El centro era casi un pueblo
El documental 'Souvenirs de Madrid', que se exhibe el viernes en la Filmoteca, muestra una visi¨®n costumbrista de las clases populares de la capital durante los a?os 90
Dice el tango que veinte a?os no es nada, pero para Madrid, en la mirada del cineasta franc¨¦s Jacques Duron, parecen muy mucho. Duron vivi¨® en Madrid durante los a?os 90 y rod¨® un documental en el que se ve un Madrid que no parece el mismo que el actual; es m¨¢s: a veces parece un pueblo. Mujeres y hombres mayores en las plazas, ni?os jugando, mercer¨ªas con grandes bragas color carne en el escaparate, desaparecidos bares tradicionales de pared de azulejo y aspecto de cuadra, mucha fiesta popular y mucha procesi¨®n religiosa.
Ojo: ya hab¨ªa muerto Franco, ya hab¨ªa pasado la Movida y el glorioso a?o 92 espa?ol, la llama de Kurt Cobain, ya se hab¨ªa apagado. Pero este Madrid que retrata Duron parece de otra ¨¦poca, a¨²n m¨¢s lejana en el tiempo. La pel¨ªcula Souvenirs de Madrid podr¨¢ verse este viernes 23 en el Cin¨¦ Dor¨¦ de la Filmoteca Nacional (Santa Isabel, 3), con la presencia del director y la montadora, Fabienne Morel.
La idea de este ensayo documental le surgi¨® a Duron al darse cuenta de que, al contrario que en Par¨ªs, las clases populares madrile?as segu¨ªan viviendo en los barrios c¨¦ntricos, mientras las clases medias o altas ya no quer¨ªan vivir en ellos. ¡°Estas clases prefer¨ªan comprarse un chalet adosado en las afueras. La gentrificaci¨®n apenas hab¨ªa empezado, y adem¨¢s, hab¨ªa muy poca inmigraci¨®n no europea. ?Madrid era casi un pueblo!¡±, dice el director. Hoy, muchos barrios del centro se encuentran en ese proceso inverso de realojamiento de las clases m¨¢s acomodadas y de cierta uniformizaci¨®n de la calles de la mano la modernidad cool.
El t¨ªtulo, Souvenirs, es descriptivo: el director opta por los planos fijos, cuidadosamente elegidos, a modo de postales, en los que los personajes posan como para una foto aunque en realidad est¨¢n siendo grabados, lo que les da un extra?o aire entre el posado y la naturalidad. No hay voz en off, son peque?os cuadros costumbristas en los que hay conversaciones sobre cotilleos o en el que una se?ora rega?a a un ni?o que pasa por la calle por comer chicle. ¡°Quer¨ªa mantener un equilibrio entre un deseo de proximidad y una mirada casi etnol¨®gica¡±, explica el franc¨¦s.
Hay cierto sesgo: no se ve a la juventud casi por ninguna parte. ¡°Por la noche el ambiente era diferente, de hecho intent¨¦ grabar la marcha, pero ten¨ªa problemas de luz. ?Adem¨¢s los j¨®venes se mov¨ªan demasiado r¨¢pido para m¨ª!¡±, bromea Duron. ¡°La verdad es que quer¨ªa filmar cosas que ya hab¨ªan desaparecido en Par¨ªs (o que no exist¨ªan) y me pareci¨® que los j¨®venes espa?oles no eran tan diferentes de los j¨®venes franceses¡±.
La pel¨ªcula ha sido seleccionada para varios festivales en Francia y en otros pa¨ªses, pero nunca programada en Madrid. ¡°En los franceses puede provocar un sentimiento de nostalgia, los espa?oles puede que vean una imagen obsoleta, incluso reaccionaria, de Espa?a¡±, opina Duron. Ahora, 20 a?os despu¨¦s, regresa al Cine Dor¨¦, en Lavapi¨¦s, uno de los barrios protagonistas. ¡°Creo que los espectadores tendr¨¢n que dejarse llevar, sin tratar de comprenderlo todo, como cuando llegas por primera vez en un pa¨ªs o lugar desconocido, y percibes diferentes sensaciones que tratas siempre de explicar o analizar¡±, dice el director, que lleva 17 a?os sin pisar la ciudad y que, seguramente, se llevar¨¢ tambi¨¦n m¨¢s de una sorpresa. Aunque sea que no hay sorpresa y que Madrid ya es igual que el resto de capitales europeas.
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