El secesionismo rocambolesco
La ciudadan¨ªa ha captado la desproporci¨®n inmensa que hay entre el sue?o de que la independencia estaba a la vuelta de la esquina y la cruel realidad
Las estrategias del secesionismo han ido siendo de cada vez m¨¢s rocambolescas desde que estuvo una larga temporada negando que una Catalu?a separada de Espa?a dejaba de estar en la Uni¨®n Europea. El rocambolismo se inspira en las aventuras de Rocambole, el personaje de los folletines de Ponson du Terrail, grandes bestsellers de su tiempo. En su d¨ªa, Ponson consider¨® que el ¨¦xito de sus historias estaba mal pagado. Reclam¨® un aumento. El editor crey¨® que pod¨ªa prescindir de sus servicios y contrat¨® a varios negros, esos escritores en el anonimato que redactan las obras que firman otros. Ponson du Terrail hab¨ªa dejado a medias una secuencia en la que Rocambole se quedaba encerrado en una caja fuerte. ?C¨®mo sacarle? Ni al editor ni a los negros se les ocurr¨ªa una soluci¨®n. Hubo que llamar a Ponson y darle el aumento que solicitaba. Public¨® otro episodio de su follet¨®n: ¡°Habiendo logrado escaparse de la caja fuerte, Rocambole¡¡±.
Aplicar ese recurso a la relaci¨®n de causas y efectos del proceso secesionista tuvo unos inicios llamativos, hasta pasar por el tamiz de la realidad y la cr¨ªtica (porcentajes de poblaci¨®n a favor o en contra, n¨²mero de manifestantes, elecciones auton¨®micas) para llegar al estadio actual de hipotensi¨®n que va derivando toda la din¨¢mica de la secesi¨®n hacia lo que se llama el derecho a decidir, inexistente en la sem¨¢ntica jur¨ªdica. Es inimaginable el d¨ªa despu¨¦s de un refer¨¦ndum sobre s¨ª o no al derecho a decidir. Si sale s¨ª, ?sobre qu¨¦ decidir? Si sale no, ?hasta cuanto otro refer¨¦ndum?
Parte del problema est¨¢ en una asunci¨®n parcial y excluyente de la herencia moderna de la sociedad civil, la pr¨¢ctica de la libertad que nos es transmitida por las instituciones que esa sociedad civil genera. El dogma secesionista intent¨® alterar este estado de cosas, siempre perfectible, y en alg¨²n momento, al menos aparentemente, estuvo a punto de lograrlo. La sociedad, de modo poco articulado, reaccion¨® tard¨ªamente pero ahora vemos que Rocambole se qued¨® encerrado en la caja fuerte porque no existe el m¨ªnimo consenso para una reconversi¨®n legal de los v¨ªnculos de Catalu?a con Espa?a.
En primer lugar, la ciudadan¨ªa, incluso la de voto catalanista, ha captado la desproporci¨®n inmensa entre la suposici¨®n de que el sue?o independentista estaba a la vuelta de la esquina y la realidad cruel de los obst¨¢culos que el secesionismo hab¨ªa negado y que estaban ah¨ª desde el primer momento, como la no-permanencia en la Uni¨®n Europea y la tarea ingente de reingresar como Estado independiente entrando como primera instancia en las Naciones Unidas, preparar todo el protocolo de condiciones, firmar miles de tratados, dar forma jur¨ªdica al nuevo Estado y, finalmente, topar con el veto de cualquiera de los pa¨ªses-miembro de la UE.
En segundo lugar, en la hip¨®tesis de un nuevo Estado, ?qu¨¦ garant¨ªas tendr¨ªa la sociedad civil en cuestiones como tolerancia de la diversidad o el libre intercambio de los mercados? Actualmente, el orden constitucional, a¨²n con fricciones y distanciamientos, mantiene el imperio de la ley, fiscalizaci¨®n del gobierno, fair play electoral, la esfera institucional, los derechos individuales, la igualdad ante la ley. Uno no puede legislar un Estado nuevo al margen de la sociedad civil. Los estadistas improvisados acaban como Rocambole, haciendo trampa en cada nuevo episodio del follet¨ªn.
Intranquiliza que, en el momento en que el independentismo busca otro efecto Rocambole para dar un paso atr¨¢s que parezca un paso adelante, reaparece el posicionamiento ling¨¹¨ªstico excluyente, como ha ocurrido con el preg¨®n de la Merc¨¦, o sobre todo con el arrebato mono-ling¨¹¨ªstico del manifiesto Koin¨¦ un remake de la noche de los muertos vivientes que parece escenificado para que la ciudadan¨ªa castellano-parlante pierda, si en verdad la hubo en t¨¦rminos cuantitativos, toda empat¨ªa con la idea de una Catalu?a independizada de Espa?a.
?Queda alg¨²n Rocambole en el secesionismo? El stock de talento pol¨ªtico est¨¢ en cotizaci¨®n muy baja. El populismo af¨ªn a las doctrinas de Podemos tal vez absorba los flecos del populismo independentista. Cuesta no verse encerrado en la caja fuerte y hay que ser un personaje de Ponson du Terrail para salirse sin explicaci¨®n alguna y reanudar el relato. Desde luego, Artur Mas no lo logr¨® ni va a lograrlo. No existe un destino un¨ªvoco para Catalu?a, ni una inevitabilidad hist¨®rica de su esencia. Sabemos tanto hacia d¨®nde ir¨¢ la historia, dec¨ªa Oakeshott, como cu¨¢l ser¨¢ la pr¨®xima moda en cuesti¨®n de sombreros.
Valent¨ª Puig es escritor.
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