionantes. Tambi¨¦n hay inflexiones en la voz que recuerdan a Jairo Zavala (Depedro), con el que compartieron una versi¨®n de Miguelito, un tema demasiado menor.
Anoche, ante apenas un centenar de espectadores privilegiados, Shinova alternaron lecturas ac¨²sticas y m¨¢s guitarreras en el templete del jard¨ªn y en uno de los salones interiores. Saludable versatilidad, en singular escenario decimon¨®nico, la de estos rom¨¢nticos de ahora.
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