Una terapia revolucionaria entre pimientos y tomates
El ambulatorio del Carabanchel Alto es pionero por contar con un huerto urbano con el que tratar¨¢ a diab¨¦ticos obesos
A mediados del siglo pasado, cuando Miguel Beteta apenas levantaba cuatro palmos del suelo, se sub¨ªa todas las ma?anas a un burro y se recorr¨ªa la ribera del r¨ªo Ja¨¦n recolectando frutas y verduras. ¡°Aquello estaba lleno de huertas y cultivos. No paraba hasta que ten¨ªa las alforjas a rebosar, y luego lo llevaba todo a la fruter¨ªa que mis padres ten¨ªan en Mancha del Real, cerca de all¨ª¡±.
Ahora, este hombre menudo y risue?o de 74 a?os, que lleva casi 60 viviendo en el ladrilloso barrio de Carabanchel, se reencuentra con aquel paisaje rural de su infancia en un lugar inesperado: el patio trasero de su ambulatorio.
Ah¨ª le esperan escarolas, pimientos, habas, calabacines, pepinos, pimientos, tomates, piparras, berenjenas... Hasta 12 bancales conforman un improvisado vergel en el que plantones y matas verd¨ªsimas se elevan mostrando frutos de colores y tama?os poco habituales tan lejos del campo.
La idea de instalar este huerto urbano en el ambulatorio del Alto de Carabanchel surgi¨® casi por casualidad, hace tres a?os, en una reuni¨®n del personal del centro en que se plante¨® qu¨¦ hacer con una terraza de m¨¢s de 100 metros cuadrados que estaba infrautilizada. ¡°Plantemos tomates¡±, propuso una enfermera a vuelapluma. ¡°De acuerdo, pero para los pacientes¡±, a?adi¨® r¨¢pido otra.
Hoy, este ambulatorio es pionero en Espa?a por contar con un huerto urbano con fines terap¨¦uticos: los propios pacientes siembran, cultivan, recolectan y comen todo lo que all¨ª crece. El proyecto est¨¢ impulsado y financiado por la Consejer¨ªa de Sanidad y la Direcci¨®n General de Salud P¨²blica de Madrid.
El director del ambulatorio, Miguel ?ngel Real, jovial a sus 48 a?os y con 25 de experiencia en medicina de familia a sus espaldas, dio con la clave para convencerles de que se implicaran en su proyecto: ser¨¢ el primer ensayo cl¨ªnico sobre las bondades de cultivar un huerto para los obesos diab¨¦ticos.
Su monitora, la doctora Elena Mart¨ªnez Gimeno, ha programado que participen 60 pacientes: el primer a?o, con la mitad se llevar¨¢ a cabo una pr¨¢ctica cl¨ªnica habitual, y los otros recibir¨¢n el tratamiento entre verduras y hortalizas. El segundo a?o, los grupos se intercambian.
¡°De esa forma podremos comprobar hasta qu¨¦ punto el cultivo beneficia su estado¡±, explica el director del centro. ¡°Muchos tienen cuadros depresivos, eso les lleva a comer m¨¢s, a aumentar su obesidad y agudizar su diabetes, un tipo que afecta a adultos a partir de 40 a?os. La dieta y el ejercicio son la base del tratamiento de la diabetes. Fomentarlo con el huerto podr¨ªa ayudar a disminuir el consumo de medicaci¨®n e insulina¡±, contin¨²a Real. ¡°El huerto aporta todo eso: el ejercicio que les ayuda a bajar de peso, una dieta saludable, ya que mucho de lo que recolectan les sirve como sustitutivo de la sal, y las charlas que organizaremos peri¨®dicamente entre nuestros pacientes cultivadores, algo que les animar¨¢ porque compartir¨¢n conocimientos y progresos entre iguales¡±.
Experiencia in¨¦dita
Un ensayo cl¨ªnico in¨¦dito en nuestro pa¨ªs del que no se conocen referencias recientes en el resto del mundo y que, de salir bien, podr¨ªa ser la punta de lanza para un tratamiento sencillo pero revolucionario en este tipo de dolencias, aunque es extensible a otras.
El propio Miguel Beteta, con problemas coronarios, ha sufrido varios infartos en el pasado, pero el cuidado del huerto, seg¨²n cuenta, le ha vuelto ¡°m¨¢s ¨¢gil y con m¨¢s resistencia¡± pero, sobre todo, m¨¢s sano: ¡°Me llevo estas verduras a casa sin pesticidas ni nada de eso, y est¨¢n riqu¨ªsimas¡±.
Ser¨¢, de hecho, uno de los monitores del huerto cuando se llene a diario con 30 pacientes. As¨ª lo ha decidido F¨¦lix Hernando, celador del ambulatorio y supervisor de todo esto.
Tanto prurito ha puesto en que sea sostenible y saludable, que hasta los listones de madera que encajonan la tierra de los bancales vienen de bancos rotos que han sido reciclados de los parques de Madrid.
¡°Se trata de hacer las cosas bien, poquito a poquito, tener aqu¨ª, detr¨¢s ambulatorio, un oasis de salud para los pacientes¡±, dice con orgullo Hernando. ¡°Y de paso, saborear los productos del campo en pleno Madrid¡±, cuenta, mientras le acerca al periodista un pu?ado de piparras. Huelen a gloria.
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